Lucia era una joven ejecutiva, estaba en la treintena, tenia un cuerpo cuidado y esbelto, con unas marcadas curvas. Su pelo era largo y ondulado, muy cercano a la cintura cuando lo dejaba suelto.
Aquel día se había vestido de manera mas seria, ya que tenia un asunto importante entre manos. Se puso su americana negra, su blusa entallada blanca que dejaba un poco al aire la imaginación y una falda ceñida por encima de la rodilla. El pelo lo había recogido en una coleta alta y se había echado varias gotas de su perfume favorito.
Llego a aquel despacho y allí se encontró con Raul, un prestigioso abogado con el que debía llegar a un acuerdo. Ese lugar era simple, tan solo había una mesa y dos sillas, y un sillón cercano junto a un a mesita baja.
La reunión iba a ser larga por lo que Raul avisó a su secretaria de que no le pasara ninguna llamada. Ambos defendían su punto de vista con una fuerte convicción por lo que la temperatura de la sala iba caldeándose cada vez mas. Lucia empezaba a derramar sudor por su nuca al igual que le pasada a Raul, por lo que Lucia se quito la americana quedándose en aquella blusa de la cual al quitarse la chaqueta se había desabrochado un botón. Raul se quedo mirando el botón y al empezar a imaginarse qué había debajo, le entraron aun mas calores, por lo que intento acomodarse mejor el nudo de su corbata.
La reunión prosiguió y Lucia se dio cuenta de que Raul no era capaz de estar pendiente del hilo de la conversación, sino que estaba perdido en ese escote, por lo que con una sonrisa picara y acompañándolo de un ¿te ayudo a concentrarte?, se desabotono otro botón mas. En este tiempo algo había empezado a crecer en Raul y ahora ya se había perdido en un divague del que él mismo sabía que no iba a poder salir. Cada vez se intentaba acomodar mas la corbata sin embargo al final opto por quitársela y dejarla en lo alto de la mesa.
La reunión estaba a punto de darse por concluida, ya que Lucia se levanto, cogió la corbata y susurrándole en el oído a Raul un dejame a mi, le tapo los ojos con ella. En ese preciso instante cogió las manos de Raul y le invitó a que le acariciase sus piernas, Raul fue tocando esas medias hasta llegar a lo que intuía un liguero, por lo que con mucho tacto desabrochó, sintiendo Lucia como caían por sus piernas aquellas medias.
Lucia ayudo a Raul a que fuera consciente de sus curvas por encima de la ropa, Raul ya estaba metido en ese divague por completo y de hecho, su interior hablaba por si mismo, aquel bulto parecía tener vida propia. Lucia se dispuso a moverse alrededor de Raul, movía sus caderas alrededor de el, por sus brazos, sus piernas, hasta que llegado un momento se sentó encima de él, tenia su bulto acomodado en su cueva, por lo que comenzó a moverse en un suave vaivén, que acariciaba tela con tela, acurrucó la cabeza de Raul junto a su pecho, para que oliera y sintiera su cuerpo aun mas próximo. Lucia desabotono su camisa y sujetador y se dispuso mediante el movimiento de su cuerpo a pasarlo por los labios de Raul. Él intentaba besar y acariciar cada rincón de esa piel, hasta que Lucia acomodo uno de ellos en su boca y el gozo como si fuera un niño pequeño.
Las manos de Lucia mientras tanto, habían bajado la cremallera de Raul, dejando al aire libre el prisionero que él tenia dentro, lo acariciaba de arriba a abajo, le daba pequeños golpecitos contra su cueva, hasta que levantando un poco su cadera y acompañándolo de un beso en la oreja de Raul, se lo introdujo a si misma. Ambos se estremecieron y gimieron a la par, fue en ese momento donde empezó un rico vaivén, lleno de movimientos y sonidos, esos sonidos que hacían olvidar que justo minutos antes, estaban intentando llegar a un acuerdo. Raul cambiaba de un pecho a otro y Lucia cada vez se movía mas y mas, estaba a punto te alcanzar su clímax, cuando se dio la vuelta, dando la espalda a Raul, fue entonces cuando Raul movía con mas fuerza su cadera y agarro a Lucia de cada pecho, dándole suaves tirones y moviendo cada uno de esos botoncitos que parecían encender a Lucia cada vez mas y mas, siguiendo ese ritmo estaba claro que Lucia no aguantaría por mucho tiempo mas, así que se bajo de encima de Raul y se dispuso a acariciar con su lengua aquella varita que tanto placer le había dado, la recorría en todo su esplendor, se paraba en la punta moviendo en círculos su lengua, saboreando aquellos líquidos que querían empezar a salir. La engullo entera en su boca y comenzó un mete saca que extasió a Raul, que jadeando y quitando la corbata de sus ojos, no quería perder detalle de lo que estaba haciendo Lucia. Ella seguía inmersa en aquel vaivén, para ese entonces ella se estaba acariciando a si misma su cueva, sabia que tampoco duraría mucho, por lo que Raul acompaño los movimientos de Lucia y ambos acabaron a la vez....Fue entonces cuando se levantaron y se tumbaron en aquel sillón de la mesita, y los dos así medio desnudos, pero muy felices, firmaron el acuerdo al que acababan de llegar.