En respuesta a yahia_9403145
De nuevo, yo.
Gracias a todas (porque creo que sois todas mujeres las que habéis contestado) por vuestros consejos. Lo cierto, es que no han hecho más que reflejar los consejos que las personas más cercanas a mi me han dado.
Gracias por añadir nuevas posibilidades o experiencias personales a esta especie de rompecabezas en el que me encuentro.
Lo curioso de todo esto es que no consigo "centrarme". Es como si alguien te diera a elegir entre dos caminos y tuvieras que decidir cual es el correcto. Eso que sólo pasa en la ficción. Pero, que por desgracia he comprobado que también pasa en la vida real.
De lo que si estoy seguro es que hoy, me siento más feliz con la de 40. ¡Bueno!, vamos a ponerles nombres, porque esto de "la de 40" y "la de 30" suena un poco mal. Jejejeje. La primera se llama Juliet y la segunda Laura.
Aunque penséis que estoy loco os voy a contar una cosa que hice el otro día. No se sí, ¿lo habréis hecho alguna vez?. Yo desde luego no lo había hecho nunca. Creo por que nunca lo había necesitado.
La otra noche necesitaba ver a Juliet, hacia mucho que no la veía (por cuestiones de trabajo y la fiestas navideñas). El caso es que cenamos, hablamos y terminé quedándome a dormir. Sólo a dormir. No quería nada más que abrazarla. Supongo que necesitaba sentirla cerca. Supongo que salió a flote mi parte egoísta. Como era de esperar no podía dormir y no se, lo hice de forma instintiva. Me quede casi toda lo noche mirándola. Mirando como dormía. Y pensando en una frase que me había dicho horas antes. No puedes hipotecar tu futuro sí no estás seguro. Pensé mucho en esa frase y pensé, o más bien recordé lo afortunado que hasta ese día había sido por conocerla. Recordé como nos conocimos (fue algo muy especial y gracioso) y como apareció, cuando toda mi vida empezaba a rodar en perfectas condiciones. Cuando me sentía bien. O mejor dicho, me sentía libre. Libre por trabajar en lo que quería y por vivir como quería. No necesitaba nada. Y resulta que estaba equivocado , que realmente sí necesitaba algo.
Algún día tengo que contar como nos conocimos. Para abreviar, yo nunca creí en el destino y desde ese momento cambie mi opinión. En toda aquella noche, había una imagen que no podía quitarme de la cabeza. La primera vez que me sonrió. Giró su cabeza, su pelo corto se giro con ella y vi la mejor medicina del mundo, el mejor pretexto que ha existido nunca para justificar algo y el mejor argumento para cambiarte de opinión; su sonrisa. En aquel momento comprendí que nunca o casi nunca vería algo que superara aquella belleza.
Después recordé muchas de las cosas que habían sucedido desde aquel día y hasta aquella noche. La primera vez que vi a sus hijos, a uno de sus antiguos novios, la primera vez que fuimos juntos al teatro (otra anécdota graciosa), la primera vez que la enseña a bailar, la primera vez que cocine para ella, etc.
A punto de amanecer, me marche antes de que se despertara. Me sentía raro, por haber estado delante de ella observándola. No sabia muy bien si me estaba volviendo loco. Así que, supongo que para volver a justificarme o tranquilizarme le escribí en un papel un poema que para nosotros era muy especial. Puesto que se lo recite en un momento muy especial para los dos.
Hoy me quedaría con ella. Peor que ocurrirá dentro de algunos años. Se que no se puede saber, a lo mejor ya ni existo. Pero no dejo de pensar que cuando ella tenga 50 años, yo tendré 35, y sucesivamente. Y que sus hijos están allí. Que los quiero y me llevo muy con ellos, pero que no soy su padre verdadero. Y supongo que nunca me querrán como tal. Por muchos partidos de fútbol, conciertos, cines o tiendas a los que los lleve. O por muchos deberes que haga con ellos.
Sin embargo, con Laura tengo la posibilidad de empezar una nueva vida. Desde cero, con todo lo que este número conlleva.
Es curiosa la vida, se te complica cuando lo tienes todo (trabajo, dinero, etc).
¡Bueno!, hasta otra.
Mi e-mail es: elquintoelemento@enfemenino.com
P.D.: Para colmo no hago más que ver las mismas películas una y otra vez, y escuchar la misma música.
Al fin encontre la solución al problema.
Me quedo con la de 40.
Iba a contar como he llegado a esa conclusión. Pero veo que poca gente se ha intresado por mi problema.
Sí alguien quiere saberlo, ya conoce mi e-mail.
