Hola a todos, ha llegado el punto en el que recurro a este foro para conocer vuestra opinión la cual os agradeceré mucho.
Hace 4 días mi pareja y yo rompimos nuestra relación de 2 años, la cual durante el último año ha sido una relación a distancia, viéndonos de media 1 vez al mes por estudios y trabajo.
La decisión digamos que ha sido mutua, realmente ambos estábamos quemados de la situación y no teníamos la misma fuerza que antes, ya que a lo largo de todo el año hemos sufrido cambios que han afectado directamente en nuestra personalidad y ha creado diferencias.
Por un lado, yo me he vuelto más impaciente de lo normal, todo por verlo y estar con él. Mientras que él ha adoptado una actitud de que le agobiaba el organizar cuándo vernos etc. Lo cual ha hecho que, en estos últimos meses, haya sufrido mucho por su actitud de pasotismo: yo sentía que no me quería como antes ni si quiera me trataba igual, lo que hizo alejarme. Él tampoco se sentía a gusto estos últimos meses.
En el momento de romper la relación, ambos coincidimos en que nos queremos, pero que no podemos estar juntos por estas diferencias, y que no es culpa de ninguno de los dos. Sin embargo, yo habría dado mi brazo a torcer para seguir intentándolo, pero él, por su experiencia, piensa y está muy decidido que en un mes volveríamos a estar mal, y que sería equivocarnos.
Yo comparto su opinión, pienso que sería la misma situación y que apenas nada cambiará y que era momento de empezar a ser feliz.
El “problema” que tengo es que aún tengo esperanzas de recuperar lo que teníamos antes de la distancia, y no dejo de pensar en ello. Siento que podríamos cambiar y poner de nuestra parte y que podríamos construir algo nuevo y más fuerte. He pensado en aplicar el contacto cero, obviamente porque es algo muy beneficioso para mi, pero, creéis que es buena idea luchar por ello? ¿Alguien ha vivido algo parecido?
Agradezco que lo leáis, muchas gracias.