Era mi caso
Sabía desde el principio que él en ese sentido no era lo que yo quería, pero me propuse enseñarlo a amar; pecaba de inexperto; supuse que se arreglaría con el tiempo, la experiencia y paciencia. Pero él en lugar de intentar mejorar, lo achacaba cada vez a un nuevo origen: estrés, ansiedad, baja autoestima, etc. Le he avisado que este tipo de problemas, a la larga, puede ser mortal.
Vamos rumbo al descalabro y los dos lo sabemos; pero él no lo quiere aceptar.