Dedicado a i campeón: última parte
ES UN POCO EXTENSA PERO MERECE LA PENA. ESPERO QUE LA DISFRUTEIS
Te sentaste en un taburete para tomar el café y yo me levanté. Te abrí un poco las piernas y me coloqué en medio de ellas dejando que me aprisionaras por ellas y por tus brazos. Tus manos no salieron de mi espalda en ningún momento, subían y bajaban regalándome tus caricias mientras nos acabábamos el café y hablábamos de las cuatro tonterías de siempre, sin quitarnos ojo de encima, sin dejar de provocarnos. Allí había dos mundos distintos, el que dejábamos ver y el que realmente había en nuestras mentes.
Te levantaste y acercándote a mí me diste un beso en los labios
- ¿Qué? ¿Nos vamos? Necesito estar contigo a solas. dijiste mientras mirabas hacia abajo.
Mi mirada siguió la tuya y pude ver como tu miembro estaba erecto, no mucho, pero empezaba a notarse debajo del pantalón. Mi mano se dirigió hacia él para ver realmente su estado. Le metí un pequeño apretón sin hacerte daño y solo pudiste abrir más los ojos y entreabrir tu dulce boca.
- Vámonos anda. te dije cogiendo ya todas mis cosas.
Salimos del local. Tú venías detrás de mí, me rodeaste con tus brazos por las caderas mientras íbamos de camino al coche.
- Deja ahí el tuyo me dijiste yo ya me sé el camino y llegaremos antes.
Asentí girando un poco mi cabeza para darte un beso.
Llegamos a tu coche, y nada más subirnos te agarré por la camisa para atraerte hacia mí. Quería probar tu boca lejos de las miradas. No opusiste resistencia, al revés, colaborabas con la causa. Nuestras bocas se fundieron en un tórrido beso mientras nuestras manos inspeccionaban nuestros cuerpos. Fue un beso cálido y húmedo que junto con tus caricias me empezaban a provocar peligrosamente.
Conseguimos separarnos y emprendimos la marcha, pero mis manos aún no estaban de todo saciadas de ese pequeño tentempié así que la dejé en tu nuca dándote pequeñas caricias.
Tu mano iba en la palanca, hasta que se empezó a deslizar hacia mis piernas y a subir buscando mi entrepierna. Lentamente se fue acercando, cada vez más hasta que los vaqueros te permitieron darte una idea de cómo de caliente estaba. Con tu insinuación mi mano empezó a bajar por tu pecho por dentro de tu camisa que me impedía bajar más y eso no podía ser. A medida que iba bajando iba adelantando trabajo desabrochando los botones de la camisa. Tu respiración se empezaba a acelerar, sabías lo que quería, lo que ambos queríamos y esa noche sí se haría realidad.
Cuando tuviste la camisa de todo abierta mi mano se paseaba por tu pecho con total tranquilidad sintiendo tu calor. Tenía ganas de más, aquello no me llegaba a nada; quería llegar al sitio a dónde me llevaras, y cuanto antes mejor.
Mi boca también quería probarte. Se fue acercando a tu cuello lentamente dejándote sentir sólo el calor de mi respiración. Tu piel se erizaba y realmente empezabas a sentir como tu sexo empezaba a crecer dentro del bóxer. Tu mano se apartó de mis piernas y mientras me pedías que parara que estábamos cerca que serían solamente cinco minutos los que tardaríamos en llegar; pero mis manos y mi boca estaban ansiosas de ti, por lo que seguí atenta a lo que estaba sin hacerte caso a lo que decías.
Me acomodé en el coche más cerca de ti, mi mano izquierda pasó por detrás de tu cuello, mi boca devoraba el lóbulo de tu oreja mientras mi mano derecha paseaba a sus anchas por tu pecho, subiendo y bajando hasta que se paró en la hebilla de tu cinturón.
- No, por favor, solo cinco minutos más y ya estamos.
Seguía sin escucharte mientras mi mano soltaba todo lo que había hasta mi gran premio. Aprovechando un semáforo enrojo solté la hebilla y el botón junto con la cremallera y metí mi mano entre el pantalón y el bóxer. Solo pudiste dejar salir un gemido mientras te acomodabas más en el asiento para permitir que tuviese total alcance. Al arrancar se notaba que tenías prisa por llegar a dónde fuese que fuéramos. Quería sentirlo en mi mano en su pleno esplendor. Ya estaba grande y duro, preparado para todo lo que viniese pero yo quería más. Saqué mi mano y la volví a meter, esta vez por debajo del bóxer, notando como estaba de caliente, tu glande ya empezando a mojarse y tu, gimiendo como un loco, apurando para llegar ya.
De hecho no tardamos mucho en llegar. Giramos en un par de cruces más y me enseñaste el piso a dónde íbamos. Mientras buscabas dónde aparcar mi mano seguía en tu pene aumentándote la excitación. El primer sitio que pillaste te valió, ninguno de los dos estaba en condiciones de andar perdiendo el tiempo. Solo queríamos estar a solas en un sitio tranquilo para poder regalarnos todas las caricias, besos y placer que habíamos pensado en este tiempo.
Nos bajamos del coche y emprendimos el camino hacia el piso. Me volviste a coger por detrás y No te habías abrochado el pantalón, simplemente pasado el cinturón para que no se cayeran, dejándome sentir por completo el roce de tu erección contra mi culo.
Aquello me estaba volviendo loca, sentirlo así, ahí, en mi culo, moviéndose a cada paso que dábamos Abriste el portal sin soltarme y nos deslizamos dentro nada más estuvo entreabierto. En ese momento me diste la vuelta poniéndome de cara a ti.
- Esta noche no te me escapas. y me empezase a besar apasionadamente con tus manos recorriendo mi cuerpo.
Me fuiste llevando de espaldas hacia el ascensor, contra el que me apoyaste, te separaste algo de mí y deshaciendo el nudo de la camiseta empezaste a probar mis pezones ya erectos. El ascensor llegó y pasaste una mano por mi espalda para que no me cayera, guiándome hacia adentro sin dejar de lamer los pechos. Mientras subíamos solo podía agarrar tu cabeza para que no te separaras de mí. Tus manos buscaban más zonas de mi cuerpo por explorar y fueron directas a la cintura de mi pantalón, quedando desabrochado de todo en un momento. Una mano se introdujo dentro y tu cara se quedó delante de la mía. Nos encontramos mirándonos a los ojos mientras tus dedos empezaban a jugar en mi clítoris ya empapado. Se abrió el ascensor y salimos al descansillo hacia la puerta. Me llevabas de espaldas hacia ti sin sacar tu mano de mi sexo. Abriste la puerta y nada más entrar me separé de ti.
- Dame un minuto, quiero que veas una cosa.
Me aparté de ti y me empecé a desnudar. Primero la camiseta, ya desabrochada, me di la vuelta para quitarme el pantalón, dejándote ver mi culito tapado por la fina tela del tanga. Aún de espaldas me solté el sujetador y lo dejé caer al suelo, y cuando eché las manos a las caderas para quitarme el tanga ya te tenía detrás de mí totalmente desnudo. Sentía tu calor, tu erección en mi culo y solo pude dejarme llevar.
- Esto lo saco yo
Me diste media vuelta y empezaste a lamerme los pezones mientras tus manos empezaban a bajarme el tanga. Ibas bajando con tu lengua rozando mi cuerpo mientras tus manos bajaban mi tanga por mis piernas. Al querer sacar los pies de aquella pequeña atadura tu cara quedó justo delante de un sexo totalmente depilado al que le empezaste a regalar tus mejores lametadas.
Al incorporarte me cogiste por la cadera y me llevaste a una habitación donde me tiraste en la cama. Quedé totalmente tendida a tu merced. Me abriste las piernas y te relamiste los labios por aquella raja empapada que tenías enfrente de ti esperando todo el placer que pudieras darle.
Te agachaste delante de mí y me diste un lametón que recorrió toda mi raja. Aquello me hizo dar un gemido que salio del fondo de mi alma. Diste otro y otro y otro, hasta que el clítoris empezó a crecer más de lo que ya estaba. Chupaste mi clítoris como nadie lo hizo, dejándome sentir el calor de tu lengua por todo él. No parabas, cada vez me dabas más y más placer, más y más rápido. Mi respiración estaba alterada, mis manos te apretaban más hacia mí, no quería que salieras nunca de ahí, que nunca dejaras de darme ese placer tan dulce del que estaba gozando en ese momento. Un par de tus dedos se metieron por mi vagina, aumentando mi excitación, mi respiración y mis gemidos, empezando a entrar y salir de ella. Aquello me traía de cabeza. Te sentía dentro de mí dándome un placer infinito al que solo podía rendirme. No tardé en estar empapada. Recogías con tu boca todo lo que de allí salía. El mete-saca de tus dedos y el juego de tu lengua en mi clítoris estaban a punto de llevarme al cielo. Era maravilloso sentir como me lo comías todo, tenerte allí de rodillas recogiendo todos mis flujos empecé a sentir que algo se acercaba, una sensación rara desde algún punto de mi cuerpo. Tu notabas como me mojaba más, como mi vagina se contraía haciendo presión en tus dedos. La sensación se hacía más fuerte, no podía parar de gemir. Te apretaba más y más contra mí, quería que esa sensación se convirtiera en uno de mis mejores orgasmos, y no le faltaba mucho para superar a cualquiera de los que había tenido. Venía lento pero pisando fuerte, me dejaba sentirlo bien Hasta que acercaste un dedo a la entrada de mi ano. Simplemente la tocaba, no llegaba a penetrarme, pero esos toques me volvían loca, tanto y hasta tal punto que me corrí en tu boca. No paraste de chupar ni tus dedos de mete-saca hasta que mis escalofríos fueron yendo a menos hasta cesar.
Al levantarte te pusiste encima de mí y me diste un beso. Grata sorpresa la mía cuando comprobé que traías tu boca llena de mis flujos para compartirlos conmigo. Tenían un sabor raro que no sé como describir, pero hiciste que mi excitación se mantuviera y que buscase mi sabor por tu boca recorriendo toda tu boca con mi lengua.
Te fuiste dejando apoyar encima de mí hasta que noté por completo tu peso y sobre todo como marcaban ya tus caderas un ritmo contra mí para recuperar toda la erección en su esplendor. La notaba contra mi piel, pero necesitaba sentirla dentro. Moví mis caderas levemente y empezaste a entrar en mí. Estaba gruesa, dura y caliente. Sentía como te movías dentro de mí haciéndome gemir de placer aquello me volvía loca por completo. Poco a poco tus embestidas aumentaban, más rápidas, más fuertes al igual que tu respiración en mi cara, y yo no pude evitar tener un nuevo orgasmo.
Te aparté de encima de mí y me puse a cuatro patas, ofreciéndote por completo todo mi sexo. No tardaste ni dos segundos en volver a penetrarme por detrás, entrando hasta lo más hondo. Me agarrabas por las caderas levemente marcándome el ritmo, ambos lo marcábamos a la vez mientras entrabas y salías de mí. Notaba como iba aumentando la temperatura, como cada vez aquello se mojaba más y entrabas y salías mejor y tuve un nuevo orgasmo junto a ti. Ambos nos corrimos a la vez y terminamos tendidos en la cama exhaustos.
Nos abrazamos y descansamos un poco, por que aun nos quedaban ganas de seguirnos disfrutando, después de todo sabíamos que aquello que estaba pasando era una fantasía de ambos que se haría realidad aquella noche y cuando me fuera sería la última vez que me verías.
Repetimos varias veces aquella noche, poco dormimos y mucho disfrutamos de nuestras caricias y besos pero son caricias que quedaron grabadas a fuego en mi piel al igual que tus besos y tu voz.
YoRy21""
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CREO Q ES TODO LO Q PUEDO DECIR, ES UN EXELENTE RELATO DESDE LA PRIMERA PARTE EMPECEA MOJARME Y A IMAGINARME EN TU LUGAR.¡¡¡¡¡¡¡¡¡WOW¡¡¡¡¡¡¡¡¡