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Mi amante me dejó y me siento muy vacío...

Última respuesta: 23 de octubre de 2019 a las 8:22
J
jacopo_13692541
4/4/19 a las 22:47

Soy un hombre casado de 37 años. El matrimonio con mi esposa no es malo, pero hace años que me di cuenta que no la amo realmente. Estoy con ella por mis hijos (4), y porque nos llevamos bien. Ella y yo somos compatibles en la parte intelectual. Tenemos los mismos gustos, las mismas afinidades, somos profesionales de la misma carrera y de la misma maestría. Hacemos siempre todo juntos: vamos a las mismas reuniones de amigos (sus amigos son también mis amigos), corremos juntos... en fin, que en apariencia y ante todo el mundo somos la pareja ideal, muy unida y también unos padres ejemplares.

Sin embargo, aunque la intimidad no es mala entre nosotros, hace años que me siento insatisfecho con este matrimonio. No sé explicarlo en verdad. Yo mismo no puedo entender cómo teniendo todo para ser feliz con mi esposa, simplemente no lo consigo.Como es de suponerse, esta situación me llevó hace años a buscar algo más con otra persona, que llenara ese vacío en la parte sentimental.

Lo que encontré fue una mujer casi 10 años menor que yo, muy guapa. Ella era mi subordinada en el trabajo y al principio realmente no estaba interesado en ella, ni ella en mí. No obstante, el trato continuo y el tiempo que pasaba con ella fue generando de a poco una atracción irresistible entre ambos. Ella realmente tenía mala fama, atribuida a su supuesta experiencia en relaciones con hombres casados, durante algunos años en que fue madre soltera. Yo no la juzgo, simplemente creo que la soledad la llevó a tomar malas decisiones.

Cuando la conocí, estaba precisamente en ese ir y venir, típico de alguien que no tiene claridad en lo que quiere.No creo, personalmente que ella se comportara como una "roba-maridos" cuando se fijó en mí. Lo nuestro se fue dando simplemente como una relación de amistad y apoyo mutuo. Ella era mi confidente de cosas que uno no le cuenta a la esposa, y yo el de ella. Además, siendo su jefe, le apoyaba en lo laboral, le enseñé muchas cosas, la hice crecer profesionalmente y ella siempre me lo agradeció. Como dije antes, al inicio no estábamos interesados el uno en el otro, y aunque ella siempre me pareció atractiva, yo la veía más como una compañera de trabajo un tanto inestable.Pero tarde o temprano sucedió. Las miradas dicen mucho y en algún momento se tornaron en coqueteos. Así fue como pasamos rápidamente a una relación íntima.

Esta primera etapa no duró mucho, pues muy pronto los rumores corrieron y tuve problemas con mi esposa. Es así que decidimos "distanciarnos" (en apariencia al menos) de común acuerdo, y retomar nuestra relación como algo puramente laboral. Ella se enamoró de otro hombre, y luego de otro más. Fue así durante un periodo de 4 años más o menos, hasta que se comprometió con su actual esposo.Curiosamente, durante esos periodos en los que nos mantuvimos un tanto "distantes" en la oficina, para no levantar rumores, nunca dejamos de ser realmente una especie de cómplices. Aunque ella estuviera con otro, manteníamos una estrecha cercanía. Eventualmente nos tomábamos las manos, nos besábamos, coqueteábamos todo el tiempo, en fin, jugueteábamos con la idea de ser algo más que amigos siempre. Y era lindo a fin de cuentas, porque ambos sabíamos que contábamos el uno con el otro, de forma incondicional, pero sin exigencias.

Debo confesar no obstante, que no todo fue dulzura. A mí me pateaba en las entrañas verla enamorarse de otros, me sentí mil veces frustrado, y esa frustración me llevó a desear terminar la relación o complicidad, o lo que fuera que teníamos, cientos de veces. Muchas veces descargué esa frustración con ella, y “terminamos” muchas veces, por algunas horas o días, una y otra vez. Pero el trato cotidiano inevitable entre nosotros, esa continua necesidad de vernos, de tocarnos las manos aunque fuera en simples roces, de hablarnos, de buscarnos, hizo que todos esos esfuerzos fueran inútiles. Siempre terminamos volviendo a esa complicidad que de algún modo nos brindaba un sentido de pertenencia a algo único, clandestino, de lo que nadie, ni remotamente sospechaba. Ante el mundo éramos solo jefe y subordinada, una especie de compañeros que nos teníamos confianza… y nada más.

Tiempo después se comprometió con quien ahora es su esposo. A mí por supuesto me pegó en el hígado su decisión de casarse, pero obviamente no podía exigirle que no lo hiciera. Después de todo, yo estaba casado y no tenía ninguna autoridad moral para pedirle que ella no hiciera lo mismo. Ella deseaba tener una estabilidad, apoyo y compañía que yo sencillamente no podía ofrecerle. Asi que tuve que tragarme una vez más mi frustración al respecto, y aguantar mientras veía cómo se me iba la oportunidad de hacer una vida con ella.Pensé que sería el fin definitivo para nosotros, que ella sentaría cabeza y me diría adiós para siempre. Ocho días después de su boda, nos besábamos de nuevo a hurtadillas. 

Yo seguí enviándole flores anónimamente, que en la oficina atribuían a su marido. Le compraba regalos, ropa, y durante muchos meses volvimos a ser los mismos. Mantuvimos intimidad de vez en cuando, siempre muy discretamente. Y yo fui muy feliz teniéndola así, aunque tuviera que compartirla con su esposo. 

El problema comenzó cuando me ofrecieron otro empleo más atractivo en una nueva empresa del ramo tecnológico, que es mi especialidad. La sola idea de dejar esa empresa me ponía muy triste. No concebía tener que dejar de verla.Cuando se lo conté, me dijo que no lo pensara, que ella quería verme crecer, que no importaba que no pudiéramos vernos a diario, que ella haría el esfuerzo por verme si yo lo hacía también, así fuera unos minutos, alguno que otro día. Ya para entonces tanto ella como yo pensábamos que nuestra complicidad era algo muy fuerte, pues había sobrevivido a muchas cosas, entre relaciones, peleas, celos y desencuentros. Hasta el día de hoy creo que lo que construimos fue muy fuerte. Por eso me encuentro aquí, relatando todo esto.

Fue entonces que comenzó mi tortura, pues con mi partida ella fue promovida también y adquirió mayores responsabilidades. Todo lo que le enseñé rindió frutos. Ella comenzó a destacar y con ello tuvo cada vez menos tiempo para incluso contestar mis mensajes. Poco a poco tuve que ir viendo como se fue desmoronando nuestra comunicación, durante meses, en los que tuvimos muchas peleas y pequeñas reconciliaciones, pero al final, supongo que la distancia hizo mella… Luego, ella conoció a un sujeto que le gustó y aunque siempre me negó sentirse atraída por él, supe por lo que conocía de ella, que se estaba enamorando de nuevo.La última vez que hablamos fue hace dos meses… La reñí por aquel tipo y yo mismo le pedí terminar, por mi propia salud emocional. Ahora estoy escribiendo estas líneas sabiendo que ella quizá ya me olvidó, muy consciente de que es lo correcto seguir así, pero inevitablemente con el corazón hecho pedazos, y con la leve esperanza de que escribirlo y que otros lo lean, sea un acto terapéutico… y liberador.

Hace dos días le mandé un mensaje. Sabía que no debía hacerlo, pero el impulso pudo más que yo. Obviamente no recibí respuesta suya. Me cuesta trabajo creer que simplemente dejó de quererme, que simplemente se olvidó de mí…Evidentemente, es un desahogo. Algo que tengo que escribir, porque no puedo contárselo a nadie. Mis amigos son también amigos de mi esposa, así que, no tengo opciones en ese sentido.

Espero que haya alguien aquí que pueda darme algún aliento… y si no es así, que al menos sirva para no dejarlo guardado en el alma de este pobre tonto. Sé muy bien que he sido sumamente egoísta con mi esposa e hijos. Y el dolor que siento es una pequeña parte del precio que debo pagar por mi deshonestidad. Aún no estoy tan podrido del alma como para no verlo.Sé también que me toca sincerarme con mi esposa, y casi con seguridad la perderé, y muy merecidamente. Acaso estas líneas tenían la intención de que las opiniones objetivas que me habéis dado me sirvieran para darme valor y ser honesto de una buena vez.No me juzguéis tan duro, por favor. Soy simplemente un tipo jodidamente humano, que se enganchó en una relación indebida con la persona indebida. La he fastidiado y es justo que sufra. Soy muy consciente de que debo rehacer las cosas, hacer lo correcto y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen.

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L
lorna_9545128
20/6/19 a las 13:36
Mejor respuesta
En respuesta a jacopo_13692541

Soy un hombre casado de 37 años. El matrimonio con mi esposa no es malo, pero hace años que me di cuenta que no la amo realmente. Estoy con ella por mis hijos (4), y porque nos llevamos bien. Ella y yo somos compatibles en la parte intelectual. Tenemos los mismos gustos, las mismas afinidades, somos profesionales de la misma carrera y de la misma maestría. Hacemos siempre todo juntos: vamos a las mismas reuniones de amigos (sus amigos son también mis amigos), corremos juntos... en fin, que en apariencia y ante todo el mundo somos la pareja ideal, muy unida y también unos padres ejemplares.

Sin embargo, aunque la intimidad no es mala entre nosotros, hace años que me siento insatisfecho con este matrimonio. No sé explicarlo en verdad. Yo mismo no puedo entender cómo teniendo todo para ser feliz con mi esposa, simplemente no lo consigo.Como es de suponerse, esta situación me llevó hace años a buscar algo más con otra persona, que llenara ese vacío en la parte sentimental.

Lo que encontré fue una mujer casi 10 años menor que yo, muy guapa. Ella era mi subordinada en el trabajo y al principio realmente no estaba interesado en ella, ni ella en mí. No obstante, el trato continuo y el tiempo que pasaba con ella fue generando de a poco una atracción irresistible entre ambos. Ella realmente tenía mala fama, atribuida a su supuesta experiencia en relaciones con hombres casados, durante algunos años en que fue madre soltera. Yo no la juzgo, simplemente creo que la soledad la llevó a tomar malas decisiones.

Cuando la conocí, estaba precisamente en ese ir y venir, típico de alguien que no tiene claridad en lo que quiere.No creo, personalmente que ella se comportara como una "roba-maridos" cuando se fijó en mí. Lo nuestro se fue dando simplemente como una relación de amistad y apoyo mutuo. Ella era mi confidente de cosas que uno no le cuenta a la esposa, y yo el de ella. Además, siendo su jefe, le apoyaba en lo laboral, le enseñé muchas cosas, la hice crecer profesionalmente y ella siempre me lo agradeció. Como dije antes, al inicio no estábamos interesados el uno en el otro, y aunque ella siempre me pareció atractiva, yo la veía más como una compañera de trabajo un tanto inestable.Pero tarde o temprano sucedió. Las miradas dicen mucho y en algún momento se tornaron en coqueteos. Así fue como pasamos rápidamente a una relación íntima.

Esta primera etapa no duró mucho, pues muy pronto los rumores corrieron y tuve problemas con mi esposa. Es así que decidimos "distanciarnos" (en apariencia al menos) de común acuerdo, y retomar nuestra relación como algo puramente laboral. Ella se enamoró de otro hombre, y luego de otro más. Fue así durante un periodo de 4 años más o menos, hasta que se comprometió con su actual esposo.Curiosamente, durante esos periodos en los que nos mantuvimos un tanto "distantes" en la oficina, para no levantar rumores, nunca dejamos de ser realmente una especie de cómplices. Aunque ella estuviera con otro, manteníamos una estrecha cercanía. Eventualmente nos tomábamos las manos, nos besábamos, coqueteábamos todo el tiempo, en fin, jugueteábamos con la idea de ser algo más que amigos siempre. Y era lindo a fin de cuentas, porque ambos sabíamos que contábamos el uno con el otro, de forma incondicional, pero sin exigencias.

Debo confesar no obstante, que no todo fue dulzura. A mí me pateaba en las entrañas verla enamorarse de otros, me sentí mil veces frustrado, y esa frustración me llevó a desear terminar la relación o complicidad, o lo que fuera que teníamos, cientos de veces. Muchas veces descargué esa frustración con ella, y “terminamos” muchas veces, por algunas horas o días, una y otra vez. Pero el trato cotidiano inevitable entre nosotros, esa continua necesidad de vernos, de tocarnos las manos aunque fuera en simples roces, de hablarnos, de buscarnos, hizo que todos esos esfuerzos fueran inútiles. Siempre terminamos volviendo a esa complicidad que de algún modo nos brindaba un sentido de pertenencia a algo único, clandestino, de lo que nadie, ni remotamente sospechaba. Ante el mundo éramos solo jefe y subordinada, una especie de compañeros que nos teníamos confianza… y nada más.

Tiempo después se comprometió con quien ahora es su esposo. A mí por supuesto me pegó en el hígado su decisión de casarse, pero obviamente no podía exigirle que no lo hiciera. Después de todo, yo estaba casado y no tenía ninguna autoridad moral para pedirle que ella no hiciera lo mismo. Ella deseaba tener una estabilidad, apoyo y compañía que yo sencillamente no podía ofrecerle. Asi que tuve que tragarme una vez más mi frustración al respecto, y aguantar mientras veía cómo se me iba la oportunidad de hacer una vida con ella.Pensé que sería el fin definitivo para nosotros, que ella sentaría cabeza y me diría adiós para siempre. Ocho días después de su boda, nos besábamos de nuevo a hurtadillas. 

Yo seguí enviándole flores anónimamente, que en la oficina atribuían a su marido. Le compraba regalos, ropa, y durante muchos meses volvimos a ser los mismos. Mantuvimos intimidad de vez en cuando, siempre muy discretamente. Y yo fui muy feliz teniéndola así, aunque tuviera que compartirla con su esposo. 

El problema comenzó cuando me ofrecieron otro empleo más atractivo en una nueva empresa del ramo tecnológico, que es mi especialidad. La sola idea de dejar esa empresa me ponía muy triste. No concebía tener que dejar de verla.Cuando se lo conté, me dijo que no lo pensara, que ella quería verme crecer, que no importaba que no pudiéramos vernos a diario, que ella haría el esfuerzo por verme si yo lo hacía también, así fuera unos minutos, alguno que otro día. Ya para entonces tanto ella como yo pensábamos que nuestra complicidad era algo muy fuerte, pues había sobrevivido a muchas cosas, entre relaciones, peleas, celos y desencuentros. Hasta el día de hoy creo que lo que construimos fue muy fuerte. Por eso me encuentro aquí, relatando todo esto.

Fue entonces que comenzó mi tortura, pues con mi partida ella fue promovida también y adquirió mayores responsabilidades. Todo lo que le enseñé rindió frutos. Ella comenzó a destacar y con ello tuvo cada vez menos tiempo para incluso contestar mis mensajes. Poco a poco tuve que ir viendo como se fue desmoronando nuestra comunicación, durante meses, en los que tuvimos muchas peleas y pequeñas reconciliaciones, pero al final, supongo que la distancia hizo mella… Luego, ella conoció a un sujeto que le gustó y aunque siempre me negó sentirse atraída por él, supe por lo que conocía de ella, que se estaba enamorando de nuevo.La última vez que hablamos fue hace dos meses… La reñí por aquel tipo y yo mismo le pedí terminar, por mi propia salud emocional. Ahora estoy escribiendo estas líneas sabiendo que ella quizá ya me olvidó, muy consciente de que es lo correcto seguir así, pero inevitablemente con el corazón hecho pedazos, y con la leve esperanza de que escribirlo y que otros lo lean, sea un acto terapéutico… y liberador.

Hace dos días le mandé un mensaje. Sabía que no debía hacerlo, pero el impulso pudo más que yo. Obviamente no recibí respuesta suya. Me cuesta trabajo creer que simplemente dejó de quererme, que simplemente se olvidó de mí…Evidentemente, es un desahogo. Algo que tengo que escribir, porque no puedo contárselo a nadie. Mis amigos son también amigos de mi esposa, así que, no tengo opciones en ese sentido.

Espero que haya alguien aquí que pueda darme algún aliento… y si no es así, que al menos sirva para no dejarlo guardado en el alma de este pobre tonto. Sé muy bien que he sido sumamente egoísta con mi esposa e hijos. Y el dolor que siento es una pequeña parte del precio que debo pagar por mi deshonestidad. Aún no estoy tan podrido del alma como para no verlo.Sé también que me toca sincerarme con mi esposa, y casi con seguridad la perderé, y muy merecidamente. Acaso estas líneas tenían la intención de que las opiniones objetivas que me habéis dado me sirvieran para darme valor y ser honesto de una buena vez.No me juzguéis tan duro, por favor. Soy simplemente un tipo jodidamente humano, que se enganchó en una relación indebida con la persona indebida. La he fastidiado y es justo que sufra. Soy muy consciente de que debo rehacer las cosas, hacer lo correcto y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen.

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

L
lou_2916311
4/4/19 a las 22:59

Muy triste esa historia. Lo honesto hubiera sido que te hubieras dado cuenta antes de meterte con tu amante del daño que ibas a hacer a tu esposa.
Yo no creo que seas sincero con ella nunca. Y siempre vivirá engañada. Los infieles lo son hasta que no pueden con los pantalones. 

A
angele_721752
4/4/19 a las 23:14

Menos llantos.....

Opciones:
1. Ser honesto con tu mujer, si no la quieres que pueda tener también la posibilidad de tener historias de sexo apasionado...o de "complicidad" con quien quiera como mínimo....esto sería lo ético...pero el beneficio es muy pobre...si lo hay.

2. Ser consciente de que  necesitas sentir "pasiones", y estas pasiones las has enfocado como algo sentimental pero podrían ser algo que tienes interiorizado...como que eres un hombre que ha hecho "lo correcto" en su vida....pero te falta "algo" y no necesariamente "alguien" de lo que enamorarte...para sentir que no solo eres el señor que hace lo que otros esperan que haga...sino lo que él siente que le provoca emoción. Puede que estés muy encorsetado en un estilo social de postureo. ...En este caso investiga qué te falta....algo que te provoque adrenalina, pasión...subidón...me explico? Decirle o no a tu esposa que fuiste infiel, queda en el punto 1 y 3.

3. No digas nada...sigue con tu vida, no dañarás a tu esposa...ojos que no ven corazón que no siente. Lo de "es justo que sufra"..vale, pero sufre callado, y proporcionándole a tu esposa la atención merecida. Esto no es ético, pero es práctico.
 

J
jacopo_13692541
5/4/19 a las 1:06
En respuesta a angele_721752

Menos llantos.....

Opciones:
1. Ser honesto con tu mujer, si no la quieres que pueda tener también la posibilidad de tener historias de sexo apasionado...o de "complicidad" con quien quiera como mínimo....esto sería lo ético...pero el beneficio es muy pobre...si lo hay.

2. Ser consciente de que  necesitas sentir "pasiones", y estas pasiones las has enfocado como algo sentimental pero podrían ser algo que tienes interiorizado...como que eres un hombre que ha hecho "lo correcto" en su vida....pero te falta "algo" y no necesariamente "alguien" de lo que enamorarte...para sentir que no solo eres el señor que hace lo que otros esperan que haga...sino lo que él siente que le provoca emoción. Puede que estés muy encorsetado en un estilo social de postureo. ...En este caso investiga qué te falta....algo que te provoque adrenalina, pasión...subidón...me explico? Decirle o no a tu esposa que fuiste infiel, queda en el punto 1 y 3.

3. No digas nada...sigue con tu vida, no dañarás a tu esposa...ojos que no ven corazón que no siente. Lo de "es justo que sufra"..vale, pero sufre callado, y proporcionándole a tu esposa la atención merecida. Esto no es ético, pero es práctico.
 

Muchas gracias selen11... Me ayuda mucho tu punto de vista...

L
lou_2916311
5/4/19 a las 12:39

Si. Es lo que más rabia da leer. , que siempre se arrepienten años después de haberse revolcado con su amante, nunca antes.
 Con lo facil que es decir.."Cariño, me gusta mi secretaria y va a ser mi amante. ¿qué hacemos.? .

B
boi_13136576
5/4/19 a las 13:55
En respuesta a jacopo_13692541

Soy un hombre casado de 37 años. El matrimonio con mi esposa no es malo, pero hace años que me di cuenta que no la amo realmente. Estoy con ella por mis hijos (4), y porque nos llevamos bien. Ella y yo somos compatibles en la parte intelectual. Tenemos los mismos gustos, las mismas afinidades, somos profesionales de la misma carrera y de la misma maestría. Hacemos siempre todo juntos: vamos a las mismas reuniones de amigos (sus amigos son también mis amigos), corremos juntos... en fin, que en apariencia y ante todo el mundo somos la pareja ideal, muy unida y también unos padres ejemplares.

Sin embargo, aunque la intimidad no es mala entre nosotros, hace años que me siento insatisfecho con este matrimonio. No sé explicarlo en verdad. Yo mismo no puedo entender cómo teniendo todo para ser feliz con mi esposa, simplemente no lo consigo.Como es de suponerse, esta situación me llevó hace años a buscar algo más con otra persona, que llenara ese vacío en la parte sentimental.

Lo que encontré fue una mujer casi 10 años menor que yo, muy guapa. Ella era mi subordinada en el trabajo y al principio realmente no estaba interesado en ella, ni ella en mí. No obstante, el trato continuo y el tiempo que pasaba con ella fue generando de a poco una atracción irresistible entre ambos. Ella realmente tenía mala fama, atribuida a su supuesta experiencia en relaciones con hombres casados, durante algunos años en que fue madre soltera. Yo no la juzgo, simplemente creo que la soledad la llevó a tomar malas decisiones.

Cuando la conocí, estaba precisamente en ese ir y venir, típico de alguien que no tiene claridad en lo que quiere.No creo, personalmente que ella se comportara como una "roba-maridos" cuando se fijó en mí. Lo nuestro se fue dando simplemente como una relación de amistad y apoyo mutuo. Ella era mi confidente de cosas que uno no le cuenta a la esposa, y yo el de ella. Además, siendo su jefe, le apoyaba en lo laboral, le enseñé muchas cosas, la hice crecer profesionalmente y ella siempre me lo agradeció. Como dije antes, al inicio no estábamos interesados el uno en el otro, y aunque ella siempre me pareció atractiva, yo la veía más como una compañera de trabajo un tanto inestable.Pero tarde o temprano sucedió. Las miradas dicen mucho y en algún momento se tornaron en coqueteos. Así fue como pasamos rápidamente a una relación íntima.

Esta primera etapa no duró mucho, pues muy pronto los rumores corrieron y tuve problemas con mi esposa. Es así que decidimos "distanciarnos" (en apariencia al menos) de común acuerdo, y retomar nuestra relación como algo puramente laboral. Ella se enamoró de otro hombre, y luego de otro más. Fue así durante un periodo de 4 años más o menos, hasta que se comprometió con su actual esposo.Curiosamente, durante esos periodos en los que nos mantuvimos un tanto "distantes" en la oficina, para no levantar rumores, nunca dejamos de ser realmente una especie de cómplices. Aunque ella estuviera con otro, manteníamos una estrecha cercanía. Eventualmente nos tomábamos las manos, nos besábamos, coqueteábamos todo el tiempo, en fin, jugueteábamos con la idea de ser algo más que amigos siempre. Y era lindo a fin de cuentas, porque ambos sabíamos que contábamos el uno con el otro, de forma incondicional, pero sin exigencias.

Debo confesar no obstante, que no todo fue dulzura. A mí me pateaba en las entrañas verla enamorarse de otros, me sentí mil veces frustrado, y esa frustración me llevó a desear terminar la relación o complicidad, o lo que fuera que teníamos, cientos de veces. Muchas veces descargué esa frustración con ella, y “terminamos” muchas veces, por algunas horas o días, una y otra vez. Pero el trato cotidiano inevitable entre nosotros, esa continua necesidad de vernos, de tocarnos las manos aunque fuera en simples roces, de hablarnos, de buscarnos, hizo que todos esos esfuerzos fueran inútiles. Siempre terminamos volviendo a esa complicidad que de algún modo nos brindaba un sentido de pertenencia a algo único, clandestino, de lo que nadie, ni remotamente sospechaba. Ante el mundo éramos solo jefe y subordinada, una especie de compañeros que nos teníamos confianza… y nada más.

Tiempo después se comprometió con quien ahora es su esposo. A mí por supuesto me pegó en el hígado su decisión de casarse, pero obviamente no podía exigirle que no lo hiciera. Después de todo, yo estaba casado y no tenía ninguna autoridad moral para pedirle que ella no hiciera lo mismo. Ella deseaba tener una estabilidad, apoyo y compañía que yo sencillamente no podía ofrecerle. Asi que tuve que tragarme una vez más mi frustración al respecto, y aguantar mientras veía cómo se me iba la oportunidad de hacer una vida con ella.Pensé que sería el fin definitivo para nosotros, que ella sentaría cabeza y me diría adiós para siempre. Ocho días después de su boda, nos besábamos de nuevo a hurtadillas. 

Yo seguí enviándole flores anónimamente, que en la oficina atribuían a su marido. Le compraba regalos, ropa, y durante muchos meses volvimos a ser los mismos. Mantuvimos intimidad de vez en cuando, siempre muy discretamente. Y yo fui muy feliz teniéndola así, aunque tuviera que compartirla con su esposo. 

El problema comenzó cuando me ofrecieron otro empleo más atractivo en una nueva empresa del ramo tecnológico, que es mi especialidad. La sola idea de dejar esa empresa me ponía muy triste. No concebía tener que dejar de verla.Cuando se lo conté, me dijo que no lo pensara, que ella quería verme crecer, que no importaba que no pudiéramos vernos a diario, que ella haría el esfuerzo por verme si yo lo hacía también, así fuera unos minutos, alguno que otro día. Ya para entonces tanto ella como yo pensábamos que nuestra complicidad era algo muy fuerte, pues había sobrevivido a muchas cosas, entre relaciones, peleas, celos y desencuentros. Hasta el día de hoy creo que lo que construimos fue muy fuerte. Por eso me encuentro aquí, relatando todo esto.

Fue entonces que comenzó mi tortura, pues con mi partida ella fue promovida también y adquirió mayores responsabilidades. Todo lo que le enseñé rindió frutos. Ella comenzó a destacar y con ello tuvo cada vez menos tiempo para incluso contestar mis mensajes. Poco a poco tuve que ir viendo como se fue desmoronando nuestra comunicación, durante meses, en los que tuvimos muchas peleas y pequeñas reconciliaciones, pero al final, supongo que la distancia hizo mella… Luego, ella conoció a un sujeto que le gustó y aunque siempre me negó sentirse atraída por él, supe por lo que conocía de ella, que se estaba enamorando de nuevo.La última vez que hablamos fue hace dos meses… La reñí por aquel tipo y yo mismo le pedí terminar, por mi propia salud emocional. Ahora estoy escribiendo estas líneas sabiendo que ella quizá ya me olvidó, muy consciente de que es lo correcto seguir así, pero inevitablemente con el corazón hecho pedazos, y con la leve esperanza de que escribirlo y que otros lo lean, sea un acto terapéutico… y liberador.

Hace dos días le mandé un mensaje. Sabía que no debía hacerlo, pero el impulso pudo más que yo. Obviamente no recibí respuesta suya. Me cuesta trabajo creer que simplemente dejó de quererme, que simplemente se olvidó de mí…Evidentemente, es un desahogo. Algo que tengo que escribir, porque no puedo contárselo a nadie. Mis amigos son también amigos de mi esposa, así que, no tengo opciones en ese sentido.

Espero que haya alguien aquí que pueda darme algún aliento… y si no es así, que al menos sirva para no dejarlo guardado en el alma de este pobre tonto. Sé muy bien que he sido sumamente egoísta con mi esposa e hijos. Y el dolor que siento es una pequeña parte del precio que debo pagar por mi deshonestidad. Aún no estoy tan podrido del alma como para no verlo.Sé también que me toca sincerarme con mi esposa, y casi con seguridad la perderé, y muy merecidamente. Acaso estas líneas tenían la intención de que las opiniones objetivas que me habéis dado me sirvieran para darme valor y ser honesto de una buena vez.No me juzguéis tan duro, por favor. Soy simplemente un tipo jodidamente humano, que se enganchó en una relación indebida con la persona indebida. La he fastidiado y es justo que sufra. Soy muy consciente de que debo rehacer las cosas, hacer lo correcto y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen.

Ánimo y suerte.

Eres un pedazo de c****n, ahora la balanza de la vida debe recuperar todo lo que has conseguido de forma tan inicua. Sólo te queda sufrir solo o en silencio con tu mujer (solo también), porque tu reflejo es una falsedad.

Repito... Ánimo y suerte. Ahora empieza la crisis de verdad.

S
shabir_13663382
5/4/19 a las 14:30

Pues no te has dado cuenta, que no solo te has enganchado con tu amante sino que te has enamorado, no amas a tu esposa, amas la vida cómoda y social que tienes con tu esposa e hijos, pero no la amas, el amor amor es la amante, y upsssss, te pagó con la misma moneda que tú le has dado a tu esposa por años. A ver, es tu amante, se casó con otro por estabilidad, te deja,  se busca otro amante, muy corrida la chica, pero ese no es punto a tratar, salvo que sufres y mucho por una mujer que tiene los valores en su vagina. 

Yo, en tu lugar, lo tengo claro, guardo esta aventura en mi memoria y recuerdo, no tiene ningún  sentido decirle o confesarlo a tu esposa, honestamente, a mi me huele, que tu esposa lo sospecha, con aquellos de los rumores y cuentos, solo que está en su zona de confort y no lo asume, quizás me equivoque. 

Sólo tú decides que hacer, tienes la  oportunidad de arreglar tu matrimonio, o tener las verdaderas agallas para separarte, porque, te reitero, tu no amas a tu esposa. Puedes  permitir que ambos busquen su verdadero camino....

Esta es una oportunidad que se te presenta para hacer las cosas bien, el tema de todo esto es que tú no estás arrepentido ni sientes culpa,,,,,,,,

suerte. 

M
mounim_13665211
5/4/19 a las 22:37

Neckgetafe82 te envío mensaje privado.

M
mounim_13665211
5/4/19 a las 23:16
En respuesta a shabir_13663382

Pues no te has dado cuenta, que no solo te has enganchado con tu amante sino que te has enamorado, no amas a tu esposa, amas la vida cómoda y social que tienes con tu esposa e hijos, pero no la amas, el amor amor es la amante, y upsssss, te pagó con la misma moneda que tú le has dado a tu esposa por años. A ver, es tu amante, se casó con otro por estabilidad, te deja,  se busca otro amante, muy corrida la chica, pero ese no es punto a tratar, salvo que sufres y mucho por una mujer que tiene los valores en su vagina. 

Yo, en tu lugar, lo tengo claro, guardo esta aventura en mi memoria y recuerdo, no tiene ningún  sentido decirle o confesarlo a tu esposa, honestamente, a mi me huele, que tu esposa lo sospecha, con aquellos de los rumores y cuentos, solo que está en su zona de confort y no lo asume, quizás me equivoque. 

Sólo tú decides que hacer, tienes la  oportunidad de arreglar tu matrimonio, o tener las verdaderas agallas para separarte, porque, te reitero, tu no amas a tu esposa. Puedes  permitir que ambos busquen su verdadero camino....

Esta es una oportunidad que se te presenta para hacer las cosas bien, el tema de todo esto es que tú no estás arrepentido ni sientes culpa,,,,,,,,

suerte. 

Ese camino que decís que deberían buscar, podrían jamás encontrarlo.
Algo que en estos foros jamás se cuenta, es cuando las personas quedan solas por décadas habiéndose separado por infidelidades.
No es cierto que se rehace la vida, no rehacés nada y mucho menos cuando tenés hijos.
Separarse cuando hay problemas en este caso en particular, es salir corriendo.
Yo pienso que, si realmente querés hacerle frente a un problema del que absolutamente todos los matrimonios atravesamos, necesitás ayuda profesional, terapia individual y terapia de parejas, de esa forma la pareja sale fortalecida o separada, generalmente fortalecida y digo esto porque cuando hay infidelidades, no secesariamente es porque se lleven mal, incluso el vínculo entre ambos suele ser muy bueno, pero hay cosas que por si solos no pueden solucionar.
El asunto es, la pregunta es, tanto para hombres como mujeres, ¿ estás dispuest@ a dejar tu zona de confort que tantos años les costó conseguir ?.....

A
akram_13094215
5/4/19 a las 23:41
En respuesta a jacopo_13692541

Soy un hombre casado de 37 años. El matrimonio con mi esposa no es malo, pero hace años que me di cuenta que no la amo realmente. Estoy con ella por mis hijos (4), y porque nos llevamos bien. Ella y yo somos compatibles en la parte intelectual. Tenemos los mismos gustos, las mismas afinidades, somos profesionales de la misma carrera y de la misma maestría. Hacemos siempre todo juntos: vamos a las mismas reuniones de amigos (sus amigos son también mis amigos), corremos juntos... en fin, que en apariencia y ante todo el mundo somos la pareja ideal, muy unida y también unos padres ejemplares.

Sin embargo, aunque la intimidad no es mala entre nosotros, hace años que me siento insatisfecho con este matrimonio. No sé explicarlo en verdad. Yo mismo no puedo entender cómo teniendo todo para ser feliz con mi esposa, simplemente no lo consigo.Como es de suponerse, esta situación me llevó hace años a buscar algo más con otra persona, que llenara ese vacío en la parte sentimental.

Lo que encontré fue una mujer casi 10 años menor que yo, muy guapa. Ella era mi subordinada en el trabajo y al principio realmente no estaba interesado en ella, ni ella en mí. No obstante, el trato continuo y el tiempo que pasaba con ella fue generando de a poco una atracción irresistible entre ambos. Ella realmente tenía mala fama, atribuida a su supuesta experiencia en relaciones con hombres casados, durante algunos años en que fue madre soltera. Yo no la juzgo, simplemente creo que la soledad la llevó a tomar malas decisiones.

Cuando la conocí, estaba precisamente en ese ir y venir, típico de alguien que no tiene claridad en lo que quiere.No creo, personalmente que ella se comportara como una "roba-maridos" cuando se fijó en mí. Lo nuestro se fue dando simplemente como una relación de amistad y apoyo mutuo. Ella era mi confidente de cosas que uno no le cuenta a la esposa, y yo el de ella. Además, siendo su jefe, le apoyaba en lo laboral, le enseñé muchas cosas, la hice crecer profesionalmente y ella siempre me lo agradeció. Como dije antes, al inicio no estábamos interesados el uno en el otro, y aunque ella siempre me pareció atractiva, yo la veía más como una compañera de trabajo un tanto inestable.Pero tarde o temprano sucedió. Las miradas dicen mucho y en algún momento se tornaron en coqueteos. Así fue como pasamos rápidamente a una relación íntima.

Esta primera etapa no duró mucho, pues muy pronto los rumores corrieron y tuve problemas con mi esposa. Es así que decidimos "distanciarnos" (en apariencia al menos) de común acuerdo, y retomar nuestra relación como algo puramente laboral. Ella se enamoró de otro hombre, y luego de otro más. Fue así durante un periodo de 4 años más o menos, hasta que se comprometió con su actual esposo.Curiosamente, durante esos periodos en los que nos mantuvimos un tanto "distantes" en la oficina, para no levantar rumores, nunca dejamos de ser realmente una especie de cómplices. Aunque ella estuviera con otro, manteníamos una estrecha cercanía. Eventualmente nos tomábamos las manos, nos besábamos, coqueteábamos todo el tiempo, en fin, jugueteábamos con la idea de ser algo más que amigos siempre. Y era lindo a fin de cuentas, porque ambos sabíamos que contábamos el uno con el otro, de forma incondicional, pero sin exigencias.

Debo confesar no obstante, que no todo fue dulzura. A mí me pateaba en las entrañas verla enamorarse de otros, me sentí mil veces frustrado, y esa frustración me llevó a desear terminar la relación o complicidad, o lo que fuera que teníamos, cientos de veces. Muchas veces descargué esa frustración con ella, y “terminamos” muchas veces, por algunas horas o días, una y otra vez. Pero el trato cotidiano inevitable entre nosotros, esa continua necesidad de vernos, de tocarnos las manos aunque fuera en simples roces, de hablarnos, de buscarnos, hizo que todos esos esfuerzos fueran inútiles. Siempre terminamos volviendo a esa complicidad que de algún modo nos brindaba un sentido de pertenencia a algo único, clandestino, de lo que nadie, ni remotamente sospechaba. Ante el mundo éramos solo jefe y subordinada, una especie de compañeros que nos teníamos confianza… y nada más.

Tiempo después se comprometió con quien ahora es su esposo. A mí por supuesto me pegó en el hígado su decisión de casarse, pero obviamente no podía exigirle que no lo hiciera. Después de todo, yo estaba casado y no tenía ninguna autoridad moral para pedirle que ella no hiciera lo mismo. Ella deseaba tener una estabilidad, apoyo y compañía que yo sencillamente no podía ofrecerle. Asi que tuve que tragarme una vez más mi frustración al respecto, y aguantar mientras veía cómo se me iba la oportunidad de hacer una vida con ella.Pensé que sería el fin definitivo para nosotros, que ella sentaría cabeza y me diría adiós para siempre. Ocho días después de su boda, nos besábamos de nuevo a hurtadillas. 

Yo seguí enviándole flores anónimamente, que en la oficina atribuían a su marido. Le compraba regalos, ropa, y durante muchos meses volvimos a ser los mismos. Mantuvimos intimidad de vez en cuando, siempre muy discretamente. Y yo fui muy feliz teniéndola así, aunque tuviera que compartirla con su esposo. 

El problema comenzó cuando me ofrecieron otro empleo más atractivo en una nueva empresa del ramo tecnológico, que es mi especialidad. La sola idea de dejar esa empresa me ponía muy triste. No concebía tener que dejar de verla.Cuando se lo conté, me dijo que no lo pensara, que ella quería verme crecer, que no importaba que no pudiéramos vernos a diario, que ella haría el esfuerzo por verme si yo lo hacía también, así fuera unos minutos, alguno que otro día. Ya para entonces tanto ella como yo pensábamos que nuestra complicidad era algo muy fuerte, pues había sobrevivido a muchas cosas, entre relaciones, peleas, celos y desencuentros. Hasta el día de hoy creo que lo que construimos fue muy fuerte. Por eso me encuentro aquí, relatando todo esto.

Fue entonces que comenzó mi tortura, pues con mi partida ella fue promovida también y adquirió mayores responsabilidades. Todo lo que le enseñé rindió frutos. Ella comenzó a destacar y con ello tuvo cada vez menos tiempo para incluso contestar mis mensajes. Poco a poco tuve que ir viendo como se fue desmoronando nuestra comunicación, durante meses, en los que tuvimos muchas peleas y pequeñas reconciliaciones, pero al final, supongo que la distancia hizo mella… Luego, ella conoció a un sujeto que le gustó y aunque siempre me negó sentirse atraída por él, supe por lo que conocía de ella, que se estaba enamorando de nuevo.La última vez que hablamos fue hace dos meses… La reñí por aquel tipo y yo mismo le pedí terminar, por mi propia salud emocional. Ahora estoy escribiendo estas líneas sabiendo que ella quizá ya me olvidó, muy consciente de que es lo correcto seguir así, pero inevitablemente con el corazón hecho pedazos, y con la leve esperanza de que escribirlo y que otros lo lean, sea un acto terapéutico… y liberador.

Hace dos días le mandé un mensaje. Sabía que no debía hacerlo, pero el impulso pudo más que yo. Obviamente no recibí respuesta suya. Me cuesta trabajo creer que simplemente dejó de quererme, que simplemente se olvidó de mí…Evidentemente, es un desahogo. Algo que tengo que escribir, porque no puedo contárselo a nadie. Mis amigos son también amigos de mi esposa, así que, no tengo opciones en ese sentido.

Espero que haya alguien aquí que pueda darme algún aliento… y si no es así, que al menos sirva para no dejarlo guardado en el alma de este pobre tonto. Sé muy bien que he sido sumamente egoísta con mi esposa e hijos. Y el dolor que siento es una pequeña parte del precio que debo pagar por mi deshonestidad. Aún no estoy tan podrido del alma como para no verlo.Sé también que me toca sincerarme con mi esposa, y casi con seguridad la perderé, y muy merecidamente. Acaso estas líneas tenían la intención de que las opiniones objetivas que me habéis dado me sirvieran para darme valor y ser honesto de una buena vez.No me juzguéis tan duro, por favor. Soy simplemente un tipo jodidamente humano, que se enganchó en una relación indebida con la persona indebida. La he fastidiado y es justo que sufra. Soy muy consciente de que debo rehacer las cosas, hacer lo correcto y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen.

Hola... la vida misma se encarga de cobrarnos las cosas malas y buenas que hagamos... como digo... no hoy, no mañana, pero el día menos pensado llega... aún la tuya no te llega, eso es sólo una cucharadita de lo que viene... en vez de estar pidiendo consejos por la amante, deberías estar pidiendo consejos para ver como salvas lo poco que queda de amor por tu familia... aunque creo que es imposible... habla bien había con tu esposa y déjala para que ella puede estar con alguien que en verdad la valore y la ame de verdad... nunca entenderé a los infieles... muy valientes para las mentiras, el engaño y la traición, pero muy cobardes para hablar las cosas con claridad... desde un principio debiste hablar antes de llegar a ser infiel y ahora no estarías así... pero bueno así son todos los infieles... cobardes, egoístas y envidiosos... pero bueno así es la raza humana... "entre más conozco a la humanidad, más amo a los animales"...

A
angele_721752
5/4/19 a las 23:44

Pensé lo mismo....no sé por qué...pero también me dio esa sensación....su mujer tonta no es.

A
akram_13094215
5/4/19 a las 23:58
En respuesta a angele_721752

Pensé lo mismo....no sé por qué...pero también me dio esa sensación....su mujer tonta no es.

Hola... obvio que no lo debe ser... pero esta en la misma zona de confort y no vas a dejar algo conocido por algo por conocer... 

A
akram_13094215
6/4/19 a las :00
En respuesta a angele_721752

Pensé lo mismo....no sé por qué...pero también me dio esa sensación....su mujer tonta no es.

Hola... las mujeres son muy vivas y para engatusarlas falta mucho... ellas se las saben todas...mientras uno va, ellas están descansando, por que han ido y vuelto unas 10 veces... 

A
akram_13094215
6/4/19 a las :07

Hola... como que te dolió... directo al corazón...

S
shabir_13663382
6/4/19 a las :11
En respuesta a mounim_13665211

Ese camino que decís que deberían buscar, podrían jamás encontrarlo.
Algo que en estos foros jamás se cuenta, es cuando las personas quedan solas por décadas habiéndose separado por infidelidades.
No es cierto que se rehace la vida, no rehacés nada y mucho menos cuando tenés hijos.
Separarse cuando hay problemas en este caso en particular, es salir corriendo.
Yo pienso que, si realmente querés hacerle frente a un problema del que absolutamente todos los matrimonios atravesamos, necesitás ayuda profesional, terapia individual y terapia de parejas, de esa forma la pareja sale fortalecida o separada, generalmente fortalecida y digo esto porque cuando hay infidelidades, no secesariamente es porque se lleven mal, incluso el vínculo entre ambos suele ser muy bueno, pero hay cosas que por si solos no pueden solucionar.
El asunto es, la pregunta es, tanto para hombres como mujeres, ¿ estás dispuest@ a dejar tu zona de confort que tantos años les costó conseguir ?.....

Tengo 22 años de casada, y te aseguro que jamás hemos sido infieles, hemos tenido miles de problemas pero nunca han sido por una  infidelidad, así que generalizar que todos los matrimonios pasamos x una , no es cierto. 

Sin embargo, yo creo que MUCHOS matrimonios sobreviven y merecen tener nuevas oportunidades despues de una infidelidad, pero en este caso, en particular no.  Este hombre ha sido infiel por mucho tiempo, pero lo más importante es que el mismo reconoce que no ama a su esposa, lo que no ha reconocido es que ama a su amante y se engaña en ello. Aquí no sirve terapias, psicólogos, profesionales que resuelvan este matrimonio porque no hay amor. 

Nadie merece y no es justo vivir un matrimonio sin amor. Es egoísta y triste. Al final, son ambos infelices, arrastrando a sus hijos a lo propio.  

Aqui está la diferencia, en el amor. 

A
angele_721752
6/4/19 a las :26
En respuesta a akram_13094215

Hola... las mujeres son muy vivas y para engatusarlas falta mucho... ellas se las saben todas...mientras uno va, ellas están descansando, por que han ido y vuelto unas 10 veces... 

No necesariamente...las mujeres no "son" de un modo u otro de forma generalizada...como no lo son los hombres....tampoco.

Las conductas que se tienen están en base a valores, algunos educacionales y por vivencias personales y otros sociales, de su entorno...

Hace años, por razón de un trabajo, conocí parejas ya con su edad, de estatus social elevado...hombres importantes que hacían viajes de "negocios" y tenían sus queridas, y algunas de las mujeres con su círculo social de eventos...y que tenían a los suyos. Era algo así, como un secreto a voces, que se respetaba y que se miraba para otro lado..porque les compensaba, por el motivo que fuese y quizás porque no se habían educado en la idea del divorcio.

Y no era cuestión de que las mujeres fuesen muy vivas......algunas lo pasarían mal....a otras les importaría un carajo. Igual que ellos...


 

M
mounim_13665211
6/4/19 a las 4:12
En respuesta a shabir_13663382

Tengo 22 años de casada, y te aseguro que jamás hemos sido infieles, hemos tenido miles de problemas pero nunca han sido por una  infidelidad, así que generalizar que todos los matrimonios pasamos x una , no es cierto. 

Sin embargo, yo creo que MUCHOS matrimonios sobreviven y merecen tener nuevas oportunidades despues de una infidelidad, pero en este caso, en particular no.  Este hombre ha sido infiel por mucho tiempo, pero lo más importante es que el mismo reconoce que no ama a su esposa, lo que no ha reconocido es que ama a su amante y se engaña en ello. Aquí no sirve terapias, psicólogos, profesionales que resuelvan este matrimonio porque no hay amor. 

Nadie merece y no es justo vivir un matrimonio sin amor. Es egoísta y triste. Al final, son ambos infelices, arrastrando a sus hijos a lo propio.  

Aqui está la diferencia, en el amor. 

No es necesario concretar una infidelidad para tener un problema que desencadene una crisis matrimonial, a ver si me entendés voy a ser mas claro.
Basta con que falte algo para sentirte pleno en tu matrimonio para que tarde o temprano conozcas a álguien que te guste en ese momento mas que tu espos@ para empezar a hacer comparaciones y empiecen los desacuerdos.
Una infidelidad sexual/sentimental, empieza mucho antes de que se concrete, empieza con deslealtades de tu pareja, falta de lealtad al compromiso tácito de amor, entrega, comprención, y hacer lo necesario para que tu pareja se sienta plena.
Sería hipócrita decir que en tu matrimonio esto jamás sucedió, pasa en absolutamente todas las parejas hayan infidelidades luego o nó.
La infidelidad sentimental/sexual es el resultado de problemas previos, no la causa de.

A
akram_13094215
7/4/19 a las :16

Hola... no se en que parte dije eso... pss no lo encontré... y pss sufriendo no estoy... pss no te veo a mi lado como para que digas eso... más bien la que sufre eso otra... pero bueno gafas para que leas bien...

R
rquia_13669425
7/4/19 a las 21:10
En respuesta a jacopo_13692541

Soy un hombre casado de 37 años. El matrimonio con mi esposa no es malo, pero hace años que me di cuenta que no la amo realmente. Estoy con ella por mis hijos (4), y porque nos llevamos bien. Ella y yo somos compatibles en la parte intelectual. Tenemos los mismos gustos, las mismas afinidades, somos profesionales de la misma carrera y de la misma maestría. Hacemos siempre todo juntos: vamos a las mismas reuniones de amigos (sus amigos son también mis amigos), corremos juntos... en fin, que en apariencia y ante todo el mundo somos la pareja ideal, muy unida y también unos padres ejemplares.

Sin embargo, aunque la intimidad no es mala entre nosotros, hace años que me siento insatisfecho con este matrimonio. No sé explicarlo en verdad. Yo mismo no puedo entender cómo teniendo todo para ser feliz con mi esposa, simplemente no lo consigo.Como es de suponerse, esta situación me llevó hace años a buscar algo más con otra persona, que llenara ese vacío en la parte sentimental.

Lo que encontré fue una mujer casi 10 años menor que yo, muy guapa. Ella era mi subordinada en el trabajo y al principio realmente no estaba interesado en ella, ni ella en mí. No obstante, el trato continuo y el tiempo que pasaba con ella fue generando de a poco una atracción irresistible entre ambos. Ella realmente tenía mala fama, atribuida a su supuesta experiencia en relaciones con hombres casados, durante algunos años en que fue madre soltera. Yo no la juzgo, simplemente creo que la soledad la llevó a tomar malas decisiones.

Cuando la conocí, estaba precisamente en ese ir y venir, típico de alguien que no tiene claridad en lo que quiere.No creo, personalmente que ella se comportara como una "roba-maridos" cuando se fijó en mí. Lo nuestro se fue dando simplemente como una relación de amistad y apoyo mutuo. Ella era mi confidente de cosas que uno no le cuenta a la esposa, y yo el de ella. Además, siendo su jefe, le apoyaba en lo laboral, le enseñé muchas cosas, la hice crecer profesionalmente y ella siempre me lo agradeció. Como dije antes, al inicio no estábamos interesados el uno en el otro, y aunque ella siempre me pareció atractiva, yo la veía más como una compañera de trabajo un tanto inestable.Pero tarde o temprano sucedió. Las miradas dicen mucho y en algún momento se tornaron en coqueteos. Así fue como pasamos rápidamente a una relación íntima.

Esta primera etapa no duró mucho, pues muy pronto los rumores corrieron y tuve problemas con mi esposa. Es así que decidimos "distanciarnos" (en apariencia al menos) de común acuerdo, y retomar nuestra relación como algo puramente laboral. Ella se enamoró de otro hombre, y luego de otro más. Fue así durante un periodo de 4 años más o menos, hasta que se comprometió con su actual esposo.Curiosamente, durante esos periodos en los que nos mantuvimos un tanto "distantes" en la oficina, para no levantar rumores, nunca dejamos de ser realmente una especie de cómplices. Aunque ella estuviera con otro, manteníamos una estrecha cercanía. Eventualmente nos tomábamos las manos, nos besábamos, coqueteábamos todo el tiempo, en fin, jugueteábamos con la idea de ser algo más que amigos siempre. Y era lindo a fin de cuentas, porque ambos sabíamos que contábamos el uno con el otro, de forma incondicional, pero sin exigencias.

Debo confesar no obstante, que no todo fue dulzura. A mí me pateaba en las entrañas verla enamorarse de otros, me sentí mil veces frustrado, y esa frustración me llevó a desear terminar la relación o complicidad, o lo que fuera que teníamos, cientos de veces. Muchas veces descargué esa frustración con ella, y “terminamos” muchas veces, por algunas horas o días, una y otra vez. Pero el trato cotidiano inevitable entre nosotros, esa continua necesidad de vernos, de tocarnos las manos aunque fuera en simples roces, de hablarnos, de buscarnos, hizo que todos esos esfuerzos fueran inútiles. Siempre terminamos volviendo a esa complicidad que de algún modo nos brindaba un sentido de pertenencia a algo único, clandestino, de lo que nadie, ni remotamente sospechaba. Ante el mundo éramos solo jefe y subordinada, una especie de compañeros que nos teníamos confianza… y nada más.

Tiempo después se comprometió con quien ahora es su esposo. A mí por supuesto me pegó en el hígado su decisión de casarse, pero obviamente no podía exigirle que no lo hiciera. Después de todo, yo estaba casado y no tenía ninguna autoridad moral para pedirle que ella no hiciera lo mismo. Ella deseaba tener una estabilidad, apoyo y compañía que yo sencillamente no podía ofrecerle. Asi que tuve que tragarme una vez más mi frustración al respecto, y aguantar mientras veía cómo se me iba la oportunidad de hacer una vida con ella.Pensé que sería el fin definitivo para nosotros, que ella sentaría cabeza y me diría adiós para siempre. Ocho días después de su boda, nos besábamos de nuevo a hurtadillas. 

Yo seguí enviándole flores anónimamente, que en la oficina atribuían a su marido. Le compraba regalos, ropa, y durante muchos meses volvimos a ser los mismos. Mantuvimos intimidad de vez en cuando, siempre muy discretamente. Y yo fui muy feliz teniéndola así, aunque tuviera que compartirla con su esposo. 

El problema comenzó cuando me ofrecieron otro empleo más atractivo en una nueva empresa del ramo tecnológico, que es mi especialidad. La sola idea de dejar esa empresa me ponía muy triste. No concebía tener que dejar de verla.Cuando se lo conté, me dijo que no lo pensara, que ella quería verme crecer, que no importaba que no pudiéramos vernos a diario, que ella haría el esfuerzo por verme si yo lo hacía también, así fuera unos minutos, alguno que otro día. Ya para entonces tanto ella como yo pensábamos que nuestra complicidad era algo muy fuerte, pues había sobrevivido a muchas cosas, entre relaciones, peleas, celos y desencuentros. Hasta el día de hoy creo que lo que construimos fue muy fuerte. Por eso me encuentro aquí, relatando todo esto.

Fue entonces que comenzó mi tortura, pues con mi partida ella fue promovida también y adquirió mayores responsabilidades. Todo lo que le enseñé rindió frutos. Ella comenzó a destacar y con ello tuvo cada vez menos tiempo para incluso contestar mis mensajes. Poco a poco tuve que ir viendo como se fue desmoronando nuestra comunicación, durante meses, en los que tuvimos muchas peleas y pequeñas reconciliaciones, pero al final, supongo que la distancia hizo mella… Luego, ella conoció a un sujeto que le gustó y aunque siempre me negó sentirse atraída por él, supe por lo que conocía de ella, que se estaba enamorando de nuevo.La última vez que hablamos fue hace dos meses… La reñí por aquel tipo y yo mismo le pedí terminar, por mi propia salud emocional. Ahora estoy escribiendo estas líneas sabiendo que ella quizá ya me olvidó, muy consciente de que es lo correcto seguir así, pero inevitablemente con el corazón hecho pedazos, y con la leve esperanza de que escribirlo y que otros lo lean, sea un acto terapéutico… y liberador.

Hace dos días le mandé un mensaje. Sabía que no debía hacerlo, pero el impulso pudo más que yo. Obviamente no recibí respuesta suya. Me cuesta trabajo creer que simplemente dejó de quererme, que simplemente se olvidó de mí…Evidentemente, es un desahogo. Algo que tengo que escribir, porque no puedo contárselo a nadie. Mis amigos son también amigos de mi esposa, así que, no tengo opciones en ese sentido.

Espero que haya alguien aquí que pueda darme algún aliento… y si no es así, que al menos sirva para no dejarlo guardado en el alma de este pobre tonto. Sé muy bien que he sido sumamente egoísta con mi esposa e hijos. Y el dolor que siento es una pequeña parte del precio que debo pagar por mi deshonestidad. Aún no estoy tan podrido del alma como para no verlo.Sé también que me toca sincerarme con mi esposa, y casi con seguridad la perderé, y muy merecidamente. Acaso estas líneas tenían la intención de que las opiniones objetivas que me habéis dado me sirvieran para darme valor y ser honesto de una buena vez.No me juzguéis tan duro, por favor. Soy simplemente un tipo jodidamente humano, que se enganchó en una relación indebida con la persona indebida. La he fastidiado y es justo que sufra. Soy muy consciente de que debo rehacer las cosas, hacer lo correcto y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen.

mira por algo pasan las cosas,Dios sabe porque las hace,al principio no las entendemos pero luego las cosas se van acomodando poco a poco,fuiste infiel y eso se paga,disculpa que te lo diga pero se paga y tienes que asumir las consecuencias de tus actos,pero no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista,espero te vaya mejor..

L
lorna_9545128
20/6/19 a las 13:36
Mejor respuesta
En respuesta a jacopo_13692541

Soy un hombre casado de 37 años. El matrimonio con mi esposa no es malo, pero hace años que me di cuenta que no la amo realmente. Estoy con ella por mis hijos (4), y porque nos llevamos bien. Ella y yo somos compatibles en la parte intelectual. Tenemos los mismos gustos, las mismas afinidades, somos profesionales de la misma carrera y de la misma maestría. Hacemos siempre todo juntos: vamos a las mismas reuniones de amigos (sus amigos son también mis amigos), corremos juntos... en fin, que en apariencia y ante todo el mundo somos la pareja ideal, muy unida y también unos padres ejemplares.

Sin embargo, aunque la intimidad no es mala entre nosotros, hace años que me siento insatisfecho con este matrimonio. No sé explicarlo en verdad. Yo mismo no puedo entender cómo teniendo todo para ser feliz con mi esposa, simplemente no lo consigo.Como es de suponerse, esta situación me llevó hace años a buscar algo más con otra persona, que llenara ese vacío en la parte sentimental.

Lo que encontré fue una mujer casi 10 años menor que yo, muy guapa. Ella era mi subordinada en el trabajo y al principio realmente no estaba interesado en ella, ni ella en mí. No obstante, el trato continuo y el tiempo que pasaba con ella fue generando de a poco una atracción irresistible entre ambos. Ella realmente tenía mala fama, atribuida a su supuesta experiencia en relaciones con hombres casados, durante algunos años en que fue madre soltera. Yo no la juzgo, simplemente creo que la soledad la llevó a tomar malas decisiones.

Cuando la conocí, estaba precisamente en ese ir y venir, típico de alguien que no tiene claridad en lo que quiere.No creo, personalmente que ella se comportara como una "roba-maridos" cuando se fijó en mí. Lo nuestro se fue dando simplemente como una relación de amistad y apoyo mutuo. Ella era mi confidente de cosas que uno no le cuenta a la esposa, y yo el de ella. Además, siendo su jefe, le apoyaba en lo laboral, le enseñé muchas cosas, la hice crecer profesionalmente y ella siempre me lo agradeció. Como dije antes, al inicio no estábamos interesados el uno en el otro, y aunque ella siempre me pareció atractiva, yo la veía más como una compañera de trabajo un tanto inestable.Pero tarde o temprano sucedió. Las miradas dicen mucho y en algún momento se tornaron en coqueteos. Así fue como pasamos rápidamente a una relación íntima.

Esta primera etapa no duró mucho, pues muy pronto los rumores corrieron y tuve problemas con mi esposa. Es así que decidimos "distanciarnos" (en apariencia al menos) de común acuerdo, y retomar nuestra relación como algo puramente laboral. Ella se enamoró de otro hombre, y luego de otro más. Fue así durante un periodo de 4 años más o menos, hasta que se comprometió con su actual esposo.Curiosamente, durante esos periodos en los que nos mantuvimos un tanto "distantes" en la oficina, para no levantar rumores, nunca dejamos de ser realmente una especie de cómplices. Aunque ella estuviera con otro, manteníamos una estrecha cercanía. Eventualmente nos tomábamos las manos, nos besábamos, coqueteábamos todo el tiempo, en fin, jugueteábamos con la idea de ser algo más que amigos siempre. Y era lindo a fin de cuentas, porque ambos sabíamos que contábamos el uno con el otro, de forma incondicional, pero sin exigencias.

Debo confesar no obstante, que no todo fue dulzura. A mí me pateaba en las entrañas verla enamorarse de otros, me sentí mil veces frustrado, y esa frustración me llevó a desear terminar la relación o complicidad, o lo que fuera que teníamos, cientos de veces. Muchas veces descargué esa frustración con ella, y “terminamos” muchas veces, por algunas horas o días, una y otra vez. Pero el trato cotidiano inevitable entre nosotros, esa continua necesidad de vernos, de tocarnos las manos aunque fuera en simples roces, de hablarnos, de buscarnos, hizo que todos esos esfuerzos fueran inútiles. Siempre terminamos volviendo a esa complicidad que de algún modo nos brindaba un sentido de pertenencia a algo único, clandestino, de lo que nadie, ni remotamente sospechaba. Ante el mundo éramos solo jefe y subordinada, una especie de compañeros que nos teníamos confianza… y nada más.

Tiempo después se comprometió con quien ahora es su esposo. A mí por supuesto me pegó en el hígado su decisión de casarse, pero obviamente no podía exigirle que no lo hiciera. Después de todo, yo estaba casado y no tenía ninguna autoridad moral para pedirle que ella no hiciera lo mismo. Ella deseaba tener una estabilidad, apoyo y compañía que yo sencillamente no podía ofrecerle. Asi que tuve que tragarme una vez más mi frustración al respecto, y aguantar mientras veía cómo se me iba la oportunidad de hacer una vida con ella.Pensé que sería el fin definitivo para nosotros, que ella sentaría cabeza y me diría adiós para siempre. Ocho días después de su boda, nos besábamos de nuevo a hurtadillas. 

Yo seguí enviándole flores anónimamente, que en la oficina atribuían a su marido. Le compraba regalos, ropa, y durante muchos meses volvimos a ser los mismos. Mantuvimos intimidad de vez en cuando, siempre muy discretamente. Y yo fui muy feliz teniéndola así, aunque tuviera que compartirla con su esposo. 

El problema comenzó cuando me ofrecieron otro empleo más atractivo en una nueva empresa del ramo tecnológico, que es mi especialidad. La sola idea de dejar esa empresa me ponía muy triste. No concebía tener que dejar de verla.Cuando se lo conté, me dijo que no lo pensara, que ella quería verme crecer, que no importaba que no pudiéramos vernos a diario, que ella haría el esfuerzo por verme si yo lo hacía también, así fuera unos minutos, alguno que otro día. Ya para entonces tanto ella como yo pensábamos que nuestra complicidad era algo muy fuerte, pues había sobrevivido a muchas cosas, entre relaciones, peleas, celos y desencuentros. Hasta el día de hoy creo que lo que construimos fue muy fuerte. Por eso me encuentro aquí, relatando todo esto.

Fue entonces que comenzó mi tortura, pues con mi partida ella fue promovida también y adquirió mayores responsabilidades. Todo lo que le enseñé rindió frutos. Ella comenzó a destacar y con ello tuvo cada vez menos tiempo para incluso contestar mis mensajes. Poco a poco tuve que ir viendo como se fue desmoronando nuestra comunicación, durante meses, en los que tuvimos muchas peleas y pequeñas reconciliaciones, pero al final, supongo que la distancia hizo mella… Luego, ella conoció a un sujeto que le gustó y aunque siempre me negó sentirse atraída por él, supe por lo que conocía de ella, que se estaba enamorando de nuevo.La última vez que hablamos fue hace dos meses… La reñí por aquel tipo y yo mismo le pedí terminar, por mi propia salud emocional. Ahora estoy escribiendo estas líneas sabiendo que ella quizá ya me olvidó, muy consciente de que es lo correcto seguir así, pero inevitablemente con el corazón hecho pedazos, y con la leve esperanza de que escribirlo y que otros lo lean, sea un acto terapéutico… y liberador.

Hace dos días le mandé un mensaje. Sabía que no debía hacerlo, pero el impulso pudo más que yo. Obviamente no recibí respuesta suya. Me cuesta trabajo creer que simplemente dejó de quererme, que simplemente se olvidó de mí…Evidentemente, es un desahogo. Algo que tengo que escribir, porque no puedo contárselo a nadie. Mis amigos son también amigos de mi esposa, así que, no tengo opciones en ese sentido.

Espero que haya alguien aquí que pueda darme algún aliento… y si no es así, que al menos sirva para no dejarlo guardado en el alma de este pobre tonto. Sé muy bien que he sido sumamente egoísta con mi esposa e hijos. Y el dolor que siento es una pequeña parte del precio que debo pagar por mi deshonestidad. Aún no estoy tan podrido del alma como para no verlo.Sé también que me toca sincerarme con mi esposa, y casi con seguridad la perderé, y muy merecidamente. Acaso estas líneas tenían la intención de que las opiniones objetivas que me habéis dado me sirvieran para darme valor y ser honesto de una buena vez.No me juzguéis tan duro, por favor. Soy simplemente un tipo jodidamente humano, que se enganchó en una relación indebida con la persona indebida. La he fastidiado y es justo que sufra. Soy muy consciente de que debo rehacer las cosas, hacer lo correcto y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen.

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

J
jacopo_13692541
20/6/19 a las 17:06
En respuesta a lorna_9545128

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

Gracias Niki, no he podido acceder al mensaje por cuestiones del certificado de seguridad. Te agradezco el apoyo y tus palabras que no me condenan... También me gustaría charlar contigo. Es algo muy difícil de superar. Y sí, talvez merecemos sufrir, pero quién es nadie para lanzar la primera piedra. En mi caso, me he confesado con mi esposa y ahora mismo vivimos separados. Era algo de esperar. En fin, ojalá el tiempo nos de algo de paz, aunque no de olvido...

B
boi_13136576
20/6/19 a las 19:05

Si te molestan las piedras no seas infiel. Por lo menos eres coherente....aunque tarde. Lo siento por tus hijos. Tu no me das pena, ellos sí.

Y
yun_18414257
21/6/19 a las 5:30

Buenas noches.

Duele, mucho pero ya diste el primer paso reconociendo lo sucedido, eres un ser humano con defectos y nadie tiene derecho a emitir un juicio por que solo tu sabes lo que estas pasando y cargando. 
El individuo en ocasiones no suele ver mas allá de su entorno y lo que puede llegar a provocar en cada decisión. Buscaste alguien que vibrara a la par contigo, sucedio y te queda de experiencia.... ánimo todo sucede por algo....un fuerte abrazo hasta donde estés...

Y
yun_18414257
21/6/19 a las 5:38
En respuesta a jacopo_13692541

Gracias Niki, no he podido acceder al mensaje por cuestiones del certificado de seguridad. Te agradezco el apoyo y tus palabras que no me condenan... También me gustaría charlar contigo. Es algo muy difícil de superar. Y sí, talvez merecemos sufrir, pero quién es nadie para lanzar la primera piedra. En mi caso, me he confesado con mi esposa y ahora mismo vivimos separados. Era algo de esperar. En fin, ojalá el tiempo nos de algo de paz, aunque no de olvido...

Wooo, se debe tener una fuerza interna para afrontar con la cabeza en alto lo sucedido con las personas afectadas. Reflejo de la calidad de persona que eres....

Y
yun_18414257
21/6/19 a las 5:42
En respuesta a lorna_9545128

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

Es verdad quien ha pasado por esto comprende ambas caras de la moneda, pero lo más frustrante es suponer que todo está escrito en el destinó.
Atrevete a retarlo y encontrar tu verdadera felicidad.
 

J
jacopo_13692541
21/6/19 a las 7:38
En respuesta a yun_18414257

Buenas noches.

Duele, mucho pero ya diste el primer paso reconociendo lo sucedido, eres un ser humano con defectos y nadie tiene derecho a emitir un juicio por que solo tu sabes lo que estas pasando y cargando. 
El individuo en ocasiones no suele ver mas allá de su entorno y lo que puede llegar a provocar en cada decisión. Buscaste alguien que vibrara a la par contigo, sucedio y te queda de experiencia.... ánimo todo sucede por algo....un fuerte abrazo hasta donde estés...

Gracias por tus palabras. Es bueno hallar a alguien que simplemente no juzgue tan cruelmente los errores cometidos. Un abrazo!

R
rquia_13669425
21/6/19 a las 9:27
En respuesta a lorna_9545128

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

eres una mierda de persona,pobre marido tener a una basura como tu como esposa,pobre hombre que pecado estara pagando,que bueno que tu amante te haya dejado como la mierda que eres,por traicionera y mentirosa,mujeres como tu deben estar solas siempre,y me alegro mucho que tu amante te haya dejado,revuelcate en tu propia mierda que es lo que eres...

R
rquia_13669425
21/6/19 a las 9:29
En respuesta a jacopo_13692541

Gracias por tus palabras. Es bueno hallar a alguien que simplemente no juzgue tan cruelmente los errores cometidos. Un abrazo!

enamorarse no es un pecado,el error es traicionar,mentir que fue lo que tu hiciste,las cosas caen por su propio peso,y al igual que a la otra traicionera que bueno que los dejaron a ambos,es lo que se merecen...

Y
yun_18414257
21/6/19 a las 13:27
En respuesta a jacopo_13692541

Gracias por tus palabras. Es bueno hallar a alguien que simplemente no juzgue tan cruelmente los errores cometidos. Un abrazo!

Hola.

Al contrario creo firmemente que tenemos la capacidad de evolucionar de manera positiva.
Y juzgar un error, primero no soy nadie para andar descargando mis frustracciones en ti o imponer mi ideología en tu situacion.
Además nadie debe ponerse en el papel de verdugo por que una relación es de dos y si algo faltó es responsabilidad de ambos.
De corazón espero que encuentres tu equilibrio y paz interior.
saludos......

Y
yun_18414257
21/6/19 a las 18:13
En respuesta a jacopo_13692541

Gracias por tus palabras. Es bueno hallar a alguien que simplemente no juzgue tan cruelmente los errores cometidos. Un abrazo!

Te paso mi correo x si gustas platicar Mendozzzza.Mendozzzza@gmail.com
Saludos ..

V
vidala_14787018
8/8/19 a las 9:46
En respuesta a lorna_9545128

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

ya aburres zorra con tus lamentaciones,te usaron afrontalo solo para dar sexo servias,deberia de darte verguenza con marido y de puta,que bueno que te botaron,excelente..

V
vidala_14787018
8/8/19 a las 9:49
En respuesta a lorna_9545128

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

jajaja la zorra botada.

S
sparedes
23/10/19 a las 8:22
En respuesta a lorna_9545128

Solo entiende quien ha pasado por lo mismo. Te he leído varias veces y este es el día en que al igual que tú, yo estoy sufriendo ese mismo vacío por mi amante, un chico unos años menor que yo, también hemos tenido muchas peleas y reconciliaciones, pero la enorme frustración que él siente por mi situación, lo llevó a decirme adiós, porque dice que me ama y que quiere una vida normal conmigo, me ha demostrado que me ama, pero dice que ya no puede más sabiendo que estoy en la casa con mi esposo, y el sólo, extrañandome. Yo si lo amo pero no tengo las agallas para salir de mi zona de confort y además mi esposo es una muy buena persona y nos llevamos bien. Bueno solo tú me entiendes. Te escribí un mensaje privado, espero algún día lo mires y me cuentes cómo va tu vida, me gustaría mucho hablar contigo porque  nadie más entiende esta tristeza que se lleva dentro pero no se puede compartir con nadie. Saludos 😥

deja de andar dando lastima,ridicula...!!

ISDIN Si-Nails

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