Todo comenzó con mi entrada en una página de contactos, donde estuve algunos meses buscando contactar con mujeres o parejas para sexo sin compromiso.
La cosa iba normal es decir, no contactaba con nadie, hasta que un día ví un correo de entrada de otro usuario con nick de hombre que en el texto decía ser una mujer y que tenía curiosidad por conocerme.
Como podeis entender, con cierta prevención, comenzamos a mandarnos correos, yo siempre desconfiando de que en realidad fuera una mujer, hasta que un día me dio un número de teléfono y para mi sorpresa, era una mujer y tenía un dulce timbre de voz.
Para no aburriros mucho, os diré que quedamos para conocernos en una cafetería, y allí conocí a Mirian. Era, y supongo que sigue siendo, una mujer atractiva, con una melena larga rubia, según ella algo pasada de peso, cosa que a mi me encantaba, y bastante tímida o nerviosa.
Tras charlar durante un buen rato, parecía que así terminaría la tarde, pues yo no quería forzar la situación y ella no se decidía, así que decidimos dejar para otro dia un contacto más íntimo. Yo me ofrecí a llevara hasta la estación en el coche y ella accedio, con lo que fuimos al aparcamiento y entramos en el coche.
Ella seguía nerviosa, yo suponía que algo temerosa, así que para tranquilizarla le puse la mano en el muslo sobre sus vaqueros y le dije:
-No te preocupes, que ya habrá otra ocasión.
En ese momento el sorprendido fui yo, sujetando mi mano la acercó a su sexo por encima de su pantalón y dijo:
-Me apetece mucho, estoy muy excitada
Yo noté el calor entre tus piernas y apreté mi mano contra su sexo, ella gimió excitada.
-¿Vamos a un apartamento?, le pregunté
-Sí, lo estoy deseando, respondió
Fuimos a unos apartamentos que se alquilan por horas y alquilamos uno. Entramos en él ambos excitados, abrazándonos, desnudándonos mutuamente, apresuradamente, quedándonos los dos en ropa interior.
-Voy al baño, dijo ella
Cuando entró, la seguí, estaba sentada en el bidet, lavándose su sexo. Me acerqué y comencé a lavárselo yo, ella separó sus piernas y me permitió acariciarla con mis dedos, cerrando los ojos, echando la cabeza hacia atrás suspirando de placer.
Así tuvo su primer orgasmo, gimiendo y casi gritando, cuando acabó, le dije que me iba a lavar yo, así que cojió jabón, me quitó los slip y comenzó a frotar mi pene erecto, con suavidad.
Tras la limpieza, nos fuimos a la cama, allí tumbados, comenzé a lamer todo tu cuerpo, bueno todo no, no quería mostrarme sus pechos, estaba acomplejada de su tamaño, y yo no quería obligarla a nada, todo llegaría a su tiempo.
Con mi cabeza entre sus piernas me dediqué a lamer los labios de su sexo, introduciendo mi lengua en él haciéndola gemir de placer, pidiendo más, diciéndome que le introdujese mis dedos en su vagina y que los moviese a la vez.
-Cómetelo, no pares que me llega, no pares. Decía con sus muslos sujetando mi cabeza
De pronto gritó y de su sexo comenzó a salir gran cantidad de flujo que chorreaba por mi barbilla pues no daba abasto para bebérmelo.
Tras tener su orgasmo, se giró y se agarró a mi pene, lo llevó a su boca y comenzó a succionar como si en ello le fuera la vida, haciéndome gozar de manera indescriptible para, a continuación, tumbarse abrir las piernas y medirme que la follara.
Naturalmente no me hice rogar, me acoplé a ella y mi pene se introdujo totalmente en ella, comenzando a bombear despacio, pese a que ella quería más deprisa. Yo decidí ir más despacio aún, saliéndome casi completamente de ella para volver a entrar despacio.
-Más deprisa, dame más. Pedía ella
-Tranquila no tenemos prisa, le respondía yo
-Me llega, me llega.
Así despacio, tuvo un nuevo orgasmo, gritando, y quedando desmadejada en la cama y yo dentro de ella.
-Házmelo a gatas, en el suelo
-Claro, como prefieras, le dije
Se puso a gatas ofreciéndome su precioso trasero, y yo no dudé en penetrarla de nuevo.
-¿te gusta?
-Sí, mucho, pero hazlo con fuerza esta vez. Me pidió
Comenzé a moverme cada vez más deprisa, oyendola decir: fóllame, fóllame, eso y la visión de su cuerpo, hacia que me resultara difícil contenerme, y se lo dije:
-Estoy a punto de correrme
-Sigue, sigue, yo también
Acabé dentro de ella, mientras ella tenía un nuevo orgasmo.
Tumbados en la cama, nos relajamos un rato, para ducharnos a continuación y despedirnos hasta un nuevo encuentro. Pero ese será otro relato si este os ha gustado.