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Aventuras de una premamá

Última respuesta: 4 de enero de 2007 a las 21:48
G
guifen_6521570
6/10/06 a las :55


Jamás pensé que me ocurriría algo así, y mucho menos que me gustara y repitiese. Tengo 30 años, estoy casada desde hace uno y en estos momentos embarazada de seis meses.
Todo empezó hace un par de semanas cuando, un fin de semana, quedé con una buena amiga mía para ir a la playa. El primer día fue bastante normal, estuvimos tomado sol en topless y dándonos algún chapuzón toda la mañana. Pero lo curioso vino al día siguiente.

Llegamos un poco tarde a la playa y estaba bastante abarrotada, hacía un día increíble, ni una nube y corría una brisa bastante agradable. Al final encontramos un lugar donde colocar nuestras toallas y bolsas al lado de un chico que tomaba el sol tumbado de espaldas. ¡Y qué cuerpo tenía!. Colocamos todo y nos quitamos pantalón y camiseta y nos quedamos en biquini. Al notar nuestra presencia el chico se dio la vuelta. Por delante aún era mucho mejor: un cuerpo de gimnasio bronceado. Con un diminuto bañador tipo boxer de licra. Nos obsequió con una sonrisa y nos saludó.

Nosotras dos seguimos a lo nuestro. Nos quitamos la parte de arriba del biquini y sacamos unas revistas. De repente el chico me llamó y extrañada me di la vuelta. Me preguntó si era la mujer de Javier , amigos de Laura y Carlos, y sorprendida la respondí que sí. Entonces él me dijo que si no le recordaba. La verdad no caía en la cuenta de quién podía ser. Me dijo que se llamaba Raúl y hacía unos meses habíamos quedado esta pareja, mi marido, yo y él y su pareja para cenar en un restaurante conocido. Hice memoria y ¡Bingo!, lo recordé. En efecto habíamos quedado hacía unos meses, él era buen amigo de Carlos y por aquel entonces fue con una chica bastante agradable. Hablamos un poco de lo que era de nuestras vidas, se sorprendió de que al final Javi y yo nos animáramos a tener un hijo y yo me quedé también sorprendida al saber que ya no salía con aquella chica que llevó a la cena y que estaba compuesto y sin novia. Entonces le presenté a mi amiga en plan celestina para ver si se juntaban. Al final acabamos los tres hablando y comiendo galletas que habíamos traído.
Llevábamos un rato hablando cuando noté que la espalda me empezaba a arder del sol, cogí mi bote de crema y me puse un poco por la espalda pero Raúl me cogió el bote que dejé en la toalla y me dijo: parece que no llegas bien, quieres que te ponga?. Me quedé helada de repente. Miré a mi amiga y su cara era también un poema. Conocía a aquel chico de haberlo visto un par de veces pero no hasta el punto de que me pusiera crema. Lo pensé demasiado porque cuando me quise dar cuenta ya se había colocado detrás de mí y tenia su mano en mi hombro. No supe como reaccionar así que reí como una chiquilla mientras mi amiga se partía de risa con los comentarios de Raúl. Y no me arrepentí. Tenía unas manos enormes que me abarcaban toda la espalda y la verdad es que aquel masaje fue muy gratificante. Luego me pidió que le pusiera a él en la espalda y claro, no me iba a negar.

Después mi amiga y yo nos fuimos a dar un baño para digerir lo que acababa de pasar. Mi amiga no se lo podía creer y yo tampoco. ¿Me estaría tirando los tejos?. La verdad que desde que comenzara a notarse mi barriga de embarazada los hombres ya no me miraban. Pensarían: esta mujer ya esta ocupada, muy atada y con premio. Pero Raúl parece que no se hubiera enterado de mi vientre de seis meses o que no le importara. ¿Y cómo había pasado de mi amiga?. Estuvimos un rato remojándonos y viendo como Raúl vigilaba nuestras cosas. Bromeando sobre lo que haríamos o dejaríamos de hacer con un cuerpo así en la cama y de qué tamaño la tendría. Mi amiga volvió a la toalla y yo me quedé flotando plácidamente hasta que una voz me susurró al oído. Era Raúl, y yo me pegué un susto considerable mientras él se reía de mi expresión.

Hablamos de mi embarazo, mi nueva figura y me pidió tocar el vientre a ver si se notaba algo. No me importó así posó la mano en la zona del ombligo y mientras la desplazaba por toda la barriga me dijo lo bonita que estaba, el morbo que le había dado encontrarme en la playa en este estado. Continuó bajando la mano hasta la braguita del biquini. Le puse la mano encima de la suya y se la aparté. El agua nos cubría a los dos por los hombros. Entonces él cogió mi mano y se la llevó a su pecho. . Tenía unos pectorales bastante marcados. Pasó mi mano por todo su torso depilado, bajó por los abdominales (como me gustó! era una autentica "tableta de chocolate") y continuó bajando por el ombligo hasta alcanzar el bañador. Bajó sobre su boxer de licra y pude notar su inmenso pene erecto hacia un lado.

Su otra mano se posó sobre mi braguita y con el dedo comenzó a juguetear con mis labios. Él me miraba fijamente y comencé a notar un placer increíble. Sin darme cuenta palpaba con mi mano todo su paquete de un lado a otro mientras sus dedos hacían que me trasladara al paraíso. Aquello que había comenzado como un atrevimiento por su parte me excitó como hacia tiempo que no me excitaba nada, ni mis relaciones con mi marido. Con las dos manos me bajó la braguita y sus dedos se adueñaron de toda mi entrepierna hasta encontrar el clítoris. No pude evitar gemir y retorcerme en el agua. El placer era tal que tuvimos que darnos media vuelta, dando la espalda a la orilla. Su pene aún seguía atrapado por el bañador y mi mano que lo palpaba hasta que se lo bajó y dejó en libertad aquel miembro enorme y grueso. Noté que su glande estaba recubierto por piel y tiré hacia atrás para descubrirlo. Él gimió de placer mientras se me acercaba más. Se sumergió bajo el agua agarrandome de las nalgas y comenzó a lamerme los labios y a juguetear con la lengua en mi clitoris mientras le sujetaba la cabeza y me estremecía bajo aquel sol de verano. Tomaba aire y volvía a sumergirse una y otra vez. Notaba el placer en cada uno de sus lametones y como con el dedo me exicitaba más y más hasta el punto de correrme.

Llegó mi turno. Cuando él emergió me sumergí. Agarre su pene y lo chupé una y otra vez mientras con la otra mano le acariciaba el escroto. Tras coger aire dos veces continuamos tocandonos con miradas complices hasta que conseguí que se corriera y una mancha de semen blanquecina salió a la superficie bajo nuestra mirada de satisfación.

Aquel encuentro furtivo en el agua no fue el último.

Ver también

E
edier_8039472
4/1/07 a las 21:48

Y para cuando la 2da parte
y te pregunto por fa , Cuando cuentas el resto del relato ? Aventuras de una premamá"
Enviado por pandy28 el 6 octubre a 00:55

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