Carta de despedida a mi exnovia - 14 años a tu lado

Sólo quiero publicar la carta que he dejado a mi expareja, y desahogarme abiertamente. Conviví a su lado durante 14 años, llenos de momentos de todos los colores. Hasta noviembre, momento en el que me despedí de una hermosa parte de mi vida. Espero que me perdonéis, pero estoy pasando los peores días que jamás he vivido.

También quiero aclarar que ambos nos conocimos a distancia. Yo soy de muy lejos y dejé todo para irme a su lado. Desgraciadamente, por motivos laborales, tuve que dejar la casa en común durante los últimos 5 años (siempre con carácter temporal, esperando que se ofertara un destino más cercano), alejándome unos 200 kms, y viéndonos durante mis días libres, ocho días al mes, sin tener opción de acercarme nuevamente a ella salvo que perdiese el trabajo, cosa que nunca sucedió. Conoció a otra persona que la enamoró, ocultando el idilio durante 8 meses. Hasta que todo se convirtió en irreversible. Ella no lo confesó. Lo descubrí días después, cuando pasó un extenso fin de semana con su nuevo amor.

Si os preguntáis el por qué la quiero publicar, os diré que porque sé que no la leerá. Sabe que siempre expreso mis sentimientos hacia ella, por escrito, de una forma rotunda. Que le hará enorme daño mis palabras. Lo dijo días antes, cuando fui a recoger mis cosas: "Por favor cuando abandones la casa, no me dejes nada". Y creo que de esta forma, al menos alguien verá como me siento realmente.


Paso a redactar.
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Querida "V", compañera inseparable de un entrañable viaje en común durante catorce largos años. Quiero hacerte saber que esta, por fin, no es una carta como lo fueron las restantes que escribí para ti. Ésta, muy a pesar, es el punto y final de nuestro cuento. La duodécima campanada de nuestro FIN DE AÑO.
A partir de ahora, el destino que aquel maravilloso mediodía de un 20 de septiembre de 2001 nos unió, se ha separado en dos líneas sin cruce futuro.

Antes de proseguir hago un inciso para pedir perdón por mi comportamiento tras la ruptura. Esa actitud estuvo motivada por el deseo irrefrenable de no perderte, de buscar infantilmente la forma de que tu línea siguiese unida a la mía, de que mis sueños, ahora rotos, no se destruyeran. Haz de entender que fue un arrebato justificado ante una situación tan injusta.
¿Por qué justificado? Pues porque tu no fuiste una pareja común como cualquier otra. No. Tu fuiste más que eso. Fuiste la persona que me arrastró completamente enamorado y asustado desde tan lejos. Me acogiste con el amor que hasta ese momento nunca había experimentado. Me enseñaste todo en una relación. Me mostraste todas las sensaciones de la vida. Fuiste la primera y única mujer para mi. Me cuidaste y protegiste, sintiéndote responsable de separarme de la tierra en la que nací. Me llenaste de felicidad. Te convertiste en el pilar fundamental de mi edificio.
Me siento afortunado. Me llevo una magnífica experiencia, única, irrepetible e inolvidable. Llena de anécdotas y complicidades. Tu y yo tenemos infinidad de secretos que quedarán guardados en los más profundo de nuestros corazones.

Dicen que no existe manera alguna de olvidar tu primer amor. Puedes sentirte orgullosa, pequeña compañera, porque eternamente te llevaré en aquella maleta de sueños que traje hasta Madrid una vez. Siempre brillará una pequeña luz en mi interior, alimentada por tu recuerdo. Sólo el tiempo dirá cuantas veces echaré la vista atrás y observaré tu rostro iluminado por esa luz. Y espero que cuando así sea, sonría y con un silencioso grito, exclame "¡Gracias!"
Ojalá tu también me recuerdes como alguien especial. Alguien único.

A pesar de lo ocurrido, entiendo lo que te ha sucedido. Entiendo que llegó un día en el que tu felicidad a mi lado se extinguió, y que tu corazón buscó salida. Sólo pido, por el simple hecho de no poder dejar de quererte, que allí donde le abrieron las puertas, le cuiden. Y que tu sonrisa se mantenga viva. Deseo que ambos podamos cumplir aquellos sueños que permanecían estancados. Aunque siempre creí que aún teníamos tiempo para alcanzarlos juntos, recordando que en una de las cartas que me escribiste, nuestro amor sería "...eterno".

Por último te pido que hagas un esfuerzo y retrocedas hasta uno de los muchos momentos que permanezca en tu memoria, en el que ambos estemos sonriendo y mirándonos con ilusión. Y así y para SIEMPRE, me recuerdes.

- Que el futuro nos recompense,
- que la felicidad nos acompañe.



Y ahora espero que tengas el valor suficiente para continuar hasta el final.

Porque todo lo anterior es como una ilusión. Es mi deseo. La manera ideal de afrontar mi infierno. Sólo por el hecho de amarte tanto. Tengo muy presente que alimentaste un nuevo a amor en silencio, que en mi ignorancia fue creciendo, hablando con él sin decir nada. Faltaste a la verdad sin importar ese valor tan importante para ti que es la sinceridad. Me engañaste con falsos sentimientos. Y una vez que llegaste a tu meta, cometiste tu traición. Olvidando quien era y quien soy. Borrando de un plumazo mi existencia. Dejando de ser alguien para ti. Viendo fríamente como la persona que falsamente querías, sufría en tu presencia. A veces deseo que no te alcance la felicidad, que la injusticia que realizaste te haga caer de la nube, y compruebes que en el pozo donde me dejaste sólo se observa oscuridad. Que haya una divinidad que te castigue. Mereces pasar el dolor, pero sé perfectamente que ni siquiera llorarás. Vives autoengañada, sin remordimientos. Sólo espero que la vida nos ponga a cada uno en su lugar. Y que te enseñe que no es mejor pareja la que no da problemas, sino la que a pesar de ellos permanece a tu lado.


Pero luego reacciono, respiro y regreso al inicio de esta carta. Con los ojos llorosos y una inmensa tristeza. Porque vivo subido en una montaña rusa de sentimientos. Sin dejar de quererte, deseando que regreses a mis brazos, y odiando a ratos al amor de mi vida en el que te convertiste. No sé cuando parará esto. No sé cuando veré luz. Sólo ruego que el tiempo no permita que te odie, porque lo fuiste TODO para mi.


Adiós mi pequeña compañera.

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