Ernest Hemingway se basó en la humildad como el abono necesario de crecimiento.
La humildad nos habla de liberarnos de lo accesorio para desarrollar lo esencial. Nos invita a darnos cuenta de nuestras limitaciones y tomar conciencia de lo que nos queda por crecer. La expresión sincera de humildad no es signo de ingenuidad o debilidad, todo lo contrario, de lucidez y de fuerza interior.
Lejos de mostrarse frágil, nos ofrece grandeza en la persona que lo manifiesta. Con humildad nace el sentimiento de que siempre hay algo o alguien de quien aprender, la posibilidad de hacer las cosas mejor.
Permita cuestionarnos que se está haciendo y a partir de ahí, enfrentarse a nuevos retos, aprender nuevas lecciones, en definitiva crecer.
La humildad va de la mano del conocimiento y tiene un enorme poder de revelación. Te crea nuevas perspectivas de actuación, que nace de la duda razonable, que te permite reconocer que puedes mejorar. Quizás por este motivo, tiene mucho más que ver con el cumplimiento, que con el éxito, es cumplir con la responsabilidad, con lo prometido, con hacer bien lo que se debe hacer.
Luego el humilde no se distrae en sus logros, sino que sigue disfrutando de su éxito, al que ve no como un fin en sí mismo, sino al que no conviene prestar mucha atención para no despitarnos de nuestro camino de mejora continua.
La vanidad da la espalda a la humildad, mientras que la primera nos aleja, la segunda nos pone en contacto con lo esencial, con lo AUTÉNTICO.
Se manifiesta en las pequeñas cosas, lo simple, esencial, pero de enorme valor para el que lo recibe. Estos detalles, se convierten en regalos al que damos mas valor, por ser auténticos, pues son los que quedan... van mas allá de la materia.
Hoy en día casi todo está al alcance de la mano, sea en efectivo o en cómodos plazos, olvidamos el valor de lo que no se paga con dinero, que no es cuantificable, pero si infinito.
Son detalles prósperos que nutren lo esencial, tanto el que da como el que recibe. No necesitan objetos materiales de intercambio, solamente necesitan disposición hacia el otro. De este intercambio amable, genera crecimiento hacia la confianza, respeto, compromiso, alegría, y mas acitvos intangibles.
Ejemplos como saber escuchar, la gratitud ... brindar a alguien nuestra receptividad, abriéndonos a la necesidad del otro de saberse atendido, respetado, estos son sin duda, gestos de humildad que fertilizan y enriquecen las relaciones humanas, y como estos, interminables gestos intangibles que cada uno dispone, y decide elegir el camino de la humildad o de la vanidad.
