En respuesta a liviu_13057752
Saludos a todos.
Se me había ocurrido un experimento mental bastante interesante, lamento que no sea real. No obstante, creo que tiene valor para saber que opinamos todos acerca de qué es posible y qué es imposible cuando dos personas heterosexuales y del sexo opuesto comparten hogar. Incluso podrían ser dos chicos o dos chicas homosexuales, o una chica hétero y un chico homo —o viceversa— y teorizar sobre la primera. En fin, el experimento puede tener muchas variaciones, pero la idea central es la misma: dos personas han decidido compartir casa por los obvios beneficios materiales que genera compartir gastos o porque tienen disgusto por la soledad y piensan que vivir acompañado es más saludable en todo sentido; ellos son amigos —se pudieron haber conocido de cualquier manera: trabajo, escuela, internet, etc.— y son capaces de enamorarse mutuamente o al menos uno es capaz de hacerlo del otro. Se ven todos los días en casa, comparten comida, conversaciones, quehaceres y todo excepto cuartos —y baños, preferentemente—. ¿Es posible que ahí se pueda dar algo más? ¿o, por el contrario, la relación se limitaría a una cálida camaradería? Si ustedes estuvieran en esa situación y la otra persona toma la iniciativa, ¿corresponderían? Les pido que especulen, el tema no tiene desperdicio.
Es un tema súper manido que se plantean todos los solter@s cuando conviven en una alquiler compartido. Y en el erasmus... Que tiempos.