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Sumisa mia, mi amor...

Última respuesta: 3 de agosto de 2017 a las :37
A
an0N_641574299z
30/7/05 a las 14:29

Vivencias...

Lentamente separo las cortinas que impiden la entrada del sol en la habitación y la contemplo.
Allí desnuda sobre las sábanas con su cabellera revuelta tapándole la cara, en su tobillo derecho aún conserva el pañuelo de seda que utilicé para atarla a la cama, está deliciosamente hermosa.
Abre lentamente los ojos y se despereza sin verme aún.
--- Buenos días, dormilona.
Se gira sobre si misma y me ve allí ante ella.
--- Perdón Amo, me dormí.
Me acerco a ella y sonrió ante su azoramiento por no haberse despertado antes que yo.
Lentamente introduzco mis dedos entre su cabellera y acerco su cara a la mía, beso sus labios largamente, esos labios que me vuelven loco.
Ella enrosca sus brazos en mi cuello y se pega a mi como una lapa devolviendo apasionadamente mi beso.
Antes de morir por falta de respiración, separamos nuestras bocas y la contemplo , aun en su pecho desnudo quedan restos secos del semen que derrame sobre ellos ya de madrugada, después de una larga noche de torturarla con mis lascivas caricias sin dejarla acabar, la llevé al límite en varias ocasiones para luego dejarla sin el supremo placer del orgasmo, se humilló una y mil veces suplicándome, rogándome, volviendo a suplicar, que le dejara, que le diera permiso, solo yo su Dueño puedo concederle este privilegio.
Ya de madrugada, le concedí ese privilegio, deje que su cuerpo estallara de infinito placer cuando la penetré por primera vez en toda la noche, para después esparcir mi semen por su desnudo pecho.
La cojo en brazos y la llevo hasta la pequeña terraza de mi casa de la playa, la dejo sentada en la silla de la mesa donde le he preparado un suculento desayuno.
Envuelta en la servilleta he dejado una rosa roja.
La ve, unas lágrimas escapan de sus ojos, se levanta para arrodillarse ante mí abrazando mis piernas, su voz apenas audible me susurra:
--- Amo, mi Dueño, mi Señor, bendigo el día en que me entregue a ti.
Amo a mi sumisa, soy su Dueño, su Amo, su Señor, me pertenece, yo lo se, ella lo sabe, me respeta, su entrega es total, pero confía en su Amo, sabe que soy justo en mis decisiones, que solo cuando comete errores graves la castigo físicamente, y esto sucede muy de tarde en tarde.
Su cuerpo, hermoso, no es para mí un trozo de carne para machacar, es un regalo que ella me ha hecho, me ha entregado lo único que poseía realmente, ella misma.
Uso ese cuerpo, si, es mío, pero también lo amo; uso a mi sumisa, me pertenece, pero también la amo.
¿Acaso soy menos Amo por ello?, no, creo que no.

Espero les guste.
Besos.
Gabriel

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M
maximo_9609654
1/8/05 a las 16:44

Muy bueno...
Tu relato, denota buenos sentimientos hacia tu sumisa, algo importante y fundamental en la relacion
Saludos!

A
an0N_641574399z
8/8/05 a las 14:09

Sera?...
UN RELATO REAL?...ESTA MUY LINDO DE TODAS MANERAS...MIS SALUDOS.

C
caifen_9721658
18/8/15 a las 22:49

Hermoso
Hermoso relato. Confieso q en el último párrafo lloré. Dichosa la. Mujer q en tratándolo todo sea así d amada y protegida. Pena q en el mundo real no sea así.

B
beryl_8523801
3/8/17 a las :37
En respuesta a an0N_641574299z

Vivencias...

Lentamente separo las cortinas que impiden la entrada del sol en la habitación y la contemplo.
Allí desnuda sobre las sábanas con su cabellera revuelta tapándole la cara, en su tobillo derecho aún conserva el pañuelo de seda que utilicé para atarla a la cama, está deliciosamente hermosa.
Abre lentamente los ojos y se despereza sin verme aún.
--- Buenos días, dormilona.
Se gira sobre si misma y me ve allí ante ella.
--- Perdón Amo, me dormí.
Me acerco a ella y sonrió ante su azoramiento por no haberse despertado antes que yo.
Lentamente introduzco mis dedos entre su cabellera y acerco su cara a la mía, beso sus labios largamente, esos labios que me vuelven loco.
Ella enrosca sus brazos en mi cuello y se pega a mi como una lapa devolviendo apasionadamente mi beso.
Antes de morir por falta de respiración, separamos nuestras bocas y la contemplo , aun en su pecho desnudo quedan restos secos del semen que derrame sobre ellos ya de madrugada, después de una larga noche de torturarla con mis lascivas caricias sin dejarla acabar, la llevé al límite en varias ocasiones para luego dejarla sin el supremo placer del orgasmo, se humilló una y mil veces suplicándome, rogándome, volviendo a suplicar, que le dejara, que le diera permiso, solo yo su Dueño puedo concederle este privilegio.
Ya de madrugada, le concedí ese privilegio, deje que su cuerpo estallara de infinito placer cuando la penetré por primera vez en toda la noche, para después esparcir mi semen por su desnudo pecho.
La cojo en brazos y la llevo hasta la pequeña terraza de mi casa de la playa, la dejo sentada en la silla de la mesa donde le he preparado un suculento desayuno.
Envuelta en la servilleta he dejado una rosa roja.
La ve, unas lágrimas escapan de sus ojos, se levanta para arrodillarse ante mí abrazando mis piernas, su voz apenas audible me susurra:
--- Amo, mi Dueño, mi Señor, bendigo el día en que me entregue a ti.
Amo a mi sumisa, soy su Dueño, su Amo, su Señor, me pertenece, yo lo se, ella lo sabe, me respeta, su entrega es total, pero confía en su Amo, sabe que soy justo en mis decisiones, que solo cuando comete errores graves la castigo físicamente, y esto sucede muy de tarde en tarde.
Su cuerpo, hermoso, no es para mí un trozo de carne para machacar, es un regalo que ella me ha hecho, me ha entregado lo único que poseía realmente, ella misma.
Uso ese cuerpo, si, es mío, pero también lo amo; uso a mi sumisa, me pertenece, pero también la amo.
¿Acaso soy menos Amo por ello?, no, creo que no.

Espero les guste.
Besos.
Gabriel

Saludos!! que hermosooo escrito para tu sumisa 

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