Este curso conocí a un compañero de clase nuevo. No era de mi misma ciudad y no conocía a nadie, así que andaba algo perdido. Desde el principio congeniamos muy bien y poco a poco nos hicimos íntimos. Descubrí a un ser excepcional, debo confesarlo. Alguien que merecía la pena en todos los sentidos.
Logicamente una cosa llevó a otra y empezamos a salir. Estuvimos juntos muy poco tiempo hasta que, a la vuelta de unas vacaciones a su ciudad, empecé a notarlo algo raro. No tardó mucho en confesarme que durante esas vacaciones se había reencontrado con una antigua amiga que le había gustado mucho en su momento, pero que no le hacía mucho caso. Yo ya conocía su historia, e incluso él me había confesado que se había encontrado con ella durante las vacaciones. Pero lo que no me había contado era que ella había cambiado de idea respecto a él, que quería empezar algo y le dejaba abiertas todas las puertas. Y aunque no había pasado nada con ella, eso le había hecho dudar de nuestra relación, de lo que sentía por mi. Como es lógico, yo inmediatamente le propuse que lo dejaramos y así fue. Sin embargo, acordamos que nuestra amistad seguía siendo importante y no merecía la pena tirarla por la borda, aunque confieso que a mi al principio me costó bastante porque me gustaba y aún siento lo mismo.
Desde entonces hemos conseguido mantener nuestra amistad en los mismos términos que antes de salir juntos. Seguimos compartiendo cosas, seguimos estudiando juntos, quedamos para salir e incluso bromeamos sobre aspectos y momentos de nuestra relación. Lo único que ha cambiado es que evitamos temas demasiado personales. Durante todo este tiempo yo he ignorado si al final había decidido algo sobre esa chica o no (francamente, no he querido preguntar, aunque me parecía que no estaba con ella). Sin embargo un día me confesó, de manera inocente, que no había vuelto a verla desde esas vacaciones ni a saber de ella, que era solo una amiga y que no se había planteado tener nada más.
Ahora me pregunto qué le pasó realmente conmigo. A veces tengo la sensación de que sigo gustándole, hay momentos en que me trata o se refiere a mi como si aún siguieramos juntos, o que me toca inocentemente, pero como si no pudiera evitarlo. Sin embargo, reconozco que también hemos tenido momentos en los que él podría haberse lanzado si hubiera querido algo más y no lo ha hecho.
Solo una vez en todo este tiempo intenté plantearle el tema...pero no conseguí nada, así que no puedo hablarlo claramente con él.
Qué pensais que puede haberle ocurrido? Realmente estoy confundida y creo que entre todos podríais ayudarme a aclarar mis ideas. Merece la pena que siga pensando en él o continúo con nuestra amistad y olvido cualquier otra idea de volver?
