Quiero compartir con tod@s, especialmente con las que son madres, este florilegio de RAMÓN ÁNGEL JARA que titula:
LA MADRE
"Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud; una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer, que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama, y siendo rica, daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo vigorosa se estremece con el vagido de un niño y si es debil se reviste a veces con la bravura de un león; una mujer que mientras vive no sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios. De esa mujer no me exijáis el nombre si no queréis que empape con lágrimas vuestro álbum, porque la vi pasar en mi camino. Cuando crezcan vuestros hijos leedles esta página y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vos y para ellos un boceto del retrato de su madre."
A mí siempre me ha emocionado, lo confieso, su contenido porque se describen en él las virtudes que siempre he reconocido, en mayor o menor medida o con altibajos (las madres también son humanas y por tanto falibles, aunque las sintamos tal y como las describe idealmente Jara), en mi propia madre y en todas las madres. La maternidad siempre me ha producido un respeto reverencial, como supongo le sucedería al poeta Jara que dedicó su escrito al reconocimiento de los valores de la MADRE, y me imagino que como estímulo para que no les flaquee su instinto maternal.
Insisto en que a mí la labor de la madre me parece admirable y digna de todas las loas, ánimos y reconocimientos que se le prodigan, pero como padre tengo que reconocer que siento infravalorada por los vates, poetas y la sociedad en general la labor del PADRE. ¿Tan poco pintamos los padres en el desarrollo y formación de nuestros hijos? ¿No necesitamos también que se nos apoye y se idealicen nuestras virtudes para que nos sintamos obligados a esforzarnos e involucrarnos un poco más? ¡Pues menudo fallo estratégico! ¿Es de extrañar que no nos sintamos motivados? ¡A ver donde están esas poetisas para remediarlo!
Renovando mi deseo de felicidad a todas las madres, un abrazo para tod@s.