Y te respondo, volviendo a copiar un fragmento de lo que me has enviado:
podríamos considerar parafílicos a aquellos sujetos cuya activación sexual es ante objetos, sujetos o situaciones que no forman parte de las pautas normativas habituales de excitación sexual. Los parafílicos están sujetos a fantasías o realidades sexuales realmente insólitas, extrañas y relativamente pocos comunes que se convertirán en el foco principal y, a veces, exclusivo de su comportamiento erótico
Mi novio no se activa únicamente ante esta práctica, de hecho es que aún no lo hemos realizado y seguimos teniendo sexo sin problemas. No está sujeto a ninguna fantasía como foco principal, no tiene ninguna enfermedad y me parece flipante tener que defender esto en pleno s. XXI.
Seguimos:
En la CIE-10 (2) los criterios son fundamentalmente tres (F66): 1) Impulsos sexuales y fantasias de carácter recurrente e intenso que implican objetos y actividades inusuales; 2) actúa de acuerdo a los impulsos o siente un marcado malestar a causa de estos y 3) la tendencia se ha presentado al menos durante seis meses.
1) Todo el mundo tenemos fantasías, unas más recurrentes que otras, ¿cuáles son esas actividades inusuales? ¿Quién las dicta?
2) Mi novio no actúa dejándose llevar por ningún impulso, ni por supuesto siente ningún malestar por ello
3) Esto me parece absurdo comentarlo. Antiguamente el porno no existía, ¿se considera por ello ahora un objeto inusual? Hay muchas personas que llevan más de 6 meses usando el porno como foco de placer en soledad. O el cibersexo, más moderno aún.
Más:
A no confundir nunca con los actos parafílicos ocasionales a los que se entregan no pocas parejas que desean imprimir algo de variedad en sus técnicas sexuales habituales. Morder, arañar, observar desnudar al compañero, es algo relativamente habitual y totalmente inocuo en el comportamiento sexual normativo.
Morder y arañar está bien, es "normal". Dar un azote puntual, no. ¿Dónde está la diferencia?