Mi amante se encontraba unos metros de distancia y a dos pisos abajo. Me esperaba ansioso para un buen encuentro de los que tenemos, fogosos y fugaces. Hacia un par de meses que ya nuestros cuerpos no se encontraban, y nuestra relación se había quebrado. Por un mes no hubo intercambio de mensajes, ni nos cruzamos en lugares a los que asistimos con frecuencia ambos. Sin dudas nos evitabamos porque conociamos los movimientos del otro.
Yo me mantuve fuerte, mi terapeuta me había encaminado al buscar relaciones más sanas para mi y parte de eso es que valore a la pareja que tengo a mi lado, que realmente quiero, apreció y siento un amor definitivamente diferente.
Pero tuve unos segundos para pensarlo, algo así como 100 metros y el tiempo que demoras un día de lluvia en subir a buscar 4 preservativos, un vibrador, pasta dental, ropa interior y algo de maquillaje. Nada, fueron menos de 5 minutos. Y lo que no me sucedía antes, me paso. Medite por un instante no irme con él, pero también imagine su rostro de desilusión y no pude mantenerme ya tan firme.
Obviamente no hable al día siguiente nada con mi terapeuta, es que mi vida está yendo tan bien, que no sé porque lo busque. Sólo estoy dandome cuenta que lo que siento por él, después de practicamente dos años y medio, es química, pasión, pero nada de esto tiene que ver con él amor.
Tengo la certeza que no dejaré a mi pareja por él, porqué no es que los comparé, son personas diferentes, pero me estoy dando cuenta que no es lo que yo quiero para mi. No son esos encuentros fervientes los que me motivan a verlo, ya no. Además nunca lograba el órgamo junto a él (excepto el primer día).
No tenemos la conexión que había antes y es super entendible porque nos separamos por un tiempo, pero hay un cambio interior de mi parte. Y es por eso que les cuento y me pongo feliz por estos 60 segundos de indesición.
