No busco críticas ni mucho menos aplausos. Busco sacar todo lo que llevo dentro.
No. No soy perfecta. Sé de mis imperfecciones. De mis errores, de mis defectos. Soy consciente de mis actos y respondo por ellos.
Para los más lejanos a mi, soy una mujer felizmente casada con dos niños maravillosos. No me molestan lo mas mínimo las criticas de esas personas. Porque sin duda, hablan sin conocimiento.
No hay parejas perfectas, por la sencilla razón de que ninguno de nosotros somos perfectos. La felicidad en una pareja, un matrimonio o una relación radica conocer y aceptar los errores del otroe casé muy joven cita, con 21 años. Tengo dos amores por hijos. En la actualidad, tengo 30 años.
Mi vida matrimonial nunca ha sido un camino de rosas. He querido mucho a mi marido. Lo he amado. He intentado hacerle feliz. Hasta que cierto día me he dado cuenta que su felicidad era tenerme enmucho, sin amigos, sin salir, limpiando sobre limpio. Y aun así , siempre había algo que no estaba bien. Llevo aguantado mucho.
Despertar, darle una caricia y recibir desprecios. Me han cogido por los brazos, arrastrándome por la casa cuando he dejado mal aspirada la habitación. Me han cogido por el cuello cuando he llevado la contraria. Me han insultado, día tras día, diciéndome lo poco que valgo. Me han prohibido salir con mi única amiga, la única que me ha apoyado en todo momento.
He tratado, y sólo yo sé cuantas veces de que fuese feliz a mi lado. No pido mucho, sólo tranquilidad, y si me tienen que gritar, que no lo hagan delante de mis hijos. Ellos dos son mi razón de vivir.
Hace dos años apareció en mi vida un hombre. Un hombre que al igual que yo, esta casado. Ese hombre me ha escuchado, me ha abrazado cuando lo he necesitado. Ha secado mis lágrimas. Me ha dado cariño, amor, aprecio. Ha cogido mi cara entre sus manos para besarme mientras lloraba. Ha hecho kilómetros con el único propósito de tomar un café de 10 min a mi lado. Me habla, me llama a cada minuto, para saber como estoy, para recordarme que estoy en su cabeza y sin duda, en su corazón. Se ha acostado a mi lado, acariciando me la cara y abrazandome como ningún hombre lo había hecho nunca. El amor fue apareciendo, fue naciendo en mi interior. La felicidad empezó a germinar. Mis sonrisas llevan su nombre. Hace lo que nadie haría por poder verme. Tenemos momentos únicos de intimidad, aunque no son los que más. Su mirada me transmite amor. Y la sensación es única, maravillosa. Si lectores, me he enamorado. Le amo con todo mi corazón.
No me justifico por nada, sé de mis errores, de lo que yo pensaba de la infidelidad. Pero sin duda, el corazón es libre. Y de ese modo actúa.