La tumba de las luciérnagas

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" La Tumba de las Luciérnagas "


Cuenta la leyenda... No muy lejos de aquí... Que...

Un pequeño aprendiz de caballero que pasaba las tardes con su pequeña amiga, una duende del bosque muy
risueña llamada Meliroon...



El aprendiz, que respondía al nombre de Stabros, estaba secretamente enamorado de la pequeña duende, su
Amor era correspondido, pero no bien visto por ambas especies, aunque a ellos poco les importaba...

Ellos, al margen de las diferencias sociales de los adultos, solían pasar todas las tardes en compañía... En
Un lugar llamado "La tumba de las luciérnagas"... Aunque nunca habían comprendido por qué era llamado
así...

Una tarde decidieron, tras una gran discusión del joven con un maestro suyo, salir a dar un paseo,
estaban muy tristes porque les habían descubierto un regalo que se habían intercambiado, un pequeño
anillo brillante, que cada uno había hecho para el otro con mucho esfuerzo. Fueron entonces a su lugar
favorito, y Meliroon allí se sentó, desconsolada, cosa poco habitual en ella, Stabros se acercó a su amiga,
y levantándole la barbilla le preguntó:

- ¿Qué te pasa?

- Que era la primera vez que me regalaban algo -dijo la duendecilla- y para mi era algo muy especial,
además... Era tan brillante...

- No te preocupes... Yo te conseguiré algo que brille y que pueda ser igual a la luz del afecto que nos
tenemos... Algo mágico, que no nos puedan quitar tan fácilmente...

Meliroon sonrió entonces a Stabros y le dio un beso, susurrándole al oído:

- Algo que sólo sea especial para nosotros...


Que así como Stabros, deseando que el regalo a su amada duendecilla fuese el mejor del universo...

Se acercó a palacio y habló con el gran bardo de su padre, el rey Melibar:

- Gran bardo Heskizar... Quiero preguntaros algo...

El gran bardo le dijo:

- Decidme pequeño príncipe.

- Veréis, es que quisiera saber cuál es el más valioso regalo que mereciese tener la más bella de las damas..

Heskizar le respondió:

- Pues... El amor de su caballero elegido, por supuesto.

El gran bardo sonrió al ver la expresión de Stabros.

- No, no, pero digo algo ... Algo... Mágico... -dijo el joven.

- Pues... -el bardo respondió-: la cosa más bella y mágica que conozco es... El colgante de la Hechicera
Negra...

Strabos quedó asombrado escuchando las palabras del Bardo.

- ¿La Hechicera Negra? -preguntó.

- Así es, dicen que ella robó el colgante a un Hada del lago -dijo el gran Bardo.

- ¿Un Hada del lago? -volvió a preguntar el joven.

- Así es -respondió Heskizar- es mágico porque dicen que hace los deseos realidad... Pero también es maligno,
porque la Hechicera lo embrujó para que nadie osase robárselo.

- Vaya... Interesante... -respondió Strabos.

- Y... ¿Cómo podría yo... Encontrarlo? -preguntó muy interesado Stabros.



- ¡Ni lo intentéis, joven Stabros!

- Pero... Pero.. ¿Por qué? -preguntó el príncipe.

- Porque es muy muy peligroso, no sabéis hasta qué punto es capaz de llegar la malvada Hechicera -le dijo el
Bardo.

- Tranquilo ... No lo intentaré... - respondió Stabros mientras pensaba: (ese colgante será mío... )


El joven, después de hablar con el gran Bardo, fue a ver a su duendecilla amada allí donde siempre se veían,
la duendecilla le miraba con ojos enamorados y él le sonreía como si jamás hubiera visto a nadie mas en su
vida, la felicidad rebosaba pero... Cuando Strabos dijo a su amada que partía a buscar el regalo para ella...
Meliroon se puso triste, no porque supiera que era algo peligroso sino porque sabia que su corazón se
moriría ahogado por la falta de su amado.

Entonces cuando Strabos partió y ella quedó sentada en el
banco de piedra del cementerio de las luciérnagas... Meliroon vio que una anciana se acercaba y no dudó
en preguntarle el motivo del nombre del lugar, la anciana así le explicó:

- Mira hija, aquí venían dos amados a quererse cada noche... Las luciérnagas eran la única luz que les
alumbraba en la penumbra...

Pero cierto día una malvada Hechicera Negra les condenó a estar separados y a que su historia se repitiera
reencarnación tras reencarnación, por eso las luciérnagas murieron, porque sin amor no hay luz.


La joven asustada fue en busca del rey, la idea de que el joven al que amaba había partido hacia la
Hechicera Negra era algo que la atormentaba. Y bien... Después de hablar con el rey ella marchó al lugar
de siempre a esperar como Penélope...


Meliroon esperó y esperó... Mas Stabros no apareció... ¿Qué le debía pasar?... ¿Ocurriría la profecía de nuevo?...



Ella, resignada, esperó... Mas poco a poco se fue apagando. Ocurrencias del lugar que el hermano mayor de Stabros, llamado Gonsac, acudía al paraje para cazar. Comenzó a pasar las tardes en espera de su hermano junto a Meliroon, mas... Algo más que amistad surgió en sus corazones, Gonsac embriagado...Meliroon por Consuelo... En fin... Acabaron amándose...

Mientras tanto Stabros buscaba desesperado por encontrar el regalo para su amada. Con el paso de los
días, se comenzó a desesperar y casi dio todo por perdido, mas una noche, llegó a un castillo sobre el que una nube negra se alzaba: el castillo de la bruja, le dijo su intuición...



Stabros entró poco a poco, espada en mano, todo estaba oscuro, y con sus pasos tanteaba en la oscuridad temiendo qué se fuera a encontrar... De repente dio un paso en falso y comenzó a caer y a caer mientras una risa sonaba de lejos, una risa dulce y extraña... Casi embriagadora. Cuando el joven volvió a recuperar el conocimiento estaba en un gran salón negro, en cuyo centro se alzaba un altar con una joya, un precioso colgante...

Stabros se acercó poco a poco hasta él y alzó su mano para tocar el colgante... Pero cuando sus dedos
tocaron el frío metal sintió cómo todo su ser se desvanecía...


Su cuerpo se encogió, su alma también, todo su mundo pareció agrandarse, en ese momento sólo pensó en su
pequeña duende mientras el pánico se apoderaba de él, cuando consiguió reaccionar, comprendió que se
había convertido... ¡En una luciérnaga!...

Que así como Stabros, convertido en luciérnaga, voló hasta el lugar donde se encontraba su amada
Meliroon. Allí llegó tras vivir en el cuerpo de semejante insecto, batallando con otros de mayor tamaño que él, luchando contra el frío, alumbrándose en la noche con su lucecita... Pero... Cuál fue su desilusiónque al llegar al fin al lugar tan ansiado, halló a su enamorada en brazos de.... ¡Su hermano!. El joven-luciérnaga sintió que moría, la luz que emitía se extinguía por segundos... Se debilitaba...

La pequeña luciérnaga cayó en un pequeño claro, casi sin fuerzas, miró a su alrededor... Su luz se
debilitaba, todo se volvía oscuro, mas pudo ver que en ese claro, cientos de luciérnagas como él yacían
muertas, él no comprendía la escena, sólo quería descansar, su vida no tenia sentido... Meliroon, que besaba a Gonsac, se apartó súbitamente de él...


Corrió por el lugar y cayó de rodillas delante de todas las luciérnagas muertas... Tomó en sus manos a la Pequeña que se apagaba poco a poco...


"Ha amado"... Ella no sabía por qué... Pero lo sabía... Comprendió entonces la historia de la vieja... Por qué
tantas luciérnagas muertas... Entonces... Rompió a llorar... Comprendió el verdadero significado de la tumba de las luciérnagas...

Y con el entendimiento Meliroon sintió cómo una parte de su corazón se desgarraba al tiempo que las
lágrimas caían sobre la pequeña luciérnaga, porque había traicionado al amor, no había resistido la
tormenta de la separación y al final la luz de fuego de su pasión se había apagado... Como la luz de una
Luciérnaga...

FIN

MORALEJA: no traiciones el amor... Trata de tener paciencia... Lucha por él...



Y bueno trataré de tener paciencia aunque creo que es una virtud que no se me da del todo

Un beso a tod@s y que sea un lunes tranquilo

Maely

P.D. Que la historia no es mía, la encontré en la red y quise compartirla con vosotr@s