Hace dos meses empecé a mensajearme con un compañero de un curso, un hombre casado y con un hijo que lleva con su pareja 23 años. Aunque yo tampoco soy ninguna chiquilla no me di cuenta de mi error hasta que fue tarde (eran mensajes totalmente inocentes sin coqueteo ni más intención que charlar) y él parecía tan formal, centrado en su vida y responsable que nunca imaginé que la cosa fuera a desmadrarse como ocurrió.
Siempre me había mantenido alejada de cualquier hombre con pareja, no ya tanto por cuestiones morales que también sino por el bien de todos, los hombres infieles nunca me interesaron y las complicaciones y sobre todo el dolor que podrían causar mis actos a la otra mujer y a mi no merecían la pena.
Pero esta vez debo andar con la autoestima por los suelos porque el asunto se me escapó de las manos y sin darme ni cuenta estaba sucumbiendo a dejarme abrazar, después besar y a recibirle 3 veces en mi casa (dos de las cuales vino sin mi consentimiento pero acabaron en sexo), escuchando que su matrimonio estaba roto, que se sentía muy solo... y discutiendo con él porque yo intentaba animarle a que hablara con su mujer e intentaran arreglarse y él no se tomaba nada bien que yo le diera indicaciones de su vida, pues yo "no sabía cuánto lo había intentado", y ya no le quedaban ganas.
En menos de un mes (y progresando al mismo ritmo que mi frustracción y mi rechazo a continuar en este rol) empecé a escucharle que se iba a separar, que no me preocupara que no era culpa mía y que yo solo había sido el detonante que había necesitado antes para darse cuenta de que estaba muerto en vida.
Si mi única discusión con él ya era repetirle que no volveríamos a vernos y que no me llamara más salvo cuando llevara un año separado, sus aparentes intenciones de separarse ya me alarmaron del todo y empezó mi dicotomía, balanceándome entre dos temores contrapuestos; por un lado el miedo ante la lejana posibilidad de que de veras él rompiera con su vida por un arrebato para comenzar una relación conmigo, alguien a quien ni conocía (lo que dificultades aparte además ya creía tener claro que yo no quería, pues tras verle durante un mes engañando a su mujer sin aparentes remordimientos yo ya no confiaba en él...)
Y por otro lado me aterrorizaba creer sus intenciones y empezar a desearlas.
Le he dejado definitivamente, le he dicho que incluso olvide esa opción de vernos un año después de separarse porque ya no confío ni estoy interesada en él y porque ya no me gusta.
Pese a que me he cansado de pedirle que no lo haga sigue contactándome con bastante insistencia, y cuando cedo a responderle o verle seguimos discutiendo el asunto, que aunque ya doy por zanjado, como estoy tan frustrada acabo diciéndole cosas dolorosas (creo que no le he insultado pero con la delicadeza que he podido he sido muy sincera) y después él me recrimina que sí le insulto y que con todo lo mal que lo está pasando solo pienso en mi...
Yo me siento manipulada porque no está aceptando mi retirada. También me está causando mucha tristeza esta resignación y sobre todo frialdad que tengo que fingir a ratos... me faltan fuerzas para bloquear sus mensajes y llamadas, a veces lo he hecho pero no lo mantengo más que unas horas.
Yo no me dí el lujo de comenzar una sola conversación, nunca envié yo primero ni un hola, y no sé si será por esa sumisión y plena disponibilidad mía a sus ratos "libres" que siento que estoy enganchada al móvil como una droga, deseando que no me contacte y a la vez deseando que lo haga... estoy totalmente desequilibrada.
Ahora entiendo mucho mejor lo que sufre una amante, porque por mucho que me repito a mi misma que el patrón que lleva conmigo es el del típico marido sin escrúpulos que lo quiere todo, que el hecho es que sigue conviviendo con su mujer y que si por él fuera continuaría con esta relación paralela, a veces me descubro culpabilizándome por no creer en sus palabras y en su dolor y tragándome las ganas de confesarle que no dejo de pensarle...
Es muy desgastante y no logro comprender cómo puedo tener esta obsesión y estos sentimientos encontrados tan fuertes por algo que apenas ha durado un mes. No me puedo imaginar lo que sufren esas mujeres que llevan años queriendo creer lo que ellos les cuentan...
Estos días sobrellevo como puedo mi karma con la poca dignidad que me queda, pero aunque parezca increíble me está costando horrores retomar mi vida, y mientras hasta me tortura saber que hoy él comenzará el fin de semana con los suyos como si nada (acaso soy tan mala persona que no le deseo bien??)
Entonces intento recordar que este tipo de relaciones nacen en el narcisismo, la dependencia y la mentira y no pueden prosperar o evolucionar hacia nada bueno, y ya ni pensar en la dificil posibilidad de que se transformen en amor...
Y así ando, llena de contradicciones internas pero intentando aceptar que mi lucha debe ser por mantener esta coherencia. Pero momentos como ahora dudo, y cambiaría totalmente el enfoque de todo que escribí.