Sí, en vez de prometer amor y respeto en diferentes condiciones de vida, esto es lo que el cura debería proponer:
-Fulanita de tal, ¿quieres a fulanito por esposo, y prometes darle placeres maritales, y fregar y planchar, y cocinar y lavar, y ocuparte de los niños, goces de buena salud o estés enferma, tengas o no ganas, sea cual sea el sueldo que él traiga a casa?
-Sí, quiero -diría fulanita.
-¿Y prometes serle fiel y amarle y respetarle y no buscarte a otro más amable y atractivo aunque él sólo se dirija a ti para preguntar donde están sus zapatillas y aunque engorde cincuenta kilos y se convierta en una grotesca caricatura de sí mismo?
-Sí, prometo.
-¿Y juras no aburrirle con conversaciones femeninas ni andar por casa sin arreglar ni rebatir cualquiera de sus opiniones ni protestar porque salga con sus amigos hasta tarde?
-Sí, prometo.
-Bien -proseguiría el cura- Y ahora tú, fulanito de tal, ¿quieres a fulanita por legítima esposa?
-Sí, quiero -diría fulanito
-¿Y prometes procurar encontrar un empleo decente, sacar la basura si te pilla de paso y llevar a tu esposa al hospital en caso de accidente sólo si alguna de sus vecinas no puede ayudarla y no hay partido en la tele?
-Sí, prometo.
-Bien, pues yo os declaro marido y mujer. El beso os lo podeís ahorrar. Que ya somos mayorcitos.