Me enamoré de mi ex cuando tenia 17 años, más bien fue él quien se fijó en mi y yo le huía, y ironías de la vida, 23 años más tarde, después de 7 años de novios y 16 de matrimonio, es él el que deja de quererme y me abandona, me dice que siente cariño pero no pasión y que quiere buscar pasión. Me deja partida en 1000 pedazos, desgarrada de dolor y muy sola, con un niño de 9 años. Le dejé marchar, no le lloré ni le supliqué, simplemente me dije a mi misma que no podía vivir con alguien que no me deseara y me quisiera. Han pasado 5 años de eso, tengo una nueva pareja e intento ser feliz porque sé que mi pareja actual vale la pena y de verdad, lo quiero, sé que lo quiero. Pero no hay ni un solo día en el que tenga presente a mi ex, es mi fantasma del pasado, me duele pensar en él pero siempre pienso en él. Ahora él se va a casar de nuevo y me duele, y repito me siento feliz con mi nueva pareja pero me duele qué mi ex comience una nueva vida con su nueva chica, lloro en silencio para que mi hijo y mi novio no se enteren, me siento una egoísta, alguien sin corazón, una hipócrita...y bueno esa es mi historia, viví durante 23 años para una persona que organizaba mi vida a su antojo, asumí todas las tareas de la casa, la educación de mi hijo, y además trabajaba, le dejaba a él espacio para que se promocionara en su trabajo e incluso para que saliera con sus amigos, yo me encargaba de mi hijo todo el día, lo llevaba al parque, a los eventos infantiles, la vida social se la daba yo, paré mi promoción en el trabajo por facilitarle la promoción de mi marido y sin embargo ironías de la vida, fue él quien me dejó, y hoy en la oficina me han dicho que si hubiera tenido la titulación adecuada me hubiesen dado un ascenso porque tengo el perfil pero no la titulación, todo eso me duele. Conclusión: no debemos vivir para nuestros hombres sino para nosotras mismas y de paso ser felices con los que nos rodean.
Hoy le he mandado un mensaje para hacerle una oferta por la casa, es poco lo que le puedo ofrecer pero no quiero tener nada en común con él, y otra ironía de la vida, la casa no la escogí yo, ni siquiera me gusta, pero tendré que asumirla por el bien de mi hijo y mío y cuando pase esta crisis intentaré venderla. Como veís sigo viviendo la vida que él me ha marcado........