Mi fantasía. ¿Qué os parece?
Soy lesbiana.
Aviso: eso obviamente no ha ocurrido de verdad ni esa doctora existe. Ningún hecho de los que menciono aquí es real ni lo he vivido. Es todo pura fantasía. Se titula así: Amor de noche y luna llena.El título tiene doble sentido: se refiere al momento del día en el que sucede y en el físico de la mujer con la que tengo esta fantasía, haciendo referencia a su color del cabello y de piel.
Amor de noche y luna llena
Imagino que tengo visita con una doctora que es tal y como me gustan las mujeres: una hermosa mujer que mide entre 1,85 y 1,90, gordita con buenas curvas (abundante cintura, anchas caderas, trasero y pechos grandes) una bellísima y radiante piel blanca como la luna llena iluminando la noche, la noche de su cabello, una hermosa melena de un cabello largo lacio y con flequillo recto, de un negro azabache como el cielo en plena noche , y con un intenso olor a champú o perfume de menta. (imagino eso recordando la parte de la canción Luna lunera de Estopa que dice: "Porque ya no vivo siempre pendiente de tu pelo, que siempre había nublado el cielo y amenazaba tormenta y que sabe a menta"... ). Tiene una hermosa mirada que transmite una ternura infinita y cierta melancolía, de unos grandes ojos turquesa como el immenso oceáno y lleva gafas.
Conozco a esa doctora porque ya llevo unas cuantas veces visitándome con ella, sobre todo una vez que me encontré muy mal, estuve ingresada varios días, ella estuvo muy pendiente de mi y se preocupó y me cuidó mucho. Ya desde el primer momento que la ví, me sentí muy atraída hacia ella viéndola físicamente. Son muchas las noches de soledad en las que en la intimidad de mi cama me he dado placer y excitado mucho pensando en ella. Pensando en su cuerpo e imaginándomela con ropa provocativa , su cabello, su piel, su mirada, esas botas altas de plataforma y tacón que siempre lleva, que aunque sea una mujer muy discreta y sencilla vistiéndose y femenina pero no mucho, resaltan su belleza y sensualidad y me provoca mucho vérselas puestas. La deseo muchísimo desde el primer instante que la ví, tan bella y hermosa como es.
Amo su manera de ser conmigo, tan sensible, amorosa y preocupada por mi. Lo segura que hace sentir. Por su tierna, hermosa y pura sonrisa. Por su tímida, cándida, paciente y algo melancólica voz, que me despierta en mi una hermosa e inefable paz, una voz grave y suave a la vez. También veo que es buena con los demás pacientes, pero ha llegado un momento que no de la misma manera que conmigo. Conmigo es bastante más cercana. Conmigo ha llegado a tener un afecto especial. Creo ya sentir algo más allá de una simple atracción. Creo estar enamorada de ella.
De puertas para fuera da la impresión (a parte de ser bastante seria) de ser una mujer algo fría y dura. Quizá da esta impresión porque es una persona introvertida y que no sonríe demasiado. Y seguramente también porque sumado a eso, al ser físicamente grande, impone e incluso "intimida" (algo que, sinceramente, tanto me encanta en una mujer). Pero al poco tiempo de tratar con ella te das cuenta que no es lo que parece y que realmente es sensible y te trata con cariño. Aunque conmigo ha llegado a tener la confianza suficiente para abrir más sus sentimientos y me ha dado la valíosa oportunidad de establecer un vínculo más personal con ella, ya más allá de doctora/paciente.
Tengo visita con ella en una sala de consultas que tiene en su casa. Soy su última paciente, por lo tanto, ya no hay nadie más esperando. Es una fría tarde de un viernes de invierno. El cielo oscurece ya pasado el ocaso. Miro el cielo mientras camino por la calle. Se avecina noche de luna llena. De una grande y hermosa luna llena. Miro la luna y pienso en ella. Camino lentamente por la calle. Tengo un sentimiento de felicidad, emoción y ansias por volver a verla. Hacía un poco de tiempo que no nos veíamos y la he echado tanto de menos... Subo las escaleras. Ya con el simple hecho de pensar en ella y en que nos veremos, me empiezo a sentir un poco excitada. Voy arregladita. Me he alisado el pelo y llevo puesta una falda y unas medias negras, unos botines negros más bien planos y una camisa de leopardo. Llamo al timbre y me abre ella, tan bella como siempre. Va vestida con la bata blanca, pantalones vaqueros ligeramente ajustados y unas de sus provocativas botas, de color negro, combinándolas con el hermoso negro azabache de su cabello. Me recibe muy cariñosa con el immenso y precioso verdor de sus ojos, su hermosa sonrisa y con un fuerte y cálido abrazo. Me encanta que nos abracemos, sentir la calidez de su cuerpo, la diferencia de altura entre las dos, ella mucho más alta y grande que yo físicamente, me hace sentir protegida, algo que tanto me gusta. Ella me coge de la cintura, se agacha un poco para llegar a mi y nos hacemos dos besos en las mejillas. Acto seguido, me mira a los ojos, pone delicadamente sus manos en mis mejillas y me da un beso en la frente, un tipo de beso que tanto me enamora. Me pregunta cómo estoy y me dice cosas bonitas. Me dice que me ha echado mucho de menos. Me dice que me quiere mucho y que soy muy hermosa. tanto por fuera como por dentro. Me emociona mucho que me diga eso. Mis ojos se iluminan y casi lloro de emoción.
Entramos, ella me lleva hacia la habitación. Mientras vamos para allí, las dos caminamos cogiéndonos de la cintura. Una vez allí hablamos de como me encuentro y de mis revisiones y consultas. Amo oír su tierna y cálida voz, grave pero a la vez suave. Su mirada. Su cabello bien negro como la noche. Su piel tan blanca como la hermosa luna llena. Su sonrisa. Es tan hermosa... Me sonrojo mucho. Me pide que me tumbe de espaldas y que me debo quitar la camisa y desabrochar el sujetador. Me tiene que masajear y mirar bien la espalda, los hombros y las costillas para ver cómo estoy. Me tumbo y me quedo vestida igual de cintura para abajo y en sujetador de cintura para arriba. Me masajea, va escribiendo los resultados y me pregunta si me duele o no. Hay un momento que debe ir a buscar algo más que necesita. Verla caminando de espaldas, su cabello, su trasero, sus piernas, sus botas... hace que me sonroje y excite más. Mis latidos se aceleran. Ella vuelve y sigue con mis costillas. Hay zonas que me duelen un poco más y zonas que me duelen un poco menos, pero ya está casi terminando, llega un momento en el que me masajea en una zona que me duele algo más que las otras. Ella se da cuenta al momento a la vez que yo doy un pequeño grito, me asusto y me saltan algunas lágrimas. Ella, que es muy sensible, solo con verme asustada, de golpe su mirada adopta cierto deje de tristeza. Me dice dulcemente que me relaje y que ya hemos terminado. Me acaricia las mejillas y el pelo. Nos miramos sonriéndonos tiernamente la una a la otra. Es en este momento cuando nuestras miradas se cruzan de una manera muy intensa, con deseo y sentimientos. Las dos nos deseamos y queremos la una a la otra. Y aquí es entonces cuando se agacha un poco más, se encuentran nuestros rostros, me besa la frente, las mejillas, los labios...
Mientras nos besamos los labios, yo la abrazo por el cuello y nos cambiamos de posición mientras ella me coge de la cintura. Se pone de pie y yo me siento en la camilla apoyándome en la pared. Estando yo sentada y abrazándola del cuello y ella de pie y cogiéndome de la cintura, la rodeo con mis piernas. Nuestros cuerpos se acercan más y nos abrazamos con fuerza, nos acariciamos y nos besamos con mucha pasión. Nos damos unos cuantos besos bastante intensos. Entonces ella me levanta en brazos y seguimos besándonos en esta posición. Puedo sentir el roce de sus pechos con los míos y me excito aún más. Me bajo y estamos las dos de pie. Entonces la abrazo con fuerza y mis manos se pierden entre su cintura y sus caderas, de la misma manera que las suyas también se pierden por mi cintura y mis caderas. Llega un momento en el que ella, delante mío, se empieza a quitar la ropa lentamente y de manera sensual y provocativa. Se quita la bata y el jersey. Como ropa interior lleva un sujetador negro en forma de top. Mi respiración se acelera notablemente, empiezo a respirar muy fuerte. Acto seguido, se acerca a mi y me besa. Después se va quitando lentamente los pantalones a la vez que mueve sensualmente sus caderas. Es sobre todo en este momento cuando siento que mi corazón late con mucha más fuerza de lo normal, una sensación de intensos espasmos en mi estómago, que mi saliva aumenta, temblor en mis extremidades mucho calor y sonrojo en mi cuerpo y mis mejillas. Para poder quitarse los pantalones, llega un momento que se tiene que quitar las botas, pero al instante se las vuelve a poner. Ella acaba en ropa interior y con sus provocativas botas puestas Lleva puesto un conjunto de lencería negra: un sujetador negro ancho tirando a top y unas bragas también anchas tirando a culotte con una tela encima que le hace forma como de minifalda. Me siento muy excitada. Es demasiado hermosa y sensual. La deseo más que nunca. La miro a los ojos y le digo que es demasiado hermosa para ser real y que la deseo de verdad. Ella se emociona. Me pego a ella como un imán y las dos nos abrazamos, acariciamos la cintura, las caderas y las nalgas y nos besamos con mucha pasión. Llega un momento en el que ella me acaricia la cintura y la espalda y me baja delicadamente la cremallera de mi falda hasta que esta cae al suelo. También me baja las medias lentamente hasta yo quedar también en ropa interior. De repente se rompe el silencio y de la nada empieza a sonar desde un reproductor de música unas hermosas canciones de amor. Las dos nos emocionamos y rompemos a llorar abrazadas. Nos decimos "te amo". Ella me vuelve a levantar en brazos y me lleva hasta la camilla más grande que hay. Me lleva hacia la camilla más grande y me tumba y acomoda allí. Yo estoy tumbada debajo suyo y ella está agachada encima mío, mientras que yo, desde debajo, la rodeo con mis piernas. Yo la abrazo por el cuello y nos seguimos besando. Ella es la dominante y yo la pasiva. La canción suena de manera repetida desde su reproductor y las dos continuamos emocionadas y con lágrimas en los ojos. Sentimos una intensa y hermosa mezcla de deseo, sensaciones y sentimientos. Así seguimos durante horas hasta que las dos morimos de placer haciendo el amor apasionadamente durante toda aquella noche de luna llena, la luz de la cual se ve reflejada por la ventana y es la que nos ilumina en este hermoso momento.
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Hola chica, gracias por compartir. La escribiste tú? Si es así te felicito, tienes talento.
Yo soy hombre hetero y no busco ligar contigo, pero compartimos la escritura de relatos eróticos.
Cuando tengas más, por favor publica.
Gracias 👌👍
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Hola! Sí, lo he escrito yo. Si alguna vez escribo otro también lo publico. Muchas gracias, de verdad.
Sí, ya lo leí este relato. Es muy bonito y me emocioné. Creo que me lo pasaste tú o algún otro usuario otra vez que publiqué. Muchas gracias!
Hola! Sí, lo he escrito yo. Si alguna vez escribo otro también lo publico. Muchas gracias, de verdad.
Tengo un relato largo que estoy escribiendo en partes, voy por la mitad. Por supuesto no es tan poético como el tuyo.
Trata de un tipo que se hace pasar por psicologo y atiende a 5 mujeres que tienen muchos problemas con su sexualidad. Ellas caen en su engaño y comienzan el despertar de cada una. Tiene todo tipo de relaciones.
Si quieres te puedo enviar la parte 1 a ver si te agrada.
hombre40caliente@gmail.com
Saludos
Soy lesbiana.
Aviso: eso obviamente no ha ocurrido de verdad ni esa doctora existe. Ningún hecho de los que menciono aquí es real ni lo he vivido. Es todo pura fantasía. Se titula así: Amor de noche y luna llena.El título tiene doble sentido: se refiere al momento del día en el que sucede y en el físico de la mujer con la que tengo esta fantasía, haciendo referencia a su color del cabello y de piel.
Amor de noche y luna llena
Imagino que tengo visita con una doctora que es tal y como me gustan las mujeres: una hermosa mujer que mide entre 1,85 y 1,90, gordita con buenas curvas (abundante cintura, anchas caderas, trasero y pechos grandes) una bellísima y radiante piel blanca como la luna llena iluminando la noche, la noche de su cabello, una hermosa melena de un cabello largo lacio y con flequillo recto, de un negro azabache como el cielo en plena noche , y con un intenso olor a champú o perfume de menta. (imagino eso recordando la parte de la canción Luna lunera de Estopa que dice: "Porque ya no vivo siempre pendiente de tu pelo, que siempre había nublado el cielo y amenazaba tormenta y que sabe a menta"... ). Tiene una hermosa mirada que transmite una ternura infinita y cierta melancolía, de unos grandes ojos turquesa como el immenso oceáno y lleva gafas.
Conozco a esa doctora porque ya llevo unas cuantas veces visitándome con ella, sobre todo una vez que me encontré muy mal, estuve ingresada varios días, ella estuvo muy pendiente de mi y se preocupó y me cuidó mucho. Ya desde el primer momento que la ví, me sentí muy atraída hacia ella viéndola físicamente. Son muchas las noches de soledad en las que en la intimidad de mi cama me he dado placer y excitado mucho pensando en ella. Pensando en su cuerpo e imaginándomela con ropa provocativa , su cabello, su piel, su mirada, esas botas altas de plataforma y tacón que siempre lleva, que aunque sea una mujer muy discreta y sencilla vistiéndose y femenina pero no mucho, resaltan su belleza y sensualidad y me provoca mucho vérselas puestas. La deseo muchísimo desde el primer instante que la ví, tan bella y hermosa como es.
Amo su manera de ser conmigo, tan sensible, amorosa y preocupada por mi. Lo segura que hace sentir. Por su tierna, hermosa y pura sonrisa. Por su tímida, cándida, paciente y algo melancólica voz, que me despierta en mi una hermosa e inefable paz, una voz grave y suave a la vez. También veo que es buena con los demás pacientes, pero ha llegado un momento que no de la misma manera que conmigo. Conmigo es bastante más cercana. Conmigo ha llegado a tener un afecto especial. Creo ya sentir algo más allá de una simple atracción. Creo estar enamorada de ella.
De puertas para fuera da la impresión (a parte de ser bastante seria) de ser una mujer algo fría y dura. Quizá da esta impresión porque es una persona introvertida y que no sonríe demasiado. Y seguramente también porque sumado a eso, al ser físicamente grande, impone e incluso "intimida" (algo que, sinceramente, tanto me encanta en una mujer). Pero al poco tiempo de tratar con ella te das cuenta que no es lo que parece y que realmente es sensible y te trata con cariño. Aunque conmigo ha llegado a tener la confianza suficiente para abrir más sus sentimientos y me ha dado la valíosa oportunidad de establecer un vínculo más personal con ella, ya más allá de doctora/paciente.
Tengo visita con ella en una sala de consultas que tiene en su casa. Soy su última paciente, por lo tanto, ya no hay nadie más esperando. Es una fría tarde de un viernes de invierno. El cielo oscurece ya pasado el ocaso. Miro el cielo mientras camino por la calle. Se avecina noche de luna llena. De una grande y hermosa luna llena. Miro la luna y pienso en ella. Camino lentamente por la calle. Tengo un sentimiento de felicidad, emoción y ansias por volver a verla. Hacía un poco de tiempo que no nos veíamos y la he echado tanto de menos... Subo las escaleras. Ya con el simple hecho de pensar en ella y en que nos veremos, me empiezo a sentir un poco excitada. Voy arregladita. Me he alisado el pelo y llevo puesta una falda y unas medias negras, unos botines negros más bien planos y una camisa de leopardo. Llamo al timbre y me abre ella, tan bella como siempre. Va vestida con la bata blanca, pantalones vaqueros ligeramente ajustados y unas de sus provocativas botas, de color negro, combinándolas con el hermoso negro azabache de su cabello. Me recibe muy cariñosa con el immenso y precioso verdor de sus ojos, su hermosa sonrisa y con un fuerte y cálido abrazo. Me encanta que nos abracemos, sentir la calidez de su cuerpo, la diferencia de altura entre las dos, ella mucho más alta y grande que yo físicamente, me hace sentir protegida, algo que tanto me gusta. Ella me coge de la cintura, se agacha un poco para llegar a mi y nos hacemos dos besos en las mejillas. Acto seguido, me mira a los ojos, pone delicadamente sus manos en mis mejillas y me da un beso en la frente, un tipo de beso que tanto me enamora. Me pregunta cómo estoy y me dice cosas bonitas. Me dice que me ha echado mucho de menos. Me dice que me quiere mucho y que soy muy hermosa. tanto por fuera como por dentro. Me emociona mucho que me diga eso. Mis ojos se iluminan y casi lloro de emoción.
Entramos, ella me lleva hacia la habitación. Mientras vamos para allí, las dos caminamos cogiéndonos de la cintura. Una vez allí hablamos de como me encuentro y de mis revisiones y consultas. Amo oír su tierna y cálida voz, grave pero a la vez suave. Su mirada. Su cabello bien negro como la noche. Su piel tan blanca como la hermosa luna llena. Su sonrisa. Es tan hermosa... Me sonrojo mucho. Me pide que me tumbe de espaldas y que me debo quitar la camisa y desabrochar el sujetador. Me tiene que masajear y mirar bien la espalda, los hombros y las costillas para ver cómo estoy. Me tumbo y me quedo vestida igual de cintura para abajo y en sujetador de cintura para arriba. Me masajea, va escribiendo los resultados y me pregunta si me duele o no. Hay un momento que debe ir a buscar algo más que necesita. Verla caminando de espaldas, su cabello, su trasero, sus piernas, sus botas... hace que me sonroje y excite más. Mis latidos se aceleran. Ella vuelve y sigue con mis costillas. Hay zonas que me duelen un poco más y zonas que me duelen un poco menos, pero ya está casi terminando, llega un momento en el que me masajea en una zona que me duele algo más que las otras. Ella se da cuenta al momento a la vez que yo doy un pequeño grito, me asusto y me saltan algunas lágrimas. Ella, que es muy sensible, solo con verme asustada, de golpe su mirada adopta cierto deje de tristeza. Me dice dulcemente que me relaje y que ya hemos terminado. Me acaricia las mejillas y el pelo. Nos miramos sonriéndonos tiernamente la una a la otra. Es en este momento cuando nuestras miradas se cruzan de una manera muy intensa, con deseo y sentimientos. Las dos nos deseamos y queremos la una a la otra. Y aquí es entonces cuando se agacha un poco más, se encuentran nuestros rostros, me besa la frente, las mejillas, los labios...
Mientras nos besamos los labios, yo la abrazo por el cuello y nos cambiamos de posición mientras ella me coge de la cintura. Se pone de pie y yo me siento en la camilla apoyándome en la pared. Estando yo sentada y abrazándola del cuello y ella de pie y cogiéndome de la cintura, la rodeo con mis piernas. Nuestros cuerpos se acercan más y nos abrazamos con fuerza, nos acariciamos y nos besamos con mucha pasión. Nos damos unos cuantos besos bastante intensos. Entonces ella me levanta en brazos y seguimos besándonos en esta posición. Puedo sentir el roce de sus pechos con los míos y me excito aún más. Me bajo y estamos las dos de pie. Entonces la abrazo con fuerza y mis manos se pierden entre su cintura y sus caderas, de la misma manera que las suyas también se pierden por mi cintura y mis caderas. Llega un momento en el que ella, delante mío, se empieza a quitar la ropa lentamente y de manera sensual y provocativa. Se quita la bata y el jersey. Como ropa interior lleva un sujetador negro en forma de top. Mi respiración se acelera notablemente, empiezo a respirar muy fuerte. Acto seguido, se acerca a mi y me besa. Después se va quitando lentamente los pantalones a la vez que mueve sensualmente sus caderas. Es sobre todo en este momento cuando siento que mi corazón late con mucha más fuerza de lo normal, una sensación de intensos espasmos en mi estómago, que mi saliva aumenta, temblor en mis extremidades mucho calor y sonrojo en mi cuerpo y mis mejillas. Para poder quitarse los pantalones, llega un momento que se tiene que quitar las botas, pero al instante se las vuelve a poner. Ella acaba en ropa interior y con sus provocativas botas puestas Lleva puesto un conjunto de lencería negra: un sujetador negro ancho tirando a top y unas bragas también anchas tirando a culotte con una tela encima que le hace forma como de minifalda. Me siento muy excitada. Es demasiado hermosa y sensual. La deseo más que nunca. La miro a los ojos y le digo que es demasiado hermosa para ser real y que la deseo de verdad. Ella se emociona. Me pego a ella como un imán y las dos nos abrazamos, acariciamos la cintura, las caderas y las nalgas y nos besamos con mucha pasión. Llega un momento en el que ella me acaricia la cintura y la espalda y me baja delicadamente la cremallera de mi falda hasta que esta cae al suelo. También me baja las medias lentamente hasta yo quedar también en ropa interior. De repente se rompe el silencio y de la nada empieza a sonar desde un reproductor de música unas hermosas canciones de amor. Las dos nos emocionamos y rompemos a llorar abrazadas. Nos decimos "te amo". Ella me vuelve a levantar en brazos y me lleva hasta la camilla más grande que hay. Me lleva hacia la camilla más grande y me tumba y acomoda allí. Yo estoy tumbada debajo suyo y ella está agachada encima mío, mientras que yo, desde debajo, la rodeo con mis piernas. Yo la abrazo por el cuello y nos seguimos besando. Ella es la dominante y yo la pasiva. La canción suena de manera repetida desde su reproductor y las dos continuamos emocionadas y con lágrimas en los ojos. Sentimos una intensa y hermosa mezcla de deseo, sensaciones y sentimientos. Así seguimos durante horas hasta que las dos morimos de placer haciendo el amor apasionadamente durante toda aquella noche de luna llena, la luz de la cual se ve reflejada por la ventana y es la que nos ilumina en este hermoso momento.
Hola, buen relato, gracias por compartir
Tengo un relato largo que estoy escribiendo en partes, voy por la mitad. Por supuesto no es tan poético como el tuyo.
Trata de un tipo que se hace pasar por psicologo y atiende a 5 mujeres que tienen muchos problemas con su sexualidad. Ellas caen en su engaño y comienzan el despertar de cada una. Tiene todo tipo de relaciones.
Si quieres te puedo enviar la parte 1 a ver si te agrada.
hombre40caliente@gmail.com
Saludos
Vale, sí, perfecto. Envíamela por privado aquí en el foro mejor, por favor. Muchas gracias!
Hola, buen relato, gracias por compartir
Hola. Muchas gracias!
He cambiado algunas cosas. Ahora sí que es más realista y más romántico aún:
Amor de noche y luna llena
Imagino que tengo visita con una doctora que es tal y como me gustan las mujeres: una hermosa mujer que mide entre 1,85 y 1,90, gordita con buenas curvas (abundante cintura, anchas caderas, trasero y pechos grandes) una bellísima y radiante piel blanca como la luna llena iluminando la noche, la noche de su cabello, una hermosa melena de un cabello largo lacio y con flequillo recto, de un negro azabache como el cielo en plena noche , y con un intenso olor a champú o perfume de menta. (imagino eso recordando la parte de la canción Luna lunera de Estopa que dice: "Porque ya no vivo siempre pendiente de tu pelo, que siempre había nublado el cielo y amenazaba tormenta y que sabe a menta"... ). Tiene una hermosa mirada que transmite una ternura infinita e inefable y cierta melancolía, de unos grandes ojos turquesa como el inmenso oceáno y lleva gafas. En mis largos paseos durante las tardes de domingo al lado de la playa, cada vez que miro el mar pienso en ella. Ya desde el primer momento que la ví, me sentí físicamente muy atraída hacia ella. Son muchas las noches de soledad en las que en la intimidad de mi cama me he dado placer y excitado mucho pensando en ella. Pensando en su cuerpo e imaginándomela con ropa provocativa, su cabello, su mirada, esas botas altas de plataforma y tacón que siempre lleva, que aunque sea una mujer muy discreta y sencilla vistiéndose y femenina pero no mucho, resaltan su belleza y sensualidad y me provoca mucho vérselas puestas. Imaginando cómo sería besarla, acariciar su cabello y su piel. Cómo sería hacer el amor con ella. La deseo muchísimo desde el primer instante que la ví, tan bella y hermosa como es.
Conozco a esa doctora porque ya llevo un buen tiempo visitándome con ella, sobre todo una vez que me encontré muy mal, estuve ingresada varios días, ella fue quien me atendió e hizo que me curara. Aunque además de eso, estuvo muy pendiente de mi, se preocupó y me cuidó mucho. Fue gracias a ella que me recuperé bien. La siento como mi heroína.
Amo su manera de ser conmigo, tan sensible, amorosa y preocupada por mi. Lo segura que me hace sentir. Su tierna, hermosa y pura sonrisa. Su tímida, cándida, paciente y algo melancólica voz, que despierta en mi una hermosa e inefable paz, una voz grave y suave a la vez. También es muy buena y tierna con los demás pacientes, pero ha llegado un momento que no de la misma manera que conmigo. A raíz de haber tenido largas conversaciones sobre nosotras, las dos nos hemos ido conociendo y también dado cuenta que tenemos bastante en común en nuestro carácter, nuestra manera de ver la vida, nuestra manera de sentir... Conmigo es bastante más cercana. Conmigo ha llegado a tener un afecto especial. Creo ya sentir algo más allá de una simple atracción. Siento que estoy enamorada de ella. Es muy hermosa, tanto por fuera como por dentro y eso es lo más importante. Una pedazo de mujer, en todos los sentidos. ¿Cómo no voy a estar enamorada de una mujer como ella?
De puertas para fuera da la impresión (a parte de ser bastante seria) de ser una mujer algo fría y dura. Quizá da esta impresión porque es una persona introvertida y que sonríe poco. Y seguramente también porque sumado a eso, al ser físicamente grande, impone e incluso "intimida" (algo que, sinceramente, tanto me encanta en una mujer kikgujh). Pero al poco tiempo de tratar con ella me dí cuenta que no es lo que parece. Aunque le cueste un poco mostrarse, en seguida me percaté de lo cariñosa, sensible y buena que es. Además de eso, conmigo ha llegado a tener la confianza suficiente para abrir más sus sentimientos. Me ha dado la valíosa oportunidad de establecer un vínculo más personal con ella, ya más allá de doctora/paciente.Tengo visita con ella en su piso personal de consultas. Soy su última paciente, por lo tanto, ya no hay nadie más esperando. Es una fría tarde de un viernes de invierno. El cielo oscurece ya acaecido el ocaso. Miro el cielo mientras camino por la calle. Se avecina noche de luna llena. De una grande y hermosa luna llena. Miro la luna y pienso en ella. Camino lentamente por la calle. Tengo un sentimiento de felicidad, emoción y ansias por volver a verla. Hacía un poco de tiempo de mi última visita con ella y la he echado tanto de menos... A pesar de ello, algunas veces durante este tiempo hemos hablado por e-mail sobre mi estado de salud, además de ella también preguntarme qué tal estoy en todos los sentidos, hablar un poco de nuestras cosas y decirnos lo mucho que nos echamos de menos. Y que en nuestros mensajes ella siempre se despida con un "cuidate mucho" y un "te quiero", algo que tanto me enamora. Y de esa misma manera yo le correspondo. Aunque con ella está claro que no es lo mismo hablar por correo que cara a cara. Subo las escaleras. Ya con el simple hecho de pensar en ella y en que nos veremos, me empiezo a sentir un poco excitada. Voy arreglada. Me he alisado el pelo y llevo puesta una falda y unas medias negras, unos botines negros más bien planos y una camisa de leopardo. Llamo al timbre y me abre ella, tan bella como siempre. Va vestida con la bata blanca, pantalones vaqueros ligeramente ajustados y unas de sus provocativas botas de plataforma, tacón y cuero, de color negro, combinándolas con el hermoso negro azabache de su cabello. Me recibe muy cariñosa con el inmenso y precioso verdor de sus ojos, su hermosa sonrisa y con un fuerte y cálido abrazo. Me encanta que nos abracemos, sentir la calidez de su cuerpo, la diferencia de altura entre las dos, ella mucho más alta y grande que yo físicamente, me hace sentir protegida, algo que tanto me gusta. Ella me coge de la cintura, se agacha un poco para llegar a mi y nos damos dos besos en las mejillas. Acto seguido, me mira a los ojos, pone delicadamente sus manos en mis mejillas y me da un beso en la frente, un tipo de beso que tanto me enamora. Me pregunta cómo estoy y me dice cosas bonitas. Me dice que me ha echado mucho de menos. Me dice que me quiere mucho y que soy muy hermosa. tanto por fuera como por dentro. Me emociona mucho que me diga eso. Me ruborizo y mis ojos se iluminan y empañan. Casi lloro de la emoción. fghdfghjfEntramos, ella me lleva hacia la habitación. Mientras vamos para allí, ella me coge de la cintura con su brazo. Ese gesto me hace sentir muy segura. Una vez allí hablamos de como me encuentro y de mis revisiones y consultas. Amo oír su tierna y cálida voz, grave pero a la vez suave. Me transmite mucha paz. Su mirada. Su cabello bien negro como la noche. Su piel tan blanca como la hermosa luna llena. Su sonrisa. Es tan perfecta... Me sonrojo mucho. Me pide que me tumbe de espaldas y que me debo quitar la camisa y desabrochar el sujetador. Me tiene que masajear y mirar bien la espalda, los hombros y las costillas para ver cómo estoy. Me tumbo y me quedo vestida igual de cintura para abajo y en sujetador de cintura para arriba. Me masajea, va escribiendo los resultados y me pregunta si me duele o no. Hay un momento que debe ir a buscar algo más que necesita. Verla caminando de espaldas, su cabello, su trasero, sus piernas, sus botas... hace que me sonroje y excite más. Mis latidos se aceleran. Ella vuelve y sigue con mis costillas. Hay zonas que me duelen un poco más y zonas que me duelen un poco menos. Cuando esta está casi terminando, llega un momento en el que me masajea en una zona que me duele algo más que las otras. Ella se da cuenta al momento con solo tocar mi costilla a la vez que yo dejo ir un pequeño grito, me asusto y me salta alguna lágrima. Ella, que es muy sensible, solo con verme asustada, de golpe su mirada adopta cierto deje de tristeza. Entonces, me dice que ya hemos terminado. Mientras me vuelvo a poner la camisa, me da detalles sobre mi diagnóstico y evolución, lo que debo tomar o seguir tomando y los movimientos que tengo que ejercitar para calmar el dolor. Seguidamente, se acerca un poco más a mi, se sienta a mi lado en la camilla. Me pregunta dulcemenente si estoy bien y me dice que ya está, que me relaje y que me siga cuidando como me dice para aliviar el dolor, que lo estoy haciendo bien y que yo puedo. Me acaricia las mejillas y el pelo. Nos miramos sonriéndonos tiernamente la una a la otra. Es en este momento cuando nuestras miradas se cruzan de una manera muy intensa, con deseo y sentimientos. Las dos nos deseamos y queremos la una a la otra. Y ese instante, lentamente se encuentran nuestros rostros, me besa la frente, las mejillas, los labios...
Una vez nos hemos dado nuestro primer beso, ella me dice a medida que nos hemos ido conociendo se ha enamorado de mi (ya teniendo presente que somos lesbianas las dos) y que llevaba tiempo deseando este momento. Ya casi llorando se disculpa por si se ha dejado llevar por sus impulsos y si me he sentido incómoda y me dice que si no quiero y no me siento a gusto me entenderá perfectamente y que jamás quisiera hacerme daño ni sentir mal. Una vez me dice eso llora y con solo ver lágrimas en sus ojos, lo primero que hago es abrazarla, acariciarle el cabello y darle un beso en la mejilla. Su corazón latía muy rápido pero poco a poco, con mi abrazo, mis carícias y mi beso la voy tranquilizando. Le digo emocionada que la quiero mucho y que yo también siento lo mismo por ella, que admiro su valentía de haberme mostrado sus sentimientos hacia mi y si no fuera por ella, yo no hubiera tenido el valor de dar ese paso por mi timidez. Nos seguimos abrazando. Llega un momento que nos miramos y le doy otro beso en la mejilla. Me pregunta algo preocupada si realmente estoy segura, a lo que le respondo que claro que sí y le doy un apasionado beso en los labios. Que jamás dude de que mi deseo y sentimientos hacia ella son reales.Mientras nos besamos, la abrazo por el cuello y nos cambiamos de posición mientras ella me coge de la cintura. Se pone de pie y yo sigo sentada en la camilla apoyándome en la pared. Estando yo sentada y abrazándola del cuello y ella de pie y cogiéndome de la cintura, la rodeo con mis piernas. Nuestros cuerpos se acercan más y nos abrazamos con fuerza, nos acariciamos y nos besamos con mucha pasión. Nos damos unos cuantos besos bastante intensos. Entonces ella me levanta en brazos y seguimos besándonos en esta posición. Puedo sentir el roce de sus pechos con los míos y me excito aún más. Pasados unos minutos, me baja y estamos las dos de pie. La abrazo con fuerza y mis manos se pierden entre su cintura y sus caderas, de la misma manera que las suyas también se pierden por mi cintura y mis caderas. Llega un momento en el que ella, delante mío, se empieza a quitar la ropa lentamente y de manera sensual y provocativa. kikgujh Se quita la bata y el jersey. Como ropa interior lleva un sujetador negro en forma de top. Mi respiración se acelera notablemente, empiezo a respirar muy fuerte. Acto seguido, se acerca a mi y me besa. Después se va quitando lentamente los pantalones a la vez que mueve sensualmente sus caderas. Esa mujer es puro fuego, la Sensualidad personificada. Es sobre todo en este momento cuando siento que mi corazón late con mucha más fuerza de lo normal, una sensación de intensos espasmos en mi estómago, que mis pechos se endurecen, que mi saliva aumenta, temblor en mis extremidades, mucho calor, sensibilidad y sonrojo en mis mejillas, cuello, labios, oídos y pecho. Mi cuerpo se estremece de deseo ante ella de manera increíble. Para poder quitarse los pantalones, cuando ya los tiene bajados hasta las botas, se las quita para poderse bajárselos del todo y quitárselos, aunque al instante de estar solo con ropa interior, se las vuelve a poner. Por lo que veo ya reconoce que las botas la hacen ver y sentirse sensual. Ella acaba en ropa interior y con sus provocativas botas puestas. Lleva puesto un conjunto de lencería negra: un sujetador negro ancho en forma de top y unas bragas también anchas en forma de culotte, con una tela encima que le da forma de minifalda. Me siento muy excitada y emocionada. La deseo más que nunca. La miro a los ojos y le confieso que la deseo muchísimo desde el primer momento que la ví, que es totalmente mi tipo de mujer y que siempre me ha parecido muy hermosa y sensual. Que tiene la mirada y la sonrisa más preciosas de todas, que siempre que miro el mar pienso en sus ojos, que esta noche es luna llena y que durante todas las noches de luna llena miro el cielo y pienso en ella. Que la blanca piel de su rostro es como la luna y su hermosa melena negra azabache es como el cielo en la noche. Que esa ropa interior y las botas la hacen ver muy sensual. Ella se emociona, me muestra una gran y sincera sonrisa, se ruboriza mucho y sus ojos claramente se iluminan y se empañan. Se ve que contiene muchas ganas de llorar de la emoción. Las dos pegamos como imanes y nos abrazamos con mucha fuerza, nos acariciamos la cintura, las caderas y las nalgas y nos besamos con mucha pasión. Llega un momento en el que en medio de un apasionado beso, ella me va desabrochando lentamente los botones de la camisa hasta quitármela. Acto seguido, me acaricia la cintura y la espalda y me baja delicadamente la cremallera de mi falda hasta que esta cae al suelo. Sus manos empiezan a recorrer mis nalgas con avidez, de la misma manera que mis manos también recorren las suyas. También me baja las medias lentamente hasta yo quedar también en ropa interior y sus manos siguen en mis nalgas. De repente se rompe el silencio y de la nada empieza a sonar desde el reproductor de música de la radio unas hermosas canciones de amor. Las dos nos emocionamos y rompemos a llorar abrazadas. Nos decimos "t'estimo, amor". ("te amo, amor".Ella me vuelve a levantar en brazos y me lleva hasta la camilla más grande que hay y con delicadeza y amorosamente me tumba y acomoda allí. Se ve que se preocupa sobre todo porque me sienta cómoda, segura y relajada haciendo el amor con ella. Efectivamente, y ya como doctora, tiene perfectamente claras las protecciones que hay que llevar a cabo al hacerlo. También ve claramente que no tengo experiencia y hace todo lo posible para que me sienta calmada. Para darme toda confianza y seguridad. Yo estoy tumbada debajo suyo y ella está agachada encima mío, mientras que yo, desde debajo, la rodeo con mis piernas. Yo la abrazo por el cuello y nos seguimos besando. Ella es mi dominante y yo su pasiva. La música continúa sonando desde su reproductor. Van sonando canciones de Alejandro Sanz, Sergio Dalma, Antonio Orozco, algunas en catalán... Las dos continuamos emocionadas y con lágrimas en los ojos. Sentimos una intensa y hermosa mezcla de deseo, sensaciones y sentimientos. Esa mujer me hace sentir en el cielo. Así seguimos durante horas hasta que las dos morimos de placer haciendo el amor apasionadamente durante toda aquella noche de luna llena, la luz de la cual se ve reflejada por la ventana y es la que nos ilumina en este hermoso momento.