De pronto se vio a si mismo en un estado lamentable, deprimido y sin fuerzas, pendiendo atónito de una gran masa de carne... Mayor aun fue su asombro cuando miro hacia abajo; dos tremendas bolas colgaban de su cuerpo, ya las conocía, pero nunca como ahora se le presentaron tan amenazantes.
Sabia que pronto comenzaría la acción y tenia que estar preparado, no le preguntarían nada, debía cumplir sin quejarse. Comenzaría a hincharse morbosamente y a elevar su temperatura. Por orgullo no podía retroceder...A veces diferentes manos lo zamarreaban sin cesar, otras, le colocaban una especie de capullo plástico que lo dejaba sin aliento y sin visión. En ocasiones una maloliente y amorfa cavidad con lengua, labios y dientes lo succionaba con furia.
El escuchaba los jadeos, percibía los olores, pero estaba cansado de servir siempre al placer de otros y decidió rebelarse, decir basta... Su cuerpo se aflojo como nunca, sus músculos casi se paralizaron. En el ambiente crecía gradualmente la tensión, los jadeos cesaron y fueron reemplazados por palabras extrañas. Entonces, todo retorno con mas fuerza..., las manos casi lo golpeaban, la boca impiadosa comenzó a succionarlo furiosamente una y otra vez compulsivamente...
Quería que lo dejaran en paz, necesitaba una pausa, pensar en una salida..., como podría escapar a su destino de gemidos lejanos y fluidos nauseabundos?. Quiso abandonarlo todo pero no pudo, debido a la presión que le imponían, su cuerpo se estaba agrandando nuevamente sin que el lo consintiera. Entre tanto, aquella cosa se acercaba, ya la conocía, pero era como si recién ahora la contemplase por primera vez... La abertura lubrica con sus labios obscenos se lo devoraría nuevamente.
Resignado, comenzó a penetrar en aquella oscuridad realizando los movimientos que tanto había practicado desde muy joven cuando todavía era feliz y no se hacia demasiadas preguntas, todo seria lo mismo hasta que en forma espasmódica, como en un estallido, comenzara a liberar los fluidos que le enviaban sus compañeros de abajo...Todo transcurría como siempre, pero en un momento comenzó a escuchar un leve sonido, una voz dulce que era como una música y que provenía del fondo de aquello. Ayúdame le dijo, libérame por favor... Esa voz (que tantas veces había hablado y pedido auxilio vanamente a artefactos de látex) ahora se dirigía a el. Comprendió entonces que el destino le estaba dando una oportunidad
(Fin de la primera parte).