Llegue puntualmente a las 2:00pm mi primer día de trabajo, iniciamos mi pequeña inducción que no fue difícil para mi aprender cómo funcionaban las fotocopiadoras, pensé que lo importante seria sentirme cómoda y con la certeza de poder hacer lo que requería el cargo.
Pero en este momento no podía pensar claramente en eso, me encontraba en el escritorio de mi nuevo jefe, apoyada con ambas manos en un borde, con toda mi ropa en el suelo, su mano derecha en mi cintura, la izquierda en mi cabello... jalándolo con fuerza, escuchando susurros en mi oído y el escritorio chirriando por el movimiento.
-te va ha ir bien si aceptas ser mi ... dijo Armando acercando mi oído de un jalón a su boca, y dándome una nalgada.
-si, voy a ser tu ... respondí girando mi cabeza con dificultad tratando de encontrar su mirada, pero no tuve éxito.
A continuación apoyo ambas manos en mis hombros, acercándose a mi buscando una penetración más profunda y firme, en un desahogo que me hizo pensar que llevaba un tiempo significativo sin la compañía femenina. Entonces apreté mis piernas haciendo que la fricción fuera mayor, el ritmo era lento y terminaba con un empujón fuerte y un gemido en fuga.
En la papelería se encontraba aquel muchacho del día anterior, se estaba haciendo cargo mientras estábamos ocupados, en mi mente se cruzo la idea de qué tanto podría escuchar. Pero esas ideas fueron interrumpidas por las palabras de Armando.
-me gustan las ... que se dejan dar por el culo- dijo a mi oído, luego hundió un dedo en mi ano lentamente, moviendolo buscando agrandar mi huequito.
Me relaje y me entregue a sus deseos, sus palabras generaron un impacto de quiero que mes destroces, me incline apoyando mis codos en el escritorio, tratando de levantar mi cola; a continuación mi jefe saco su pene y el dedo que tenia en mi ano, colocando cuidadosamente la punta de su verga en la entrada de mi culo, enseguida empujo con fuerza haciendo que la cabeza de su pene entrara.
-le voy a destrozar ese culo, por ... y de un segundo empujón todo su pene entro, con la palma de su mano me dio cinco nalgadas, fuertes y tan sonoras que me salieron gritos moderados que seguramente se escucharon afuera... me sonroje.
Su fuerza y ritmo aumentaron como no lo esperaba, ya mis gritos descontrolados llenaron la oficina, entonces mi jefe con su otra mano tapo mi boca, tomándola con fuerza, lo que hizo que mi mirada quedara fija en el techo, lleve mis dedos a mi clítoris y lo estimule frenéticamente.
Mi culo ardía, estaba incendiándose, pero más allá de padecerlo lo gozaba, quise ser destrozada y la idea de lo genere en mi jefe me derretía; siguió entonces un orgasmo intenso y prolongado que hizo temblar mis piernas y mis fuerzas, me ahogaba, no podía respirar bien.
-le voy a llenar ese culo... de... ufff ...mi semen- su fuerza aumento, sentí que me iba a atravesar, y luego percibí como su semen caliente aliviaba de una manera extraña mi ardor, mi jefe se desplomo sobre mi, mordió mi hombro y dijo:
-tremenda putica- se paso la mano por la frente secándose el sudor que empapaba sus cejas, se incorporo, subió sus pantalones mientras me contemplaba sin fuerzas en el escritorio, apoyando mi mejilla en un montón de papeles desordenados.
No quise moverme, de hecho no podía moverme, me di cuenta de una sensación extraña y placentera en mi ano, una lata sensibilidad me hacia sentir como el semen iba saliendose poco a poco, y haciendo un pequeño charco en la superficie del escritorio.
Pasaron alrededor de veinte minutos hasta que logre incorporarme, limpiarme y vestirme. Salí de la oficina, Camilo estaba sacando un juego grueso de fotocopias de un grupo numeroso de estudiantes, me miro y no pudo sostener la mirada, me di cuenta que sabia lo que había sucedido, pero decidí ignorar la inferencia. Llegaron entonces otro grupo de tres estudiantes que se veían deprimidos.
-buenas tardes, para unas fotocopias del casillero de ingeniería- dijo el mas alto.
-si, buenas tardes, ¿de qué profesor?- pregunte regresando automáticamente al trabajo.
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