Mi historia con el hombre de mi vida
Quiso el destino llevárselo antes de tiempo a causa del cáncer, ya hace 2 meses falleció el hombre de mi vida y sé que se llevó nuestra historia al más allá. Creo que no es justo que yo haga lo mismo y que nadie sepa lo que fue nuestra gran historia de amor.
Cuando tenia 16 años aparecí en su vida, nací un día caluroso de diciembre, él me amo desde que estaba en el vientre de su madrastra y cuando respire aire por primera vez juró que me amaría hasta su ultimo suspiro.
Siempre estuvo para mí en mi infancia y niñez, siempre recuerdo los disfraces, los juegos y como dormía en sus brazos mientras me contaba un cuento. Era una persona muy inteligente y terminó de manera excelente su carrera profesional. Nunca olvidaré ese día frió de agosto cuando le ofrecieron un buen trabajo en otra ciudad y significaba que debía mudarse, tenia 10 años y recuerdo perfectamente como me explicaba que debía irse, mientras, yo no podía contener mis lagrimas, me sentí desesperada porque mi compañero y cómplice en todo me abandonaba, por lo menos así lo sentía. En ese entonces no sabia por qué, pero lo que sentía por mi hermano, no lo sentía por nadie, lo necesitaba, con él la pasaba bien, me entendía, me hacia reír, me sentía tan segura a su lado, mi mundo era él y mientras vivió conmigo también lo fue para él (palabras dichas por él mismo).
Pasaba el tiempo y solo nos veíamos en los cumpleaños o en la hermosa navidad, a la vez, día a día, dejaba de ser una niña. Trabajaba mucho y eran pocas las veces que lo podía visitar y dedicarme tiempo, tenia 14 y me fui dando cuenta que mi hermano era un hombre maravilloso, conmigo era siempre tan gentil, amable, tierno y sobre todo siempre tan varonil y adoraba que no me tratará como a una niña, siempre me dio mi lugar ante todos. Nunca hablamos de trabajo o de estudios cuando nos reuníamos, siempre conversamos de música, autos y cine, nos encantaba y nunca sentí esa brecha tan grande de edad cuando estábamos juntos, es sencillo porque nuestras almas inmortales no tienen edad.
Pasó el tiempo y qué feliz me puse cuando me contó que abrió un negocio y se compró una cabaña en el campo cerca de mi ciudad, bueno, eran casi 200 km. pero a comparación de los 3000 anteriores, me parecieron a la vuelta de casa. En ese momento tenía 17 y como toda chica de mi edad no tenia las cosas claras sobre que hacer con mi vida, solo de algo estaba totalmente segura, que estaba perdidamente enamorado de mi hermano, sabia que estaba mal sentir esos sentimientos por mi sangre, pero mi cuerpo, corazón y mente lo amaban, como luchar contra esas sensaciones tan bonitas que él me causaba, pero sentir esa clase de amor por él no era suficiente para hacer entender a la familia, amigos y a las personas que me conocían.
Ahora lo visitaba con más frecuencia, cada 2 o 3 semanas pasaba el fin de semana con él, era la encargada siempre de llevar alguna peli del videoclub, adoraba después debatir sobre lo que vimos y amaba aún más cuando me tomaba bajo su brazo y sentir su pecho en mi rostro, oler su hermoso aroma despertaba mis más bajos instintos, no sé como pude dominar mis instintos primarios y no arrancarle la camisa y hacerlo mio, dios mio, esos pensamientos recorrían mi mente por mi hermano, por la persona que me tuvo en sus brazos cuando era bebé y el que me vio crecer hasta ya ser una señorita, pero ese siempre fue mi limite, jamás me atreví a tocarlo o insinuarle de manera diferente.
Todo cambio una lluviosa y calurosa noche de Enero, terminamos de ver Titanic y las lagrimas alumbraba nuestros rostros, esa película me dejo tan shokeada que llegue a creer que tal vez no exista un mañana, así que ¿por qué no aprovechar ahora? ¿por qué no ser sincera con mis emociones? ¿por qué no arriesgarlo todo? así que sin pensarlo más, lo besé.
Mientras disfrutaba de sus labios temí que me apartara abruptamente y me abofeteara pero para mi gloria no fue así, al contrario, una de sus manos fue a mi cintura mientras la otra tomaba mi cuello y de repente sentí su lengua invadir mi boca, fue la sensación más placentera de mi vida hasta ese momento y me causaba aún más placer pensar que recién comenzaba esta experiencia. Me dejo de besar unos segundos para sacarse la camisa mientras yo le ayudaba después de haberme sacado el vestido en un milisegundo, al ver su torso tan masculino solo deseaba tenerlo sobre mí, sin darme cuenta él ya me había quitado el brasier y empezaba a vibrar de placer cuando tenia mis pezones en sus labios, creí que moriría en ese momento, pero aún no, quería más de él, de manera abrupta me tomó en sus brazos con dirección a su dormitorio, me mojaba más y más saber que una vez dentro no podría escapar de manera alguna. Me coloco en su cama delicadamente y sabia que ahora le tocaba disfrutar a la parte baja de mi cuerpo y no me equivoque, tomó mis piernas y comenzó rascando suavemente mis muslos internos, dios mio, tenia las bragas empapadas. Se cortó un poco mi excitación por el temor cuando se sacó el jean y la ropa interior y vi su considerable porción de carne que iba terminar dentro de mi aún virgen vientre, por suerte ese temor solo duró un segundo. Me preguntó sí estaba segura mientras se colocó el profiláctico y le respondí con un beso, jamás me había sentido tan segura en la vida, se coloco encima mio y mientras comía mis senos sentía como su pene encontraba su camino, que lindo sentir esa pequeña molestia por alguien que amas perdidamente, que afortunada me sentía de entre miles de millones de mujeres de tenerlo dentro mio, de ser la elegida para darle placer y viceversa. Perdí la cuenta de los orgasmos que tuve esa noche, pero recuerdo como me desperté esa mañana, el primer segundo pensé que si todo había sido un sueño, pero no, estaba sobre su pecho y con una de mis piernas rodeándolo, tal vez con temor de perderlo. Me puse a pensar con que reacción se despertaría, si se arrepentiría de sus actos, imploré con mi mente que no fuera así, recé para que me diera el buen día con un beso. Para mi buena suerte no solo me dio un beso, hicimos el amor una vez más y lo hicimos otra vez mientras nos duchamos, la espera por tenerlo había valido la pena.
Después de desayunar, amarnos, almorzar, volver a amarnos el domingo llegaba a su fin y yo tenía que volver a mi mundo, que paradoja, ahora mi mundo era él. Prometimos mantener esa frecuencia de visita para no levantar sospechas, pero después me arrepentí, era lunes y lo necesitaba como el aire.
Como me reía internamente cuando hablamos de sexo con mis amigas, pensaban que aún era virgen, no sabían que se la había entregado a uno de los mejores hombres y amantes del planeta y menos aún que ese hombre era mi medio hermano.
Pensé que iba a morir por la espera pero por fin pasaron las 3 semanas y llegó el tan ansiado sábado y mejor aún porque ese lunes era feriado, me reía picaramente pensando en que lo tenia para mí solita por 3 días, siempre fui prolija con mi cuidado personal y mi entrenamiento físico, pero ahora lo iba a ser más, quería estar y verme siempre hermosa para él.
Cerca del mediodía llegué a la estación de tren donde él me estaba esperando, jamás me voy a olvidar de esa imagen que me dio, apoyado sobre su Mustang 86 con esa camisa azul que le regalé en su ultimo cumpleaños que le hacían lucir sus lindos brazos, que bien le quedaban esos lentes negros que protegían sus hermosos ojos marrones de un hermoso día soleado, siempre lamente no haber tenido una cámara para inmortalizar esa postal del hombre de mi vida.
Él me había presentado a los curiosos y conocidos de ese pequeño pueblo de 5000 habitantes como su hermana menor, así que ante sus ojos debíamos comportarnos así. Del pueblito hasta su cabaña era un viaje de interminables 25 minutos de los cuales contaba los segundos para retomar lo que habíamos empezado.
Si existe un Dios, espero conocerlo y agradecerle por habernos creado y gracias al amor ser y sentirnos perfectos. Dios mio, lo que disfrutamos ese finde, no solo fue amarnos, fue la improvisación de nuestros planes, el domingo nos levantamos y decidimos ir a la playa, él conocía una zona de la playa donde no había un alma, así que recorrimos esos 400 km. rumbo a la felicidad, si, porque ir con él a cualquier lado era la felicidad. Llegamos a eso de las 2 de la tarde y si, no había un alma, pensé que ese lugar era el hogar perfecto para nosotros, donde nadie nos iba a criticar o murmurar diciendo que eramos aberrantes por nuestra relación ¿cómo puede ser aberrante tanto amor entre 2 personas que lo sienten y desean? Los 2 desnudos eramos uno solo con el mar, la arena y el sol, y solo pude sentir felicidad. Mientras caía la noche armamos la tienda, juntamos la poca madera que había por el lugar, sacó el carbón y la parrilla e hizo esa increíble carne asada acompañada de unos excelentes vinos, culpables de mi primera borrachera. Cantamos como poseídos al son de su guitarra, como reímos esa noche, jamás la olvidaré, horas después dejamos la guitarra y el vino de lado para darle paso a nuestros instintos primarios, necesitaba con locura tenerlo dentro mío, que supiese que era suya para siempre, simplemente fue uno de los días más felices de mi vida.
Así continuo nuestra relación durante 1, 2, y 3 años maravillosos, en este último se me vino el mundo abajo cuando un día me dijo que no podíamos seguir así, que no podíamos seguir haciéndonos esto, que no me podía seguir haciendo esto, que era su hermana menor y que me ilusionase de esta manera de un futuro incierto era cruel, tenía razón ¿qué vida podíamos tener en este mundo? Únicamente en otra ciudad lejos de nuestra familia y amigos, por mi no había problema, yo lo iba a seguir hasta fin del mundo, pero él creía, por ser el mayor, el responsable, el cabeza fría, sentía que debía protegerme.
Mientras sufría y me moría por dentro decidió irse a vivir a Barcelona, tal vez se iba bien lejos de mí para no caer en la tentación. Una semana antes de partir me sorprende a la salida de la facultad apoyado otra vez sobre su hermoso Mustang negro, con una campera del mismo color que contrastaba con su hermosa sonrisa al verme, y yo otra vez sin una cámara para registrar el nostálgico momento.
Mientras tomamos un café me cuenta que vendió la cabaña y yo sólo pensaba en los momentos hermosos que habíamos pasado en ese lugar, "¿así que no piensas volver?" le pregunté con un nudo en la garganta, "sólo volveré por ti pequeña, para saber que estás bien", me respondió con una expresión que me hizo recordar cuando se fue de casa cuando era una niña. "Al Mustang no lo puedo vender porque la única persona que lo puede cuidar como yo, eres tú bombom, si aceptas te espero este fin de semana en mi casa para darte las llaves y de paso llevarme al aeropuerto, ¿qué te parece mi amor?", me dijo. Solo me limite a decirle que lo pensaría, me llevo a casa, de paso se despedía de nuestro padre y familiares.
Era viernes a la noche y no sabia que hacer con su propuesta, me moría de ganas de quedarme con su auto, pero también estaba muy dolida con él, por primera vez mi corazón y cabeza batallaban respecto a él, pero por él siempre ganó mi corazón, así que levante el teléfono y le avise que iría.
Íbamos en su coche de camino a su casa cuando de golpe se aparta de la ruta unos 200 mts. apaga el motor y me dice que lamenta que no me pueda amar como lo merezco, yo solo pensaba en comerle la boca, el pene, su cuerpo. Solo me quite prendas esenciales para tenerlo dentro mio, no le permití que se ponga el profiláctico, siempre seguí un régimen anticonceptivo pero él siempre quiso asegurarse, ahora la que ponía las reglas era yo y él no opuso resistencia, que placer sentir la esencia del hombre que amé con locura acabe en lo más profundo de mi ser, y así fue durante ese fin de semana, traté de quedarme con la mayor esencia posible que pude, aún recuerdo que lo tire sobre ese sofá, (testigo de tanto sexo, películas, sexo, etc.) y le gasté la piel del pene de tanto chuparlo y succionarlo, tenia tanta sed de él que después de tomarlo quería más y más.
El tiempo, tan maligno como encantador decía que mi amor ya debía partir hacia su huida, porque sí, huía de mí, huía de todo lo que se relacionara conmigo. Después de hacerlo por ultima vez en la ducha , la desesperación se apoderaba de mí mientras se cambiaba para ya no verlo dios sabe cuando. Esos 120 km. hasta el aeropuerto me parecieron 120 mts. y a medida que nos acercamos mi corazón se llenó de tristeza y empecé a llorar y él también me acompañó con sus lagrimas. " Por favor llévame contigo, no me importa dejar todo, quiero compartir mi vida contigo", le suplique. Él se quedo en silencio, seguro también le pasaba que debía elegir entre lo que decía su corazón o su conciencia. "Pequeña, a nuestro padre no se le cruza por la cabeza que la inocencia de tu vida y de tu cuerpo la perdiste conmigo, te imaginas como lo tomará si además le agregamos que te fuiste conmigo, ufff no lo soportaría, no le puedo hacer eso, esto tiene que terminar cuando nos despidamos" me respondió, dolían mucho sus palabras, todo era muy injusto pero tenía razón, no podía hacerle eso a mis padres, no merecían tal sufrimiento.
Hasta ultimo momento esperó antes de abordar y cuando nos abrazamos por ultima vez me fue inevitable comerle los labios, fue la primera y única vez que demostramos nuestro amor en público, dejé de pensar en que alguien conocido podría vernos y escandalizarse por la situación, pero poco me importaba, el hombre de mi vida se iba y no regresaba por el bien de los dos, con el tiempo comprendí su elección. Regrese al Mustang y me quede un rato pensando y sonreía como tonta al recordar lo que hicimos dentro de él, ese auto fue testigo del amor más hermoso y puro que pudo existir, fue un gran protagonista de nuestra historia, me alivio un poco saber que ese auto era parte de él, parte de nuestra historia.
Pasó el tiempo, él se casó, yo también me enamore y casé, pero no lo deje de amar ni un segundo, me llamaran mala persona pero de 10 veces que hago el amor con mi esposo, 9 veces y media pensaba en mi hermano, en como lo enrollaba con mis piernas y no lo soltaba hasta no haber saciado su placer dentro mío, pensaba en como lo tiraba boca arriba y yo tomaba el control del asunto, dios mio, cuantas veces le hice acabar dentro mio o de esa vez que se la mamé por primera vez y se vino en mi rostro dejándome ciega de un ojo, explotaba de placer recordar esos momentos junto a él.
Las próximas veces que nos vimos siempre fueron en reuniones familiares, ya sea por alguien que cumplió años o alguna que otra fiesta, él ya tenía un hijo que era igual de guapo, sus canas le quedaban tan bien y me imaginaba saltando la mesa de un brinco para hacerlo mío una y otra vez hasta el fin de los tiempos, pero solo quedaba en eso, en una locura. Que increíble esos momentos cuando nuestras miradas chocaban, inmediatamente venían imágenes a mi mente donde su mirada la tenía a 5 cm. de mis ojos mientras me embestía tapando con su boca mis gritos de placer, termine de pensar en ese recuerdo y me di cuenta que estaba empapada, fue el único hombre de mi vida que sin tocarme un pelo me tenia a su merced.
A mis 31 años tuve a mis mellizas y les puse el nombre que soñaba que les pondría a los hijos que tuviera con él, como el hizo con su hijo.
Son increíbles algunos momentos de la vida que cada vez que lo recuerdas los vives otra vez, jamás olvidaré como esas frías noches de invierno nos quedamos en su cabaña y bailamos toda la noche al calor de la chimenea, en como nos hacia sentir Procura de Chichi Peralta que era, fue y será la canción de nuestras vidas. O de ese otro momento donde me enseñó a tocar la guitarra bajo ese hermoso árbol que había cerca de su propiedad, o lo preocupada que me puse cuando sufrió un accidente con la moto e inmediatamente me puse de acuerdo con mis padres para cuidarlo y para amarlo
Ahora él ya no está y solo me queda revivir nuestra historia cada vez que cualquier cosa me hace recordarlo, sentir que fui la única mujer que lo amo con locura desde que nací, que gusto y orgullo me hizo sentir cuando unos días antes de su muerte me dijo al oído que fui la mujer de su vida y de lo arrepentido y cobarde que fue por haberse alejado de mí, solo me remití a contestarle que esos fines de semana con él fueron lo mejor que me había pasado y que por siempre sería el hombre de mi vida.
No estuve triste el día que murió, porque él vivirá en mi corazón, cuerpo y mente hasta mi ultimo suspiro. Solo me queda tener fé en que algún día nuestras almas inmortales reencarnen en una situación algo distinta y ya por fin disfrutar nuestro amor sin miedo de lastimar a nadie, rezó por el día que lo estreche en mis brazos otra vez.
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